LONDRES, 5 ene 2021 (IPS) – Más de un tercio de la población mundial, unos 2700 millones de personas, no ha recibido ningún apoyo monetario público para enfrentar los efectos de la covid-19, de acuerdo de con un informe de la coalición contra la pobreza Oxfam.
La pandemia “impulsó un loable esfuerzo mundial que llegó a más de 1000 millones de personas en materia de protección social a lo largo de 2020 pero todavía hay otras que se han quedado totalmente rezagadas. Esto no tiene por qué ser así”, dijo la directora de Oxfam, Gabriela Bucher, al presentar el informe.
Antes de la pandemia, 4000 millones de personas carecían de protección social, según la Organización Internacional del Trabajo, y el Banco Mundial estimó que, desde entonces, se llegó a 1300 millones con la ampliación de la cobertura de la asistencia social en efectivo, dejando rezagadas a 2700 millones de personas.
“El coronavirus unió al mundo en el miedo, pero la respuesta ha sido la división”: Gabriela Bucher.
El informe “Refugio en la tormenta” analizó las políticas de respuesta a la covid mediante inyección directa de dinero adicional a las familias, a través de prestaciones por discapacidad, desempleo, menores a cargo o pensiones de jubilación.
Las transferencias públicas no han sido suficientemente elevadas como para satisfacer necesidades básicas, según el informe de la oenegé basada en esta esta capital, en conjunto con el grupo de investigación Development Pathways.
En general, el mundo gastó 11,7 billones (millones de millones) de dólares en 2020 para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. De ellos, 9,8 billones (83 por ciento) los gastaron 36 países ricos, frente a sólo 42 000 millones de dólares (0,4 por ciento) que emplearon 59 países de bajos ingresos.
En lo que respecta al dinero adicional destinado específicamente a los programas de protección social, 28 países ricos invirtieron 695 dólares por persona. En cambio, las naciones de bajos ingresos y los países emergentes gastaron per cápita de entre 28 y unos ínfimos cuatro dólares.
Por si fuera poco, los países ricos solamente han aumentado su ayuda a países en desarrollo para financiar protección social en 5800 millones de dólares, lo que equivale a menos de nueve centavos por cada 100 dólares recaudados para hacer frente a la covid.
Por ello, Bucher dio que “el coronavirus unió al mundo en el miedo, pero la respuesta ha sido la división”.
En 126 países de ingresos bajos y medios estudiados por Oxfam, 41 por ciento de los planes de protección social consistieron en pagos únicos, agotados rápidamente, y solo 13 por ciento de los programas duraron más de seis meses. Ocho de cada 10 países no atendieron siquiera a la mitad de su ciudadanía.
Muchos países en desarrollo han podido movilizar ayuda no financiera, como la ayuda alimentaria, pero esta suele ser insuficiente para satisfacer la falta de ingresos y la ausencia de prestaciones públicas de protección social.
Bucher afirmó que la protección social es tanto un salvavidas como un derecho humano, y una de las inversiones más poderosas y asequibles para reducir la desigualdad, la vulnerabilidad, la pobreza y la necesidad.
“Los argumentos a favor de la ayuda exterior, la fiscalidad progresiva y la solidaridad internacional nunca han sido tan fuertes, precisamente por esta época desesperada que estamos viviendo”, comentó.
El informe indicó que la necesidad de mejores programas de protección social para ayudar a la población es enorme, pues 500 millones de personas trabajan menos o se encuentran sin trabajo, y eso afecta a las mujeres el doble que a los hombres.
Los trabajadores de los países de ingresos bajos son los que más han sufrido, ya que perdieron 23 por ciento de sus horas de trabajo, muchas personas se han endeudado o tienen que vender sus bienes o se ven forzadas a saltarse comidas, y el hambre y la pobreza global se han disparado, según el estudio.
Oxfam expuso que los gobiernos deben destinar un dos por ciento adicional de su producto bruto a programas de protección social, y garantizar unos ingresos mínimos a los niños y niñas, las personas mayores, madres y personas con discapacidad.
Adicionalmente propuso la creación de un fondo global para la protección social, como piedra angular para una economía poscovid más igualitaria y resistente, y para evitar un enorme aumento de la desigualdad y la pobreza en el mundo.
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