En un nuevo informe anual, la CEPAL estima que en el 2020 el valor de las exportaciones regionales cayó -13% , mientras que las importaciones se redujeron en -20%.
(22 de enero, 2021) El comercio exterior de América Latina y el Caribe tuvo en 2020 su peor desempeño desde la crisis financiera mundial de 2008-2009 sobre todo a causa de la crisis económica generada por la pandemia global del COVID-19 y las restricciones impuestas por los gobiernos para frenar su propagación.
Según nuevas proyecciones de la CEPAL, se estima que el valor de las exportaciones regionales disminuyó un -13%, mientras que las importaciones se redujeron en -20% durante el año 2020, señaló hoy el organismo de las Naciones Unidas al dar a conocer una nueva edición de su informe anual Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2020.
La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, presentó en conferencia de prensa el documento, en el cual se indica que esta contracción del valor exportado es menor que la proyectada a comienzos de agosto del año pasado (-23%), cuando se dio a conocer el Informe especial COVID-19 N⁰ 6 de la institución, ya que en ese momento aún no se evidenciaba el repunte de la demanda en los principales socios de la región, especialmente China.
“Es necesario profundizar la integración para impulsar la recuperación regional”, declaró Alicia Bárcena en la presentación del informe. “La región se ‘desintegra’ comercial y productivamente desde mediados de la década pasada, coincidiendo con su menor crecimiento en siete décadas. Esto es muy preocupante, porque el comercio intrarregional es el más conducente a la diversificación productiva, la internacionalización de empresas (especialmente mipymes) y la igualdad de género”, agregó.
Por ello, la CEPAL insiste que para revertir la desintegración, es importante avanzar en una agenda compartida sobre facilitación del comercio, infraestructura de transporte y logística, y cooperación digital para generar sinergias regionales en sectores dinamizadores claves, indicó la alta funcionaria de las Naciones Unidas.
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“Es urgente revigorizar la integración regional para apoyar la recuperación post pandemia”, insistió Bárcena. “Se requiere una mayor convergencia entre los distintos mecanismos de integración para superar la fragmentación del mercado regional y apoyar una recuperación sostenible e inclusiva. También es clave impulsar la participación de las mujeres trabajadoras y emprendedoras en sectores dinamizadores y en las cadenas productivas regionales para una recuperación transformadora con igualdad de género y sostenibilidad”, enfatizó.
Según el informe, la pandemia del COVID-19 ha intensificado varias tendencias que ya se perfilaban en el comercio mundial, entre ellas las tensiones comerciales y tecnológicas entre Estados Unidos y China; el creciente nacionalismo económico y la conflictividad en las relaciones comerciales; el debilitamiento de la cooperación multilateral; la digitalización de la producción y del comercio; y la tendencia a la regionalización de la producción mediante el nearshoring (ubicación de proveedores en países más cercanos al mercado objetivo) y el reshoring (relocalización de procesos productivos y tecnológicos estratégicos al país de origen).
El documento señala que la recuperación de los precios de los productos básicos y el aumento de la demanda en Estados Unidos, China y Europa han generado condiciones para una incipiente recuperación de las exportaciones regionales desde la segunda mitad del año 2020. No obstante, dicha mejora se encuentra sujeta a una considerable incertidumbre, debido a los rebrotes que han ocurrido en varios países y la lentitud del acceso a la vacunación.
Para el año 2020, las estimaciones de la CEPAL por subregiones indican que Centroamérica exhibió la menor caída de sus exportaciones, de -2%. Esto se debe en buena medida a que el comercio entre los países centroamericanos, que representa alrededor del 25% de las exportaciones de la subregión, se concentra en productos esenciales, tales como productos agroalimentarios y farmacéuticos. En tanto, el comercio de América del Sur y México marcarían cada uno una contracción de -13% (similar al promedio regional), y el Caribe de -16%.
El informe presenta por primera vez un capítulo especial sobre las desigualdades de género en el comercio internacional. Destaca que la especialización productiva y comercial combinada con la segregación de género en el mercado laboral condiciona la cantidad y tipo de empleo de las mujeres en el comercio internacional. En 2018, de acuerdo con información disponible para diez países de América del Sur y México, una de cada diez mujeres ocupadas estaban en sectores asociados a las exportaciones. Además, las mujeres se concentran en pocos sectores (industrial textil y confección y en algunos servicios como el turismo), mientras que los hombres están distribuidos en todos los sectores exportadores.
Asimismo, debido al COVID-19, el cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad y la caída del comercio impactan a las trabajadoras y empresarias vinculadas al turismo (a nivel regional y en especial en el Caribe) e industria textil y confección para la exportación (en particular en Centroamérica y México).
De allí que la CEPAL recalca que se requiere fortalecer la integración y complementación productiva regional asegurando la participación de las mujeres en sectores estratégicos para el cambio estructural con igualdad de género en un mundo post pandemia. También es necesario analizar los impactos distributivos de las políticas comerciales desde una perspectiva de género, asegurar la coherencia normativa entre las reglas comerciales y los compromisos con los derechos humanos de las mujeres (CEDAW, Plataforma de Beijing y Agenda Regional de Género), incorporar disposiciones de género en acuerdos y disciplinas comerciales, y garantizar el acceso de las mujeres al crédito, las tecnologías y el empleo en sectores dinamizadores y apoyar la internacionalización de las empresas lideradas por mujeres.