Este es un artículo de opinión de Anis Chowdhury, exprofesor de economía de la Universidad Occidental de Sídney y quien ocupó altos cargos en la ONU entre 2008 y 2015 en Nueva York y Bangkok, y de Jomo Kwame Sundaram, exprofesor de economía que fue secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico y recibió el premio Wassily Leontief por promover un pensamiento económico sin fronteras.
SÍDNEY/ KUALA LUMPUR, 23 feb 2021 (IPS) – La negativa de los desarrolladores de vacunas a compartir los resultados de sus investigaciones, financiadas con fondos públicos, impide que haya más amplia y asequible inmunización para contener rápidamente los contagios de la covid-19, que la última semana de febrero había infectado casi 112 millones de personas en el mundo y causado la muerte de 2,5 millones.
Los retrasos evitables en la vacunación están imponiendo cargas terribles a la economía mundial y al bienestar humano, y la perturbación económica exige más medidas de socorro y recuperación. Han costado 28 billones (millones de millones) de dólares en producción perdida a nivel mundial, y los países industrializados se han contraído siete por ciento en 2020.
Retrasos evitables en la vacunación
Las capacidades nacionales para hacer frente a la pandemia han sido determinadas en gran medida por los medios y el poder. Por lo tanto, el acceso a las pruebas de covid, tratamientos, equipo de protección personal y otros suministros para la pandemia ha estado muy deficiente en la mayoría de países de los países pobres del Sur global.
Con las tasas de vacunación actuales, tomaría “no uno o dos años, sino seis años” alcanzar la cobertura global de 75 %, que actualmente se considera el mínimo para lograr la “inmunidad de grupo » contra la covid.
Las protecciones de patentes, las limitaciones en la producción de vacunas y la lucha de los países ricos privarán a más de 85 países pobres del acceso público a las vacunas antes de 2023. Hasta mediados de febrero, no se había administrado una sola dosis en 130 países con 2500 millones de personas.
De las más de 131 millones de dosis disponibles hasta el 8 de febrero, Estados Unidos, China, los 27 países de la Unión Europea (UE) y Reino Unido tenían 78 %, mientras que África tenía 0,2 %.
Mientras tanto, la Unión Africana solo ha pedido menos de la mitad de lo que necesita para alcanzar la inmunidad colectiva, es decir, solo 670 millones de dosis. Mientras tanto, además de Brasil, otros países latinoamericanos solo tienen 150 millones de dosis, que alcanzaban para menos de una cuarta parte de su población.
Déficit de suministro
Para fines de 2021, la capacidad global total de los 13 principales fabricantes de vacunas para la covid aún estaría muy por debajo de las necesidades de los casi 7700 millones de personas del mundo. Incluso si todos producen a su máxima capacidad, una quinta parte de la población mundial no tendría acceso hasta 2022.
Los países ricos continúan oponiéndose a la propuesta de Sudáfrica e India de suspender temporalmente las patentes de las vacunas, para favorecer un rápido incremento de la producción de vacunas genéricas, mediante exenciones de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), vigentes desde 1994.
Por lo tanto, el “catastrófico fracaso moral “resultante se debe principalmente a la maximización de las ganancias de los proveedores de vacunas, lo que también limita los suministros y el acceso. Mientras tanto, las compras “excesivamente excesivas” de vacunas de los países ricos les permiten inmunizar a sus residentes varias veces.
Estados Unidos pronto tendrá dosis suficientes para inmunizar dos veces a su población, mientras que Canadá y Australia han reservado vacunas suficientes para proteger a sus habitantes varias veces.
Excepcionalmente, Nueva Zelanda, que también adquirió dosis que superan varias veces las necesidades de su población, es el único país rico que informó que compartirá los excedentes con islas vecinas del Pacífico.
Escasez y precios manufacturados
Las necesidades de la población mundial superan con creces en la actualidad la oferta disponible de vacunas.
Los países de ingresos medios se han sumado a la lucha, haciendo onerosos acuerdos directos y unilaterales con los proveedores de vacunas, generalmente en peores condiciones que si hubieran negociado colectivamente.
Como era de esperar, los precios de las vacunas varían considerablemente, en más de 12 veces, de seis a 74 dólares estadounidenses por cada dosis.
Dado que los países no han publicado los detalles de sus contratos, la falta de transparencia ha permitido abusos en términos de los proveedores de vacunas para acceder a ellas. Y cuando se les obliga a cumplir con las solicitudes de la Ley de Libertad de Información, los documentos se redactan en gran medida antes de su parcial publicación.
Una transparencia tan limitada facilita el “imperialismo de las vacunas», ya que el “nacionalismo de las vacunas” de las grandes potencias impide el acceso de otros a sus acuerdos. Por ejemplo, tras su disputa con la firma farmacéutica AstraZeneca, la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, prohibió las exportaciones de vacunas producidas en sus países fuera del bloque.
El doble rasero
De hecho, la observancia transfronteriza de los derechos de propiedad intelectual (DPI) es relativamente reciente. Las grandes farmacéuticas presionaron con éxito a sus gobiernos para que se incluyeran en los Adpic en los documentos de la fundación de la OMC de 1994.
Esto fortaleció y amplió considerablemente los derechos de propiedad intelectual a nivel transnacional.
Ahora, mientras se disputan estos acuerdos no transparentes, los políticos europeos están amenazando con “apropiarse de patentes”’. Charles Michel, presidente del Consejo Europeo de la UE, advirtió sobre las “medidas urgentes” que exigen licencias obligatorias, previstas por el Tratado Europeo.
Esto requeriría que los desarrolladores de vacunas faciliten la producción de genéricos, que la propuesta de exención temporal de los Adpic respaldada por los países en desarrollo busca para todos los países. Sin embargo, la UE, otros países ricos y sus aliados todavía se oponen a la solicitud de permitir una rápida ampliación de los suministros de vacunas asequibles.
Desarrollo de vacunas con financiación pública
Para acelerar el desarrollo de vacunas, los gastos y riesgos han sido asumidos principalmente por los gobiernos, más que por los laboratorios desarrolladores o la financiación privada. Los seis principales desarrolladores de vacunas candidatas ya han recibido más de 12 000 millones de dólares de dinero público, a veces con poco que mostrar.
De los más exitosos, la estadounidense Moderna recibió 955 millones de dólares para investigación y desarrollo más un compromiso de compra previo a la comercialización de 1530 millones de dólares. En Europa, Pfizer/BioNTech obtuvo 456 millones de dólares del gobierno alemán y otros 122 millones de dólares para refinanciación de deuda del Banco Europeo de Inversiones.
Sin embargo, a pesar de la financiación pública masiva, los desarrolladores de vacunas conservan el derecho de monopolio de la propiedad intelectual a obtener beneficios. Por lo tanto, la perspectiva de enormes ganancias de los ingresos por ventas de vacunas en 2021 de casi 40 mil millones de dólares está retrasando el progreso contra la covid.
La codicia mata, al menos que…
La británica AstraZeneca prometió a la Universidad de Oxford no beneficiarse de sus vacunas de covid “mientras dure la pandemia”. Sin embargo, sus contratos le permiten declarar el fin de la pandemia a mediados de 2021. Entonces podría cobrar precios más altos por las vacunas desarrolladas con dinero público para la universidad.
La vacuna AstraZeneca se “distribuyó” en la población sudafricana. Sin embargo, está pagando 2,4 veces más que la UE: 5,25 dólares en comparación con 2,16 dólares.
Este hecho burla sus promesas de “beneficios compartidos” y prioridad de “acceso posensayos”. Mientras, da la vuelta a “la capacidad de pago” y como resultado Uganda está pagando 20% más que Sudáfrica por su vacuna.
Con la mayor capacidad de fabricación de vacunas del mundo, el Instituto Serum de India tiene varios contratos para producir la vacuna AstraZeneca para diferentes países. En India, su compromiso es vender 90 % de su producción al gobierno y 10% al sector privado a un precio más alto.
La exención puede acabar con la pandemia
Las vacunas producidas genéricamente a mayor escala serían mucho más asequibles, lo que permitiría una contención más rápida del contagio, las infecciones, las muertes y las alteraciones. Hasta que se logre la inmunidad colectiva a nivel nacional y mundial, la prioridad en la asignación debe basarse en la necesidad urgente, en lugar de la capacidad de pago o la fuerza política.
La mejor manera de avanzar ahora es la propuesta de exención temporal de los Adpic, todavía bloqueada por los gobiernos de los países ricos en la OMC. Permitiría a todos los países fabricar o comprar vacunas “genéricas” de forma asequible.
Esto aceleraría de manera más eficaz la contención de la pandemia con la menor pérdida de vidas y medios de subsistencia y avanzar sólidamente en la recuperación pospandemia, que necesitan tanto las economías y sociedades del Norte industrial como el Sur en desarrollo.
Articulo publicado originalmente en www.ipsnoticias.net/