“Nada puedo ofrecer aparte de sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” Esta oración, pronunciada por el primer ministro ingles Sir Winston Churchill, ante la Cámara de los Comunes en plena segunda guerra mundial, nos impactó desde la primera vez que la leímos.
Es muy raro escuchar un político hablar con sinceridad y con el corazón en la mano, de la forma que lo hizo Churchill en esa ocasión. Regularmente buscan a quien achacarles todas las tragedias de una nación en un momento determinado. Siempre los culpables son los gobernantes salientes. Esto deriva en que, siendo consecuente con ese predicado, cambian la mayoría de las iniciativas de las pasadas autoridades y todo lo comienzan de cero. Con esta manera de hacer las cosas nos mantenemos girando en una noria interminable de irrealizaciones.
Presidente Luís Rodolfo Abinader Corona, usted ha tomado la responsabilidad de dirigir nuestro país en momentos sumamente difíciles. Eso lo sabemos. En consecuencia es necesario el concurso de todos nosotros, gobernantes y gobernados para que cada uno ponga su granito de arena y que esta gestión pueda salir de la situación calamitosa en la que nos encontramos con las menores heridas posibles.
Salir ilesos es pedir un milagro, pero sin el concurso de los que tienen experiencias en las distintas ramas de la dirección del Estado, es muy difícil obtener por lo menos alivio. Por lo que le solicitamos, no que pondere los logros de la pasada administración del Partido de la Liberación Dominicana, algo que no se estila en nuestro medio, sino que deje de tergiversar números y situaciones.
No vamos a analizar todo su discurso, pronunciado el pasado 27 de febrero, pero hay algunas cosas que sí debemos señalar. Usted afirmó que, el sector agropecuario estaba endeudado y desmotivado, fruto de un modelo económico que favorecía el consumo de bienes importados en detrimento de la producción nacional.
Nada mas alejado de la verdad. La República Dominicana producía, antes de la aparición del Covid-19, el 85% de los productos agropecuarios que consumía. En algunos casos, como el arroz, los huevos, el pollo y los plátanos, el país alcanzó el 100%. Esto fue ponderado por entidades internacionales entre ellas la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO y prueba de ello es que en pleno pico de la pandemia, cuando todos los puertos y aeropuertos estaban cerrados, nuestro pueblo no padeció de carestía, ni un solo día, en ningún rubro de la canasta familiar.
Atreverse a decir que las reservas del Banco Central son las mayores en la historia del país, es una audacia sin precedentes, sobre todo viniendo de un gobierno que se convirtió en el que más dinero prestado ha tomado a la banca extranjera en el menor tiempo. Al punto, que se han pagado intereses por créditos que todavía no hemos utilizado.
La faceta de ciencia ficción de esta administración, tampoco la conocíamos. Decir que se van a instalar cámaras de reconocimiento facial en la frontera o es un desconocimiento total de como trabajan estos artefactos o una tomadura de pelo a la población. Porque, ¿dónde está la base de datos con las que van a comparar las fotos de los rostros que se capten? ¿No acabamos de anunciar que el gobierno dominicano se va a meter en el lio de apoyar la cedulación con documentos de su país, de los ciudadanos haitianos ilegales que se encuentran en nuestro territorio. pues en Haití la mayoría carecen de identificación nacional?
Presidente Abinader, la campaña pasó. Dejémonos de dibujar pajaritos en el aire. Aterricemos. El tiempo no es para tomar pinceles y lienzos y comenzar a trazar fantasías en la mente de un pueblo que estoicamente ha soportado esta desgraciada penuria. Pues como dice un refrán, muy popular de hace unos cuantos años, “el pintar una paloma, la pinta cualquier curioso. Pero es lo dificultoso, pintarle el pico y que coma”.