El consumismo irresponsable inyectó en la población una cultura en la que se presentó esta cultura como arcaica, la realidad ha hecho indispensable volver a ella, por eso las grandes cadenas o clubes de compras, han vuelto a emplearlo por entender que con esa actitud, se ayuda al planeta y a las especies que en el mismo habitan.
Consumers Internacional (de la que es parte en el plano local la Fundación por los Derechos del Consumidor, Fundecom), tiene como plan estratégico para este año 2021, particularmente con ocasión del 15 de marzo, que es el Día Internacional del Consumidor, una campaña contra el plástico en tanto y cuanto elemento de consumo que se ha convertido en la mayor amenaza contra el ecosistema y el habita humano y de las demás especies vivas sobre la tierra. Consistente en lo que ha denominado “El Plan de las 7R”, consistente en renovar, rechazar, reducir, reutilizar, reciclar, reparar y reemplazar los envases plásticos que utiliza el comercio y que el consumidor es el destinatario final y, por tanto, responsable de que el Plan de las 7R, se cumpla.
Recuperar es invitar cordialmente a los consumidores, a no avergonzarse por la reutilización que hagan de sus productos plásticos incluidas fundas y botellas de toda naturaleza. Más bien, este re-uso debe caracterizar al ciudadano responsable y respetuoso del planeta; rediseñar es comprar productos desnudos con el propósito de emplear empaques reutilizables para cargarlos o bien para usarlos mientras se mantengan firmes; reducir es sustituir productos de plásticos de un solo uso por otros que sean reutilizables como el macuto; reutilizar es prolongar la vida útil de un producto o empaque a los fines de sacar de este el mayor provecho posible. Es decir, aplicar a las botellas plásticas u otros objetos de este material tantos usos como sea posible tratando de evitar lanzarlo a la basura; reciclar es que cada envase plástico contenga su ADN de uso, es decir que su etiquetado indique la cantidad de veces que puede ser reutilizado; reparar es tratar de sobreponerse a la obsolescencia programada o no, por medio de reparaciones que alarguen la vida útil de juguetes, electrodomésticos y demás artículos de plásticos y de alta tecnología, evitando así que vayan a parar a la basura. Esto evita el consumo desenfrenado que tanto daño hace al planeta porque los medios publicitarios llaman a usar lo nuevo y a convertir en basura no degradable artículos cuyo potencial de uso no ha caducado todavía; renovar consiste en dar un uso adecuado a envases y botellas que todavía pueden tener un uso aun sea diferente al que en su origen tuvo.
Obvio, el comercio debe contribuir a ello. En buen dominicano, se está invitando a volver a usar “El Macuto” o bolsa reutilizable junto a las árganas en el campo cuando se va de compra. Antes, en los campos, desde que un campesino tomada en sus hombros su macuto, todo mundo sabía que iba de compra, probablemente, al pueblo más cercano.
El consumismo irresponsable inyectó en la población una cultura en la que se presentó esta cultura como arcaica, la realidad ha hecho indispensable volver a ella, por eso las grandes cadenas o clubes de compras, han vuelto a emplearlo por entender que con esa actitud, se ayuda al planeta y a las especies que en el mismo habitan. Se debe conseguir que la gente, cuando va al colmado como al mercado, vaya con su macuto. Es lo mejor, más sencillo y práctico que se puede hacer en defensa de la vida en el planeta. Los tiempos de las grandes envolturas de papel de regalos y de obligar al tendero a que nos empaque nuestras compras, han quedado como casa del pasado que deben avergonzar al más prudente de los consumidores como al más estrafalario.
Una combinación entre modelos antiquísimos de culturas de consumo con la modernidad puede ayudarnos a disfrutar mejor la vida como a disminuir el estrés producido por la ansiedad por consumir cosas que no necesitamos. El capitalismo salvaje es un obstáculo pues desde que este entró en crisis por exceso de oferta, se vienen lanzando campañas para mantener en altas el consumo. Ahora se sabe que esa política ha ocasionado el cambio climático, se hace imperativo deshacernos de ella para entrar a una cultura de consumo responsable, pero sobre todo, en armonía con la naturaleza.
El movimiento consumerista internacional entiende que, este tipo de política puede contribuir a una mejor calidad de vida no solo para el planeta sino para las personas puesto que no pocas personas han olvidado disfrutar lo que tienen para centrarse en una carrera frenética por lograr lo que no tienen y una vez logradas aquellas, se proponen otras metas de manera indefinida y esta ambición por consumir está llevando al colapso de los contados recursos del planeta.
El tiempo actual es para detener los daños ambientales y disfrutar los avances tecnológicos sin que estos se hagan incompatibles con la naturaleza sino al revés, el consumo responsable conduce a la armonización de tecnología y ambiente natural. Por esos, todos debemos sumarnos a la campaña contra el plástico o, mejor dicho, al consumo irracional de plásticos, como a cuestionarnos sobre el destino final de este producto, el cual, no debe terminar en el zafacón sin haber concluido su vida útil conforme a las siete erres. DLH-28-2-2021
ULTIMAS NOTICIAS
- 17 agresores han recibido prisión preventiva por violencia en centros de salud
- Evo Morales amenaza con crear un nuevo partido
- Extraditan desde Colombia a homicida dominicano con pruebas irrefutables
- Caasd ofrece descuentos agresivos de hasta 95 %
- Abinader suprime Fodearte para optimizar y modernizar el Estado