Las multinacionales pueden tener un efecto demostración e influir en las cadenas de suministro en los países en desarrollo donde actúan, a fin de favorecer la equidad de género en el trabajo, sostiene la Unctad
GINEBRA, 8 mar 2021 (IPS) – Las empresas multinacionales pueden, con sus políticas y prácticas, fomentar la igualdad de género en el lugar de trabajo en los países en desarrollo que las acogen, sostuvo un informe de la Unctad divulgado este lunes 8 con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Es posible un fomento directo, mediante las prácticas laborales de sus filiales extranjeras, o indirectamente, a través de los efectos secundarios en los merados de trabajo locales, indicó el estudio de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
Mecanismos de transmisión de políticas y prácticas de género de las multinacionales a las economías receptoras son los vínculos de las cadenas de suministro con las empresas locales, los efectos de la competencia y la demostración.
Pero también los efectos de la tecnología (es decir, la adopción local de tecnologías que favorecen la participación femenina en el lugar de trabajo) y la movilidad laboral (que los empleados de filiales extranjeras que se incorporen a empresas locales).
El estudio de casos en África, América Latina y Asia mostró que por ejemplo en Costa Rica resultaron fuertes los efectos de la movilidad laboral, la competencia y la demostración en el sector de tecnología de la información y las comunicaciones.
Los efectos se vieron potenciados por la alta proporción, casi dos tercios, de empleados de empresas locales que habían trabajado para filiales extranjeras, lo que llevó a prácticas de género muy similares en todo el sector.
En Brasil, aunque la movilidad laboral parece ser un mecanismo débil para transmitir políticas y prácticas de género, contribuyó a reducir la brecha salarial en la industria del transporte y las comunicaciones en aproximadamente una quinta parte.
El efecto directo se confirmó en el caso de Sudáfrica, donde las filiales extranjeras contratan a más mujeres con niveles más altos de calificación y ofrecen un salario más del doble del promedio en las empresas nacionales, aunque persiste la brecha salarial de género.
En Asia, el caso de Bangladesh encontró que los socios comerciales intermedios de las empresas multinacionales tenían 50 por ciento más de trabajadoras administrativas que las empresas locales.
Además, las empresas nacionales que compartían el mismo proveedor nacional que las multinacionales contrataban a más trabajadoras administrativas, mostrando el impacto del efecto demostración y los vínculos ascendentes y descendentes en las cadenas de suministros.
También en Vietnam se encontró que el aumento de la inversión extranjera en sectores más intensivos en tecnología está asociado a un mayor empleo femenino, aunque se situaba 10 por ciento inferior en la distribución salarial.
Las multinacionales “pueden ser una fuerza influyente para la igualdad de género cuando dan un buen ejemplo en los países donde operan”, observó Isabelle Durant, secretaria general interina de la Unctad.
El informe dice que actividades como las iniciativas de creación de capacidad de los proveedores, los programas de intercambio, la capacitación y la sensibilización o las campañas de modelos a seguir pueden abonar la equidad de género.
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Las políticas en los países de origen y de acogida de las empresas multinacionales también son fundamentales para promover la igualdad de género en sus operaciones internacionales, según el informe.
En los países de origen los gobiernos pueden condicionar el apoyo a sus inversores en países en desarrollo a la presentación de informes sobre prácticas de género, y con base en estándares internacionales de información, indicó la Unctad.
Actualmente, entre las 100 mayores empresas multinacionales, solo 23 informan sobre prácticas de género en sus redes mundiales, aunque 70 por ciento de las 5000 más grandes dan cuenta de avances en esa área, de acuerdo con el estudio.
Las recomendaciones de la Unctad para favorecer la equidad de género comienzan en el entorno regulatorio, con leyes laborales que garanticen igualdad de condiciones para hombres y mujeres, ratificación de convenciones internacionales y derechos a la asociación y representación sindical.
En seguida, las condiciones laborales, con contratos formales que faciliten el acceso de las mujeres a prestaciones sociales, atención médica, educación y políticas favorables a la familia, como el cuidado de los hijos y la licencia parental.
Luego colocó la necesidad de estimular el espíritu empresarial de las mujeres, pues “las mujeres empresarias a menudo ofrecen mejores oportunidades para otras mujeres y actúan como modelos a seguir en sus comunidades”, se indicó.
Como cuarta recomendación presentó la necesidad de facilitar y alentar la educación de las mujeres, y el fomento de sus capacidades, con prioridad para las habilidades tecnológicas requeridas para desempeñarse en un medio global y cambiante.
Publicado originalmente en ipsnoticias.net