Ministerio Público independiente, Contrataciones Públicas a Participación Ciudadana, representante local de Transparencia Internacional fueron mensajes claros y sujeción valiente a lo prometido.
“En política se hace lo que conviene”, suele decir un sabio peledeista, de repentino, extraño y profundo silencio. Es el fundamento de la “vieja política”, en la tradición partidaria y de ejercicio del poder en el país.
¿Lo que conviene a quién? A los intereses individuales y grupales y que permite el control de estructuras partidarias y un manejo vil de la gerencia gubernamental.
El incumplimiento de las promesas, los cambios de posiciones, manejo opaco, política clientelar, prácticas populistas y la corrupción como arma fundamental de gestión pública constituyen el glosario de “lo que conviene”.
Ese “librito” se ha ido desgastando y deshojando con el tiempo, sin que sus practicantes se percaten de esos acelerados cambios.
El ejercicio de una militancia ciudadana sin temor a viejos paradigmas y en uso de todos los resortes de las tecnologías de la información ha forzado la horizontalización del ejercicio del poder.
El Partido de la Liberación Dominicana, de prolongados mandatos con control o incidencia determinante en los poderes públicos y órganos constitucionales abusó de las “conveniencias” en desprecio de los reclamos de paralelismo boschista de volver a la legalidad.
Danilo Medina, por ejemplo, en el paroxismo de su borrachera de poder diseñó una segunda reforma constitucional en 4 años e intentó pasar por encima de instituciones civiles, iglesias, organizaciones políticas y un sector de su partido y solo reaccionó ante una llamada-advertencia imperial.
Luis Abinader, beneficiario del reproche nacional a aquellos corruptos mecanismos de gestión pública, asumió en campaña una “estrategia de contrastes” (préstamo a Bartolomé Pujals), que reafirmó en la transición y comenzó a cumplir en las primeras horas de su gestión.
Ministerio Público independiente, Contrataciones Públicas a Participación Ciudadana, representante local de Transparencia Internacional fueron mensajes claros y sujeción valiente a lo prometido. Ha habido otras decisiones que implican cambios importantes frente a la corrupción y la impunidad y propuestas legislativas que apuran cambios estructurales.
Empero, desde los primeros decretos, las mujeres salieron en desventajas con 3 ministerios, de un total de 22 y contadas direcciones generales. Las 31 gobernaciones fue un caramelito de un algún “genio” de la “vieja política”.
Las mujeres se han quejado de esos desniveles, pero los han asumido como hechos consumados, lo que será imposible de extender al abandono presidencial y partidario de la consignación de las tres causales para interrupción del embarazo en el Código Penal.
Abinader y el Partido Revolucionario Moderno asumieron esa bandera en la campaña y en su escenario opositor congresual y lo reafirmaron luego de ganar las elecciones, al asumir el gobierno y hasta hace semanas.
Una comisión especial de la Cámara de Diputados anunció el miércoles la exclusión de las tres causales del Código Penal, para enviarlas a una ley especial (para que nunca se apruebe), lo que generó de inmediato protestas frente al Congreso, e incluso que funcionarias encabezadas por la ministra de la Mujer, asistieran y apoyaran con severos pronunciamientos un campamento femenino establecido frente al Palacio Nacional.
El presidente Abinader no se ha pronunciado sobre la situación (noche del sábado), pero circulan en las redes grabaciones de declaraciones anteriores del mandatario, del presidente del PRM, José Ignacio Paliza y otros líderes perremeistas en las que reafirmaban su apoyo a las tres causales.
En las gestiones de los presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, con congresos complacientes, dirigidos por el comité político del PLD, según estatutos, enviaron observaciones con las tres causales que sus partidarios “rechazaron”.
Es inaceptable que Abinader intente el mismo jueguito. En política, contrario al mantra del “gurú” peledeista, se debe hacer lo que convenga al ciudadano.