“Sea quien sea, y esté donde esté, toda persona tiene derecho a mascarillas, a cantidades adecuadas de jabón, a artículos desinfectantes y a agua corriente potable”: Netsanet Belay.
LONDRES, 18 mar 2021 (IPS) – La población penitenciaria, más de 11 millones de personas en todo el mundo, ha sido olvidada en la atención a la pandemia covid-19 y podría convertirse en gran foco de propagación de la enfermedad, advirtió en un informe este jueves 18 la organización humanitaria Amnistía Internacional (AI).
Las cárceles “son los lugares más expuestos a brotes de covid-19 y la falta de claridad sobre los programas de vacunación, las políticas y el tratamiento de las personas recluidas es un acuciante problema mundial”, expresó Netsanet Belay, director de investigación y trabajo de incidencia en AI.
Como los gobiernos no publican información actualizada y fiable, según AI, es difícil determinar la cifra real de contagios y de muertes relacionadas con la covid. Aun así, los datos disponibles reflejan preocupantes pautas de contagio en las cárceles de todo el mundo.
Sólo en Estados Unidos, a mediados de febrero, se habían comunicado ya más de 612 000 contagios en las cárceles y centros de detención y al menos 2700 muertes entre reclusos y personal penitenciario. En agosto de 2020, el índice de mortalidad en las prisiones de ese país duplicaba el de la población general.
Asimismo, mientras se diseñan planes y estrategias de vacunación, numerosos gobiernos guardan silencio con respecto a vacunar presos y presas en situación de riesgo, indicó el estudio que evaluó respuestas gubernamentales a la pandemia en 69 países, de todas las regiones.
Luego está el tema del hacinamiento, reconocido como uno de los problemas más graves de los establecimientos penitenciarios. Unos 102 países reflejan niveles de ocupación superiores al 110 por ciento, con una proporción considerable de personas condenadas o declaradas culpables de delitos no violentos.
Aunque se han tomado medidas para liberar a quienes en estas circunstancias reúnen los requisitos para ello –hubo una oleada a mediados de 2020 y se excarceló a unas 600 000 personas- AI sostiene que los actuales índices de excarcelación son insuficientes y no reducen el enorme riesgo que entraña el virus
“En países como Irán y Turquía, cientos de personas presas de manera arbitraria, como los defensores y defensoras de derechos humanos, fueron excluidas de los programas de excarcelación por covid, además de que se excluía de la atención médica a algunas personas recluidas”, aseguró Belay.
Y “numerosos países con masificación peligrosamente alta en las prisiones -como Bulgaria, Egipto, Nepal y la República Democrática del Congo- continúan sin abordar los motivos de preocupación que suscitan los brotes de covid”, añadió.
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La pandemia también puso al descubierto los años de falta de inversiones y de abandono de los servicios de salud en las cárceles, y las autoridades penitenciarias “no han podido o no han querido mejorar esos servicios”, según el informe de AI “Olvidados tras las rejas: La covid-19 y las prisiones”.
AI puso como ejemplos que países como Camboya, Estados Unidos, Francia, Pakistán, Sri Lanka y Togo “han sido incapaces de aplicar medidas adecuadas de protección y prevención en las prisiones para frenar la propagación” de la covid.
En numerosos países en todo el mundo “muchos presos y presas se ven en apuros para conseguir jabón, saneamiento adecuado o equipos de protección individual, mientras tienen dificultades para mantener la distancia física y reciben atención médica limitada”, insistió el reporte.
“Sea quien sea, y esté donde esté, toda persona tiene derecho a mascarillas, a cantidades adecuadas de jabón, a artículos desinfectantes y a agua corriente potable”, subrayó Belay.
Además “en las cárceles, especialmente, es preciso facilitar equipos de protección individual gratuitos, y los gobiernos deben fomentar el acceso a pruebas y tratamientos para prevenir y gestionar posibles brotes”, agregó.
Belay también criticó medidas de varios gobiernos ante la propagación de la covid, que dieron lugar a nuevas violaciones de los derechos humanos, “como un excesivo régimen de aislamiento para garantizar la distancia física en las prisiones”.
Por ejemplo, en Argentina y Reino Unido se aisló a detenidos hasta 23 horas al día, a menudo durante semanas o meses. “En algunas circunstancias, los aislamientos excesivos podrían constituir trato cruel, inhumano o degradante”, dijo Belay.
Algunas medidas de confinamiento afectaron las visitas de familiares a las cárceles, provocando en algunos casos protestas y disturbios en las prisiones, con respuestas de las autoridades a menudo con fuerza excesiva.
El informe de AI concluye solicitando que se incluya a la población penitenciaria en los programas de vacunación, y como un sector prioritario, considerando que sus condiciones de reclusión no le permiten mantener la distancia física.
Publicado originalmente en http://www.ipsnoticias.net/