Afirman que la entidad multilateral se ha escondido detrás de su inmunidad diplomática durante décadas para encubrir los abusos hacia su personal, que van desde el acoso sexual a la discriminación institucional contra su personal discapacitado más vulnerable
Por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS, 6 abr 2021 (IPS) – El Banco Mundial, con 15 900 empleados y que ha financiado más de 12 000 proyectos de desarrollo en todo el mundo desde 1947, es una institución internacional con grandes esfuerzos sostenidos para acabar con la pobreza en el mundo en desarrollo, mediante préstamos, créditos sin intereses y subvenciones directas.
Pero ha sido objeto de duras críticas por sus flagrantes violaciones de los derechos de las personas con capacidades diferentes entre su propio personal, un ámbito en el que no se aplica la legislación laboral estadounidense porque la institución, aunque tiene sede en Washington, goza de inmunidad diplomática.
Bajo condición de anonimato, un representante del Grupo de Apoyo a la Discapacidad del Grupo del Banco Mundial (GBM) dijo a IPS que la entidad multilateral se ha escondido detrás de su inmunidad diplomática durante décadas para encubrir los abusos hacia su personal, que van desde el acoso sexual a la discriminación institucional contra su personal discapacitado más vulnerable.
“No existe absolutamente ningún marco de responsabilidad nacional o internacional ante el que el Banco Mundial pueda rendir cuentas: ni la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ni la Ley Estadounidense sobre Discapacidades”, aseguró.
Puntualizó, además, que “tenemos casos y pruebas irrefutables de abusos y acoso graves y constantes del personal por motivos de discapacidad, conflicto de intereses, falta de transparencia y responsabilidad, los mismos valores y condiciones presentes en los proyectos del Banco Mundial”.
Andre Hovaguimian, exdirector para Medio Oriente y el Norte de África de la Corporación Financiera Internacional, una organización integrante del GBM, dijo a IPS: «El trato que el Banco Mundial da al personal herido en el cumplimiento de su deber ha sido y sigue siendo deplorable».
“El personal herido en el cumplimiento del deber, que se arriesga a realizar para las actividades del Banco, debe ser tratado con cuidado y respeto. La inmunidad diplomática del Banco no debe seguir utilizándose para abusar de los discapacitados», dijo Hovaguimian.
En la actualidad, más de 1000 millones de personas en todo el mundo, incluidos unos 800 millones en los países del Sur en desarrollo, sufren algún tipo de discapacidad, según el Informe Mundial sobre la Discapacidad, elaborado conjuntamente por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el estudio, las personas con discapacidad se enfrentan a la estigmatización, la discriminación y la exclusión en el acceso a puestos de trabajo y servicios, como la educación y la atención sanitaria, y obtienen sistemáticamente peores resultados que sus compañeros no discapacitados en materia de desarrollo.
Las acusaciones de discriminación han surgido en un momento en el que el Banco Mundial celebra sus reuniones anuales de primavera de 2021 en Washington. Las reuniones, que comenzaron el lunes 5 de abril, continuarán hasta el día 11.
Dos exfuncionarios del Banco Mundial con discapacidad testimoniaron a IPS sus experiencias, aunque pidieron hacerlo bajo anonimato por temor a represalias y a perder su cobertura médica como discapacitados.
«Cuando me negaron la indemnización laboral en contra de las conclusiones de cinco médicos reputados, me dijeron que como organización internacional establecida en virtud de su Convenio Constitutivo, al Grupo del Banco Mundial se le han concedido ciertos privilegios e inmunidades en virtud de las leyes de Estados Unidos”, explicó uno de ellos.
Reconoció que “me siento desanimado, intimidado y maltratado”.
“Es un caso de David contra Goliat, en el que los más vulnerables y discapacitados tienen que luchar contra un programa de discapacidad que no tiene una gobernanza, una responsabilidad o una transparencia adecuadas. No hay justicia para los discapacitados en el Banco Mundial”, se lamentó.
A juicio de este exfuncionario, «el Banco Mundial está evadiendo la responsabilidad y la supervisión de su programa de discapacidad al decir que no está sujeto ni a las Convenciones de la ONU ni a las leyes de discapacidad de los Estados Unidos, mientras mantiene a su propio Directorio Ejecutivo en las sombras».
El otro antiguo ejecutivo con capacidad diferenciada confirmó los graves maltratos padecidos. «Fui acosado hasta el punto de romperme. El programa de discapacidad se gestiona de forma totalmente arbitraria, con procedimientos secretos que no se comparten con el personal, sino que se utilizan en su contra», narró.
«Estoy realmente harto de esta hipocresía en la que el Banco Mundial da lecciones a los países en desarrollo sobre la inclusión de la discapacidad mientras discrimina descaradamente a sus propios discapacitados”, afirmó.
Resaltó en ese sentido que “mientras que un mecanismo de quejas independiente es obligatorio para todos los proyectos, el Banco Mundial se niega a permitir a su personal discapacitado la misma oportunidad”.
Ante un pedido de IPS de una reacción oficial a estos comentarios, un portavoz de la entidad dijo que “el Grupo del Banco Mundial se compromete a garantizar la salud y la seguridad de nuestro personal y sus familias. Nuestras prestaciones, políticas y trayectoria a lo largo de los años demuestran este compromiso”.
“Nuestros programas de seguros y autoseguros incluyen programas de indemnización por discapacidad y por accidente de trabajo, que ofrecen amplias prestaciones a los empleados que se lesionan en el cumplimiento de su deber, o a los que no pueden trabajar debido a una enfermedad discapacitante que se produce fuera del entorno laboral”, añadió.
El portavoz aseguró que “dada la huella global de la organización, así como su presencia en una serie de entornos de alto riesgo, el Grupo del Banco tomó hace muchos años la decisión de autoasegurar estas prestaciones”.
“Esto era necesario para garantizar que todo el personal estuviera cubierto, independientemente de su lugar de trabajo, ya que algunas compañías pueden no apoyar o estar presentes en muchos de los mercados en los que opera el Grupo del Banco, que se encuentran entre las naciones más pobres del mundo”, continuó detallando.
Además, puntualizó que “revisamos periódicamente nuestras prestaciones y procesos para asegurarnos de que satisfacemos las necesidades del personal y sus familias, teniendo en cuenta las aportaciones de los beneficiarios del plan y las partes interesadas”.
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“El Banco Mundial integra las cuestiones relacionadas con la discapacidad en sus operaciones en todo el mundo a través de una amplia gama de sectores, incluyendo la promoción del acceso a instalaciones de infraestructura y servicios sociales, la rehabilitación, el desarrollo de habilidades, la creación de oportunidades económicas y el trabajo con las Organizaciones de Personas con Discapacidad”, añadió el portavoz.
En su respuesta a IPS, insistió el portavoz del GBM en que “este es el núcleo del trabajo del Banco Mundial para construir comunidades sostenibles e inclusivas, en línea con los objetivos de la institución para acabar con la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida».
S. González Flavell, quien fue asistente especial del director general de Evaluación y consejero principal del Departamento Jurídico del Grupo del Banco Mundial, explicó a IPS su experiencia muy negativa, personal y concreta.
«Fui un miembro del personal discapacitado bajo el programa de discapacidad autofinanciado por el Banco Mundial durante más de 18 meses. La experiencia fue significativamente denigrante y perturbadora, mi estatus conllevaba un estigma y numerosos directivos del Banco me dejaron claro que mi carrera y mi reputación profesional se verían afectadas negativamente”, relató el exfuncionario ya jubilado.
El programa carece de claridad en los requisitos y de transparencia en la aplicación, y en repetidas ocasiones tuve que exigir que se siguieran correctamente los procedimientos, afirmó.
Aseguró que el administrador de discapacidades tomó medidas que habrían sido ilegales si se hubiera aplicado alguna de las leyes de protección de Estados Unidos para las personas discapacitadas y se me negó una copia de las directrices de funcionamiento aplicables al programa a pesar de haberlo solicitado forma repetida y razonada.
El administrador de la discapacidad, precisó, no actuó de acuerdo con los requisitos conocidos del programa y, en su lugar, tomó decisiones arbitrarias y caprichosas sin respetar mi salud ni preocuparse por mí, por el plan de tratamiento de los médicos que me trataban o por mi recuperación y vuelta al trabajo.
El equipo de Recursos Humanos del GBM, que debería haber supervisado las acciones de ese administrador, continuó contando González Flawell, actuó en todo momento “como si mi salud y mi discapacidad pudieran ser ignoradas, pidiéndome intrusivamente que asistiera a las reuniones de trabajo, intentando que estuviera presente en las entrevistas, en un momento en el que no podía trabajar”.
Ese equipo también aplicó incorrectamente sus propias reglas de beneficios, “negándome erróneamente 30 % de los beneficios, lo que tuve que luchar a través del sistema de justicia antes de que lo corrigieran”, explicó en su testimonio.
Además, explicó, también soslayó “las reglas de licencia, e incluso permitiendo que mi trabajo se viera afectado y declarando mi posición redundante mientras estaba en incapacidad, lo que de nuevo fue desautorizado”.
“A pesar de mis problemas de salud, tuve que enfrentarme a Recursos Humanos para evitar que las prestaciones económicas y el abuso de la carrera y de los permisos afectaran significativamente a mi bienestar de salud y a mi recuperación”, destacó.
Al volver al trabajo, siguió contando, “como sabía que había sucedido con muchos otros empleados discapacitados que regresaban, me enfrenté a la hostilidad y a las represalias, y se hicieron todos los esfuerzos posibles para excluirme y negar cualquier derecho a la reintegración en el trabajo”.
“Después de haber debatido e investigado varios programas de discapacidad, incluidos los de otras organizaciones internacionales, incluso con personas discapacitadas, el programa de discapacidad del Banco Mundial sigue siendo el más carente de integridad, compasión o trato equitativo”, afirmó el funcionario jubilado de la entidad multilateral.
A su juicio, “el hecho de que siga existiendo en su forma actual muestra su incapacidad para atender adecuadamente al personal al que tanto exige, una incapacidad para entender la buena gestión y las duras realidades a las que se enfrenta el personal discapacitado y, sin recurrir a un sistema independiente de reparación de reclamaciones, es un abuso de los derechos humanos».
Mientras tanto, el Grupo del Banco Mundial ha recaudado 82 000 millones de dólares para la Asociación Internacional de Fomento (AIF), otra institución de GBM, con el fin de apoyar a los países más pobres y vulnerables del mundo, prestando especial atención a la discapacidad.
El interno Grupo de Apoyo a la Discapacidad cree que la AIF, que presta ayuda a los países más pobres del mundo, hará más por ampliar las oportunidades equitativas para las personas con discapacidades, con esta milmillonaria captación de fondos cuyo proceso comenzó en 2019 .
La discapacidad es, por tanto, un punto sustancial en esta reposición de fondos de la AIF, y el Banco Mundial busca financiación de los países donantes con el argumento de que «invertir en las personas, y especialmente en las personas con discapacidades, que a menudo son pobres, también es fundamental para el progreso [de los objetivos de desarrollo sostenible».
“Sin embargo, lo que el Banco Mundial no revela a los donantes, a los que pide 82 000 millones de dólares, es que el propio Banco Mundial tiene un historial muy pobre con su propio personal discapacitado», afirma el Grupo de Apoyo interno.
En los últimos tres años, se ha registrado un número récord de quejas y problemas con los programas de discapacidad y de indemnización de los trabajadores del Banco Mundial, que la entidad ha ignorado sistemáticamente, afirma.
“El número de quejas ha aumentado de forma exponencial, tanto ante el Defensor del Pueblo del Banco Mundial como ante la Asociación del Personal del Banco Mundial, lo que ha llevado a esta última a contratar más abogados externos para hacer frente a la avalancha de quejas”, destaca el Grupo.
“Los derechos del personal discapacitado del Banco Mundial están siendo pisoteados, ya que son intimidados y acosados mientras el Banco Mundial trata de reducir sus propios costes relacionados con las discapacidades de sus empleados», concluye el Grupo de Apoyo a la Discapacidad de la entidad multilateral.
Este artículo lo publicó originalmente Ipsnoticias.net