La oposición está integrada básicamente por el Partido de la Liberación Dominicana, que conserva gran poder económico y político, que no ha sido embestido como se merece después de ser derrotado por corrupto.
Un partido es oposición porque no está en el poder, porque está en contra del gobierno de turno, no importa como se llame, ni que ideología profese. La oposición es sinónimo de contradicción, antagonismo, obstrucción, hostilidad, aversión, incluso enemistad. Juega un rol importante dentro de un sistema democrático donde los ciudadanos tienen derechos y deberes, de elegir y ser elegibles, de expresar sus opiniones, de transitar libremente y de organizarse en sindicatos, asociaciones campesinas, empresariales, religiosas, partidos políticos, etc.
En los países donde existe el sistema la democracia participativa, con elecciones cada 4, 5 o 6 años, según la Constitución de cada uno, la gente tiene derecho al voto soberanamente, a discernir, a expresarse y organizarse políticamente.
El sistema democrático de la República Dominicana ha avanzado mucho desde la muerte de Trujillo, el golpe de Estado contra Juan Bosch y la revuelta del 65. Desde 1966 cuando el doctor Joaquín Balaguer asume el poder impulsado por Estados Unidos que invadió el país y lo sometió al “orden” a base de cañones y fusiles que le costaron miles de muertos al pueblo dominicano, es mucho lo que se ha logrado, a pesar de los recurrentes fraudes electorales, los intentos por desconocer la voluntad popular, la represión, la corrupción y la burla de los políticos.
El precio ha sido alto. Lo ha pagado el pueblo con sus muertos, su pobreza y su miseria, mientras grupos oligárquicos, monopolios, oligopólicos, dueños del capital nacional y extranjero han aumentado sus fortunas. El pueblo sigue pobre, como siempre, mientras los ricos siguen ricos, como siempre. Nada ha cambiado en ese sentido. Menos de 30 familias controlan las riquezas nacionales. Los líderes políticos, religiosos, empresariales y militares, han servido para que esos grupos se afiancen y se fortalezcan.
No obstante, nos encontramos en un momento de cambios profundos en el mundo y en la sociedad dominicana, en particular. Ese país no es el mismo de hace 20 años en materia de desarrollo, a contrapelo de muchos dirigentes políticos, religiosos, militares, policiales y empresariales.
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El Partido Revolucionario Moderno, cinco años después de su creación logra ganar unas elecciones “raras” en medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes. Una nueva generación de políticos encabezada por Luís Abinader, de apenas 53 años, llega al Palacio Nacional con una visión totalmente distinta a la de sus antecesores, prometiendo cambios en el manejo de la economía, lucha contra la corrupción, el crimen organizado, el narcotráfico, un ministerio público “independiente”, y un desempeño ético en la función pública.
Los dirigentes del PLD saben que esas cosas no serán posible en tan corto tiempo, porque el daño económico, ético y moral que le causaron al país serán subsanados en muchos años, aunque tengo la certeza de que el presidente Abinader quiere hacerlo en poco tiempo.
La oposición está integrada básicamente por el Partido de la Liberación Dominicana, que conserva gran poder económico y político, que no ha sido embestido como se merece después de ser derrotado por corrupto en todas las áreas del gobierno, y por la Fuerza del Pueblo, un desprendimiento del PLD, que lidera Leonel Fernández. Ambas fuerzas , se aprestan a jugar su rol de oposición de manera beligerante y radical en la medida que avanzan los días para poder optar por el poder en el 24.
El presidente Luís Abinader ha recibido golpes bajos inesperados desde que asumió el gobierno. La conspiración y la sedición, no han estado ausente. El PLD mantiene intacto sus cuadros en el poder judicial (jueces y fiscales) y la estructura policial y militar (generales, coroneles y oficiales de menor rango) que le deben sus cargos y sus rangos.
El PRM debe aprender de la historia: Cuando Balaguer volvió al poder en 1986, la emprendió contra el Partido Revolucionario Dominicano y el ex presidente Salvador Jorge Blanco a quien incluso llevó a la cárcel junto con otros funcionarios de su gobierno. Balaguer redujo al PRD a su mínima expresión orgánica y moral. Recuperarse le costó muchos años.
En el escenario político actual hay “oposición”, y oposición. Una que actúa bajo la sombra, y la otra de cara al sol. Diferenciar una de la otra es muy importante para el presidente Luís Abinader, ahora que todavía es tiempo.