El profesor Raymundo Amaro Guzmán en la década de los años ochenta del pasado siglo XX, convenció al PRD gobernante entonces de la necesidad de eficientizar la burocracia estatal, esto es: modernizarla hasta dignificar el capital humano que labora en las instituciones del Estado Dominicano.
Este profesional, hoy olvidado, dedicó su vida a tal empresa. Su ejemplo fue seguido en los años noventa del mismo siglo por Joaquín Balaguer, quien legó la ley de servicio público. Algunos vieron en esta legislación un intento del balaguerismo por perpetuarse en el Estado, sin embargo, en 2008, este postulado originario del jurista administrativista Amaro Guzmán, recibió un espaldarazo con la promulgación de la Ley 41-08 mejor conocida como Ley de la función pública.
Esta última ley, se adelantó al contenido de la Constitución de 2010, con ella se desea significar, que no se trata de que la Administración o gobierno posea una burocracia partidista conforme a los lineamientos del partido que se encuentre de paso por el poder, por la Administración pública sino que de lo que se trata es, en los términos del artículo 138 de la Carta Magna, de eficientizar la función pública, los servicios públicos. Con tal finalidad, el Estado debe invertir en la educación de su burocracia y prepararla para que sirva a la nación, al pueblo de forma profesional y permanente no sujeto a los vaivenes de los cambios políticos cuatrienales. Así, la función pública, es concebida como una carrera de por vida para aquellos que habiendo sido formados con tal finalidad ocupen posiciones con el perfil requerido conforme a la definición que da la ley de cada puesto.
Obviamente, la ley actual como la anterior, distingue entre cargos de carrera y cargos de libre nombramiento. Los primeros son inamovibles y los segundos, por tratarse de funciones de alta confianza, si pueden ser objeto de movimientos con cada cambio de gestión. Esto es importante destacarlo porque partidos con visión clientelarsobre la administración pública pudieran entonces desguazar la burocracia estatal con su arribo al poder. Algo así es lo que está viendo el país desde el 16 de agosto de 2020.
Postura alto peligrosa porque significa un retroceso luego de alrededor de tres décadas de progreso burocrático. Peor aún, si esto se convierte en práctica habitual de cada cambio de administración, no solo es que quien asume el poder a partir de 2024 deberá hacer lo propio, sino que su significado real es, que el país habría retrocedido a los peores días de Desiderio Arias, a la manigua, a la montonera. El precio que pagaría el PRM no sería nada frente al que debería pagar el país en tal supuesto.
El siglo XXI no merece ese trato, por el contrario, la nación está obligada a mejorar su administración pública,los partidos políticos no son sino instrumentos para conseguir ese objeto. El PRM se ha presentado ante el país como portador de la modernidad y del cambio, mal puede entonces deshonrar sus postulados porque de hacerlo el electorado le cobrará muy caro su falsedad. Pero no solo eso, sino que su gestión será realenga, toda vez que los aires de modernidad y de eficiencia administrativa quedarían borrados del escenario nacional.
Además, no se comprende cómo la ideología presente de un partido político es la conquista del poder para tomar empleos. Hoy en día se exige de los partidos políticas públicas bien focalizadas y mejor aplicadas. La eficiencia resulta más importante que la persona que desempeñe la función.
Giovanni Sartori ubicada a los partidos políticos clientelares dentro de las formas más primitiva del concepto de partido político ¿será este el lugar que el PRM desea para sí mismo? Junto a este autor, todos los politólogos coinciden en afirmar en que la rentabilidad política es hija de la eficiencia administrativa conforme a las políticas públicas que se ponen en práctica, pues los burócratas no le deben fidelidad más que a la institución a la que sirven. Pero enviarlos a sus casas puede convertirlos en bombas de tiempos pues se irían a convertirse en oposición política forzosa. Estos cuadros bien formados y con excusa para atacar no pueden ser desafiados sin pagar un alto precio. Es por esta razón que no es conveniente desatar una cacería de brujas que lleva a la ineficiencia administrativa.
Ya la pasada semana, se observó a varios partidos hace pocos aliados del partido ahora en el poder, reunidos con parte importante de la oposición, este malestar podría agravarse conforme avance el sectarismo y el exclusionismo imperantes en los actuales inquilinos del poder. De ahí la consigna ¡El PRM cuatro años y ya!
Esto se debe a que la nación es mayor que sus partes. De modo que los partidarios del clientelismo son cada vez menos, afortunadamente, para el país. El danilismo fue extrañado del poder por ser un modelo excluyente, sectario y arbitrario. El PRM ya presenta dos de las tres cualidades que posibilitaron la salida del danilismo.
La nación requiere, cada vez con mayor vigor,institucionalidad democrática. El crecimiento económico, la generación de riqueza, altos estándares en educación, en salud y en empleo, se consiguen con mayor gerencia. Incluso con un Estado pequeño en número pero grande en generación de empleos. La denominada alianza pública privada puede ser el maná, pero si se acomodan a sacar del Estado sin prestar ninguna labor, las cosas pueden complicarse.
Además, no se entiende cómo puede durar más de cuatro años en el poder, un partido que tiene a su presidente y a su secretaria general en la Administración pública bajo un sistema clientelar. A lo sumo, como ya se comenta, se puede producir un cisma entre la cúpula y la base porque se ha hecho lo inverso a lo que dicta el sentido común, los que están en capacidad de generar empleos están en el gobierno y los que requieren de un empleo están fuera. Esta contradicción debe ser resuelta y no es hablando de reelección que se va a resolver, por el contrario, esa postura puede soltar todos los demonios.
En conclusión, el Ministerio de Administración y Personal (MAP) es quien debe decir donde, cuándo y cómo existen vacantes en la Administración, pero cuando este órgano permanece mudo el sistema clientelar es el que lleva la voz cantante. Así no. DLH-19-4-2021