La Isla de Santo Domingo “jamás podrá convertirse en posesión de Estados Unidos. Ustedes pueden conquistarla por la fuerza de las armas o de la diplomacia; pero esta intromisión forzada no perduraría”, advirtió Summer en un famoso discurso.
Con la autoridad que da la ignorancia, surgen iniciativas congresuales que hieren la conciencia nacional.
Intentar bajar del Panteón de la Patria a Eugenio María de Hostos al cuadrilátero del “campeón de la bolita del mundo” es una aberración mayúscula.
Desde lo alto, el Ciudadano de América y padre de la educación dominicana, sonreiría lamentando que le faltaron siglos para completar su obra.
Hostos, antillanista y precursor de la sociología en América, optó por una pedagogía afincada en la ciencia y la moral, desechando el escolasticismo lo que le generó fuertes enfrentamientos con la iglesia y la persecución de su pensamiento e intentos de borrar su legado.
El parque frente al hermoso malecón de Santo Domingo, de 19 mil 568 metros cuadrados, inaugurado en l937 con el nombre de Ramfis, honra a Hostos desde la caída de la dictadura, muchos años antes de las hazañas “pancráticas” de Jack Veneno en la plaza.
La iniciativa de sustitución ofende, aunque realza más el esfuerzo de Hostos por fundamentar la educación en el conocimiento y la moral, y afecta a un buen hombre que nos divirtió a todos con el espectáculo de la lucha libra. Sobrevienen las comparaciones y caen, innecesariamente, sobre el recién fenecido Rafael Sánchez las peores adjetivaciones como si él fuera culpable de torpezas legislativas.
Los legisladores pueden honrar a Sánchez en cualquier lugar, como en la Villa Francisca de sus años mozos, colocando su nombre a una calle o plazoleta. No se comporten, honorables, como los rudos de las “cuadras” contrarias a los técnicos que lideró el hijo de Tatica y le provoquen que pierda el “invicto” en el cariño de los dominicanos.
En el caso en que torpemente se enfrenta al exalcalde y productor de radio y televisión, Rafael Corporán de los Santos con Charles Summer, antiesclavista e influyente senador norteamericano, presidente de la comisión de exteriores en 1870 que impidió a los presidentes Báez y Grant anexar la República, parecería una maldad al “viejo Corpo”.
La Isla de Santo Domingo “jamás podrá convertirse en posesión de Estados Unidos. Ustedes pueden conquistarla por la fuerza de las armas o de la diplomacia; pero esta intromisión forzada no perduraría”, advirtió Summer en un famoso discurso.
Es monumental ignorancia en los dos casos (de Corporán y Jack Veneno), o una inexplicada manera de impedir que honremos a esas dos figuras apreciadas por el pueblo dominicano.
El hecho de que la emisora Radio Popular, propiedad de Corporán fuera instalada en un edificio de la calle Charles Summer, del sector Los Prados, no obliga a honrar al radiodifusor con el nombre de esa vía. La emisora “nació” en la avenida John Kennedy.
El “viejo Corpo” es hombre de los barrios populares de la capital y no sería difícil encontrar vías o plazas para reconocerle. Cientos de calles y avenidas llevan por nombre letras, números o títulos como “proyecto”, “recodo”, etc.
(Algunas denominaciones me parecen absurdas y que “reconocen” las obras construidas en los gobiernos de Balaguer como “Teatro Nacional”, “Presa de Bao”. Muchas deshonran y ofenden la memoria histórica al recordar figuras del trujillaje , falla imperdonable de los gobiernos “liberales” de las últimas décadas. ¿A qué le temerán?)
Los legisladores deben tener más cuidado y evitar conflictos innecesarios entre figuras históricas y otras del aprecio y reconocimiento ciudadano. Peligroso confrontar emoción y racionalidad.
La inadvertencia o ignorancia legislativa nos distrae de temas como los esbozados por el presidente Abinader en la cumbre Iberoamericana y que podrían generar tensiones en la sociedad y definir el rumbo del gobierno y del país.
Ah, salgan ya del Defensor del Pueblo.