El PLD salió del poder por la puerta de atrás del Palacio, no por el frente, ni con la frente en alto y el pecho erguido.
El ex presidente Danilo Medina dijo en la reunión del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana que no existen razones para que su organización no retorne al poder en el 2024 cuando concluye el mandato del Partido Revolucionario Moderno que encabeza Luís Abinader. Supongo que sus palabras buscaban elevar el entusiasmo de las bases del partido morado que debe estar en el piso ante los tantos escándalos de corrupción que se han producido desde que abandonó el poder, el año pasado. De lo contrario está loco o convencido de que los miembros del CC y del CP no son más que unos descerebrados.
Hay razones -muchas- para que el PLD no vuelva al poder nunca más, para que desaparezca del escenario político nacional. Creer lo contrario, es una ilusión, una fantasía, una quimera, un imposible. Los militantes y dirigentes medio del PLD no saben ni la mitad del cuento; se irán enterando en la medida que el Ministerio Publico vaya develando los actos vandálicos que se produjeron durante los gobiernes que encabezó Danilo Medina y que parece no se detuvieron en la puerta de ningún despacho, de acuerdo con los informes que recibo a diario.
No han caído todos los funcionarios civiles, militares y policiales pero irán cayendo, incluyendo el propio Danilo Medina que obligatoriamente tendrán que explicar, más temprano que tarde, muchas cosas, pues lo que pasó en el Estado no pudo haber ocurrido sin el conocimiento, el consentimiento y la dirección del presidente.
El PLD salió del poder por la puerta de atrás del Palacio, no por el frente, ni con la frente en alto y el pecho erguido. Abandonó el gobierno apaleado, acosado por las masas populares, después de haber intentado todas las diabluras posibles, incluyendo un golpe de estado electoral para continuar en el poder, sólo que sus planes s y proyectos en ese sentido, fracasaron.
Con su jefe de seguridad, hermanos, cuñados y otros familiares presos acusados de malversación, desfalco y robo, sin incluir a los ex funcionarios que próximamente correrán la misma suerte, es imposible que el PLD levante cabeza, que se recomponga y vuelva a convertirse en una maquinaria electoral poderosa capaz de ganar unas elecciones en este país.
Un partido cada vez más fraccionado y desacreditado, sin calidad moral, con un presidente imposibilitado por la Constitución para ser candidato, con un liderazgo igualmente cuestionado, es imposible volver al poder. El PLD será un partido cada vez más débil, no más fuerte. Pero a Danilo le importa poco. El PLD para él no es su búnker, su trinchera, su arma de reglamento, un escudo para evitar terminar con sus huesos en Najayo o el 15 de Azua, como sus hermanos, cuñados, generales, coroneles y demás lacayos.
No hay pues, razones para que el PLD vuelva al poder, por el contrario, hay razones, más que suficientes, para que no vuelva nunca más, razones para que desaparezca de la faz del territorio nacional.
Para el PLD no hay futuro, salvo que el presidente Luís Abinader se vuelva contra sí mismo y permite otro borrón y cuenta nueva, permitiendo que los corruptos no vayan a la cárcel, como ordena la ley.