En las últimas semanas, Lula ha mantenido diversas reuniones con políticos de la izquierda y del centro.
MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) – Los expresidentes de Brasil Luis Inácio Lula da Silva (2003 – 2011) y Fernando Henrique Cardoso (1995 – 2003), históricos dirigentes de formaciones de izquierda y derecha política, respectivamente, se han reunido por primera vez desde hace años y han abogado por el diálogo la vez que han coincidido en criticar la "dejadez" del actual dirigente del país, Jair Bolsonaro.
El encuentro se ha producido recientemente en casa del exministro Nelson Jobi, lugar donde ambos políticos mantuvieron una larga conversación sobre la democracia de Brasil y la "dejadez del Gobierno de Bolsonaro en la lucha contra la pandemia", según ha destacado Lula en sus redes sociales.
Esta imagen de los dos expresidentes juntos ha causado diversas reacciones en el ámbito político del país, sobre todo tras anunciar Cardoso que no descarta votar a Lula en los comicios de 2022 con tal de que Bolsonaro no revalide el cargo.
Por su parte, Cardoso ha ofrecido declaraciones al diario brasileño 'O Globo' en las que ha explicado que la reunión con Lula fue un "gesto cívico". "Podemos ser adversarios, pero no tenemos porqué ser enemigos ni lanzarnos piedras uno a otro", ha añadido.
Además, el que fuera dirigente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) ha remarcado que acudió al encuentro a conversar y sin "ningún propósito electoral", aunque ha trasladado su comprensión si Lula lo tiene pues, según ha expresado, "él es un ser electoral".
En las últimas semanas, Lula ha mantenido diversas reuniones con políticos de la izquierda y del centro, dando señales de que pretende presentarse a las elecciones del año que viene con una candidatura moderada que agregue al mayor número de votantes posible.
Según una encuesta publicada la semana pasada por el Instituto Datafolha, Lula ganaría las elecciones en el primer turno — con un 41 por ciento– y también se impondría en la segunda vuelta, con un 55 por ciento de votos frente al 32 por ciento de apoyos que cosecharía Bolsonaro.