El nuevo administrador de la Lotería Nacional, Teófilo Quico Tabar, informó que en los salones de esa institución y en su nombre, se realizan 13 o 14 sorteos semanales, que no le son propios en los que se juegan cientos y cientos de millones de pesos diariamente que oficialmente no les incumben a la Lotería Nacional.
Dijo que hay unas 30,370 bancas privadas legales y que las ilegales o no reglamentadas. pueden llegar a 10. “Y eso debe ser motivo de preocupación” añadió.
Sostiene que el papel que debe jugar la Lotería Nacional, debería ser otro el cual puede definirse de mutuo acuerdo, sin conflictos. “Y si los sorteos son de la Banca Privada, que busquemos urgentemente el mecanismo para que esa responsabilidad sea suya o sea compartida. Que no tenga la Lotería que cargar con una responsabilidad frente a la sociedad que en realidad no le corresponde”.
A continuación el texto completo de las declaraciones Quico Tabar
Palabras Teófilo Quico Tabar, Administrador de la Lotería Nacional
Como los ojos de la nación han estado atentos a lo que ha ocurrido en torno al mundo del juego, particularmente a acciones ligadas a la Lotería Nacional, he considerado conveniente hacer algunas aclaraciones pertinentes para enriquecer el conocimiento de la ciudadanía.
Yo, Teófilo Quico Tabar, con el nombre que más se me conoce, adquirido por el uso y la costumbre, asumo toda la responsabilidad de lo que aquí exprese, en intención de que la sociedad dominicana tenga más conocimiento acerca de una institución como la Lotería Nacional, fundada en el año 1882, hace ya 139 años por el Padre Billini con fines altruistas, pero salpicada en distintas épocas y ocasiones, por dudas y situaciones lamentables.
Asumí provisionalmente la encomienda del amigo Presidente Luis Abinader, y en éste corto espacio de tiempo, trataré de implementar las bases para que la Lotería Nacional no solo se fortalezca institucionalmente, sino ayudar a aclarar y deslindar claramente los campos dentro del sistema de juegos en que participa esta institución.
Los que me conocen y siguen mi trayectoria por años saben, que he sido enfático con el tema de los conflictos de intereses. Igualmente mi preocupación sobre la amplitud de los canales de conductas éticos y morales. Tan anchos, que se admiten como buenos y validos, incluso legalizados, cosas que a mi juicio no debieron suceder.
Los linderos, bornes, cercas o empalizadas para delimitar cualquier derecho de posesión o propiedad, se cuidan; pero en algunos lugares se borran. Se debilitan. Desaparecen. Eso crea conflictos. A veces con más intensidad entre familiares o asociados. Y eso, ligado a los dos aspectos anteriores, confunde, crea dudas y empaña. Mucho más en la actualidad con la existencia de las redes sociales y la amplitud y agilidad de los medios electrónicos de comunicación.
Por eso vale la pena decir, que probablemente mucha gente, por no decir la mayoría de los dominicanos, incluyendo personas bien informadas, desconocen la Lotería Nacional. Por eso se les hace difícil, como se me hace también a mí, entender algunas situaciones.
Desde hace tiempo La Lotería Nacional ha venido sufriendo modificaciones. Entre ellas, producto de la creación de otras empresas de apuestas privadas autorizadas, se han hecho acuerdos y contratos avalados por organismos del Estado o del Gobierno. Y según dichos acuerdos, se utiliza el Canal Oficial de La Lotería Nacional para realizar, como se están haciendo, sorteos diarios a través de la televisión.
En la Lotería Nacional, en sus salones y en su nombre, se realizan 13 o 14 sorteos semanales, que no son propios de la Lotería Nacional. O sea, que los cientos y cientos de millones de pesos que se juegan diariamente, refiriéndome a los que reciben las diferentes bancas, como los premios de los ganadores, oficialmente no les incumben a esta institución.
La Lotería Nacional no tiene responsabilidades de pagos con ninguno de ellos. Quiere decir, que según los acuerdos que se han venido estableciendo desde hace tiempo con relación a dichos sorteos, la Lotería Nacional no maneja esos fondos como mucha gente pudiera entender.
Los concesionarios privados, o sea, los que tienen sus propios sorteos, tributan por vía de la Tesorería y la Contraloría, quienes los envían a la cuenta de la Lotería Nacional. Las demás agencias o Bancas legalizadas, tributan a través de la DGII, Ministerio de Hacienda o Tesorería. Dichos fondos de alguna forma sirven para que el gobierno subsidie a esta institución.
Quiere decir, que cualquier indelicadeza o desliz en que se haya incurrido, o que involucre a cualquier funcionario o empleado, si bien crea dudad y confusión, ni afectó los fondos o economía del La Lotería Nacional, ni los sorteos eran propiedad de esta institución.
La Lotería, sus salones y su nombre sirven de medio de difusión de dichos sorteos. Los cuales reitero, no eran ni son de la Lotería Nacional. Pero el sistema creado, no conocido por muchos, permite confusión, provoca conjeturas y crea desconfianza.
El volumen de las jugadas que antes manejaba la Lotería Nacional, de alguna manera se ha repartido entre el Estado y el sector privado. Pero concomitantemente, la Lotería, perdió su capacidad de fiscalización. Pues a partir el año 2012, mediante Resolución, la facultad para reglamentar a las Bancas, quedó a cargo del Ministerio de Hacienda.
Los problemas que se han presentado, independientemente de cualquier manejo fuera de los principios bien aceptados o éticos, se posibilitan más cuando se entremezclan los actores. Cuando no se sabe claramente donde terminan los linderos de quienes representan al Estado y donde comienzan los que representan las del sector privado.
Se produce una especie de mancomunidad. Unos pasan de un lado al otro, creando el andamiaje para la confusión. Esa que hoy preocupa. Dándole paso, según algunos conocedores del derecho, en una responsabilidad compartida.
Responsabilidad compartida de todo el sistema de apuestas. Del Público como el privado. Porque se han permitido y prohijado los trasiegos. Aceptados lamentablemente, por la amplitud de los canales éticos y morales. Y todos los sectores ligados a esta actividad, de alguna manera tienen que empeñarse en establecer de nuevo esos linderos. No con muros que no permitan verse o comunicarse, sino con bornes que viabilicen relaciones de respeto y de confianza. Evitando maridajes que confundan y provoquen suspicacia.
Hay que admitir que la Lotería Nacional ha venido debilitándose en materia económica, pero también en el aspecto institucional, aún contando con técnicos bien formados. Probablemente por desconocimiento de su misión y producto de la confusión.
Por no tener clara una concepción sobre su papel dentro del Estado, gobierno o nación. Y esa confusión provocadora de permisividad, por no saber a quién servir, si al Estado o al privado, lamentablemente permite que cada cierto tiempo se presenten situaciones en la que se salpique el nombre de la Lotería Nacional. Por acciones individuales. Por falta de procedimientos y de fiscalización. Pero dejando de lado a los demás componentes del mundo del juego, a quienes les sirve la Lotería Nacional.
Antes que continuar lamentándose la sociedad, creo llegada la hora de confeccionar Códigos muchos más claros y estrictos en cuanto a las conductas éticas y en lo referente a posibles conflictos de intereses. Comenzando si se quiere por la Lotería Nacional.
Tenemos que redefinir claramente el papel de cada sector. Los concesionarios realizan sus propios sorteos. Ellos cargan con sus propias responsabilidades. Son dueños de su propio negocio y su propio destino. Pero mientras tanto, el papel de la Lotería Nacional frente a la sociedad y las Bancas privadas, aunque está desarrollándose desde hace tiempo, amerita urgentemente que se redefinan los linderos y responsabilidades de cada uno. Me refiero a La Lotería Nacional y las Bancas.
Digo esto, porque repito, los sorteos que se realizan diariamente en La Lotería, y que el país entiende que son de ella y para ella, no es así.
Los dueños de las Bancas, el Ministerio de Hacienda, la DGII, el gobierno, y todos los organismos que de alguna manera se involucran en estos procesos, deben lo antes posible establecer nuevos canales públicos.
Algunos me han advertido que esto podría provocar un gran conflicto con las Bancas, a quienes les otorgan un gran poder. Pero no debe ser así. No se trata de un pleito. Se trata de aclarar las cosas. Establecer un dialogo urgente entre los diferentes actores, para que la Lotería, que no es la dueña de las Bancas, ni del proceso de juego, deje de ser la creadora de dudas.
Revisando rápidamente las leyes existentes, aunque tengo pocos días al frente de esto, no he visto en que ley se establece estos procesos. Lo que indica, que si se realiza así por tradición y por acuerdos, es mucho más fácil implementar el proceso de modificación.
Se por otra parte, que el proceso de sorteos diarios hay que continuarlos para que las Bancas puedan realizar sus operaciones. Y eso debe continuar. Lo que habrá que modificar, en corto tiempo, es la metodología y la imagen de que la Lotería es donde se generan o crean situaciones que empañar de alguna manera a la institución, salpicando por igual el gobierno y al Estado.
Lo que trato de provocar es una reacción en la sociedad. En los dominicanos conscientes. En las Bancas y en los concesionarios, que bien podrían colaborar en este proceso. En el propio gobierno.
No se trata de un problema de videntes o no videntes. De una bolita escondida en las manos o un error en cantar un número. Esto es mucho más profundo. Es un mundo que motiva millones de personas que gustan del juego por diversas razones, de lo cual el estado recibe beneficios, pero que la metodología y las vías en que se realizan, a mi criterio, deben ser aclaradas.
El papel que debe jugar La Lotería Nacional, debería ser otro. Y de mutuo acuerdo, sin conflictos, establecer la forma. Y si los sorteos son de la Banca Privada, que busquemos urgentemente el mecanismo para que esa responsabilidad sea suya o sea compartida. Que no tenga la Lotería que cargar con una responsabilidad frente a la sociedad que en realidad no le corresponde.
El presidente Abinader ha expresado que tiene interés de que el cambio en el país incluya también todo lo relativo a las conductas humanas. Actuar frente a situaciones confusas o indelicadas. En ese sentido, no hay mejor momento para comenzar que este.
Como nunca he estado comprometido más que con Dios y los que considero los mejores intereses de la nación, a estas alturas, nada ni nadie me hace vacilar. La confianza que un hijo del gran amigo José Rafael me otorgó, no lo impedirá nada.
No vine a la Lotería Nacional, institución que personalmente no me atrae, a competir o crear conflictos. Vine a cumplir una encomienda. A colaborar con la creación de confianza como vía para alcanzar plena credibilidad. Para lo cual aportaremos nuestros mejores esfuerzos en tratar de lograr esos objetivos.
Pero si en aras de cumplir con esos objetivos me veo en la necesidad de tomar medidas drásticas administrativamente hablando, en beneficio de la transparencia, la confianza y la credibilidad en la institución como parte del Estado y del gobierno, que nadie piense que me va a temblar el pulso.
Ya lo exprese el día que llegué. Nadie que tenga intereses en el negocio de las bancas podrá laborar en la Lotería Nacional mientras yo esté al frente de ella. Absolutamente nadie, porque eso permite y fomenta la confusión. Arrastra la permisividad y provoca conflictos de intereses. Que al final perjudican a la institución y a todo el sector.
La Lotería Nacional, como parte del gobierno y el Estado, deberán en los días por venir, convertirse en una institución capaz de colocarse al nivel de las mejores empresas de este éste tipo en cualquier parte del mundo. Con poca inversión. Con transparencia y sentido de colaboración. Y con la participación de personas con vocación de servicio.
Teófilo Quico Tabar.