Keiko Fujimori es una veterana de la política peruana, pues comenzó a andar este camino a los 19 años.
Por José Aguiar
LIMA, 4 jun (Xinhua) — La candidata presidencial peruana, Keiko Fujimori, se ha jugado el todo por el todo durante la campaña electoral de cara al balotaje del próximo domingo 6 de junio, para ganar el beneplácito de aquellos que por años no la han visto como la primera opción para la Presidencia de Perú.
De la "mano dura" contra la delincuencia, que fue su promesa en la primera vuelta, ha reformulado su discurso para plantearse como la salvadora del "modelo" económico del país, que señala podría ser destruido por su contrincante Pedro Castillo.
Aunque las encuestas la ubican a sólo 2,2 puntos de distancia de su adversario político, brecha que se ubicaba en un principio en alrededor 15 puntos, está consciente de que todavía le queda por hacer para ganar el apoyo del 11,8 por ciento de la población que aún se mantiene indecisa.
No obstante Fujimori, quien por tercera vez contiende como candidata a la Presidencia, tiene en su contra la acusación de delitos de organización criminal y lavado de activos en contexto de la investigación que le sigue la Fiscalía por el caso Odebrecht.
Investigada por presuntamente haber recibido 1,2 millones de dólares de la constructora brasileña para financiar su campaña presidencial de 2011, pasó más de un año en prisión a pedido de la Fiscalía, en dos periodos, entre octubre de 2018 y mayo de 2020.
A esto se suma el descontento de quienes le atribuyen la responsabilidad directa de la crisis institucional y política que enfrentó el país los últimos cinco años, como resultado del "obstruccionismo" contra el gobierno que impulsó su partido Fuerza Popular cuando tuvo la mayoría parlamentaria.
No le favorece tampoco cargar moralmente la responsabilidad de su padre, el ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien cumple 25 años de prisión tras ser señalado de violación de derechos humanos durante su administración, cosa que ella niega.
Con esa carta de presentación, la candidata Fujimori ha tratado de dejar atrás la sombra que la sigue adonde quiera que va, y ha buscado mantener un discurso conciliador y familiar, que le ayude a estrechar el vínculo con los peruanos que temen por el futuro del país.
Posiblemente eso ha surtido efecto en alguna medida, pues mientras que al inicio del proceso electoral la medición de las personas que no tenían intención de votar por Fujimori era de alrededor de 72 por ciento, ahora bajó a 45 por ciento, frente al 41 por ciento que tiene su oponente Pedro Castillo, según las últimas encuestas de la consultora Ipsos difundidas el pasado 30 de mayo por la prensa local.
Para consolidar su "voto duro" y captar a los indecisos, la aspirante presidencial de 45 años dijo que mantendrá el "modelo", y ha planteado una serie de promesas, incluso de corte populista, como dar bonos y entregar directamente a la población parte del canon minero, la participación de la cual gozan los gobiernos locales y regionales sobre las rentas e ingresos que obtiene el Estado por la explotación minera.
Keiko Fujimori es una veterana de la política peruana, pues comenzó a andar este camino a los 19 años, momento en el que se convirtió en la primera dama de Perú cuando sus padres, Susana Higuchi y Alberto Fujimori, se separaron.
Administradora de empresas de profesión y ex congresista, está casada con el estadounidense Mark Vito y tiene dos hijas, una de 11 y otra de 13 años.
Ha sido candidata a la Presidencia en dos oportunidades, en 2011 y 2016, en las que ha sido derrotada en segunda vuelta con estrecho margen por sus adversarios Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, respectivamente.