Hace mucho tiempo (no recuerdo desde cuándo) no leo una publicación impresa. Hace mucho tampoco (tampoco recuerdo desde cuándo) recibo una carta, ni siquiera de amor, escrita en una hoja de papel. Hace tiempo (no puedo recordar desde cuándo) no escribo nada a mano para quién sea. Hace muchísimo tiempo todo lo que digo, veo, oigo y discuto va y viene del mundo a través de un objeto que nunca imaginamos que llegaría tan lejos como para atraparnos cada día completo, hasta cuando dormimos: el teléfono celular, pues el papel (menos el de baño) está por desaparecer… (Eso sí, me niego rotundamente a leer un libro que no sea de papel).