La población parece no saberlo o no quiere saber la magnitud del problema que representa hoy día Haití para la seguridad nacional.
Cuando el presidente Luís Abinader llegó al gobierno con el interés de marcar una diferencia política de trascendencia histórica con sus antecesores, se propuso transformar el Estado, adecentándolo y modernizándolo para convertirlo en un instrumento de desarrollo nacional.
Entre los muchos cambios que propone está el antiguo Departamento de Investigación Nacional (DNI) que fue modificado el 22 de julio de 1978 por el doctor Joaquín Balaguer poco antes de que el PRD asumiera el poder. Por primera vez un civil ocupa el cargo de director, Luís Soto, abogado de amplia trayectoria profesional, bajo perfil, de una conducta intachable, que al decir de quienes lo conocen es “buen amigo, solidario capaz y muy reservado”.
Cuando Soto llegó al puesto encontró un proyecto de ley de modificación del DNI que por alguna razón ninguno de los gobiernos del PLD sometió al Congreso. Lo vio, lo leyó con atención, lo consultó con expertos en el área tanto dominicanos como de países amigos, para concluir elaborando el documento que primero fue presentado al presidente Abinader y luego enviado al Congreso para su discusión y aprobación.
He leído con detenimiento la antigua ley que creo el DNI, así como el nuevo proyecto, que establece, en uno de sus considerando, “que el Estado dominicano debe contar con un organismo de inteligencia llamado a jugar un rol preponderante en la obtención de información estratégica para enfrentar los desafíos y amenazas que ponen en riesgo la seguridad nacional e interior del país, como el terrorismo, narcotráfico, lavado de activos, ataques cibernéticos, corrupción administrativa, tráfico de armas, crímenes transnacionales y flujos migratorios irregulares, principalmente en la zona fronteriza”.
En sentido general el proyecto de modificación de la estructura y función del DNI me parece correcta, aunque considero que puede ser enriquecido en el Congreso. El país precisa de un DNI integrado por profesionales, formados en su mayoría en un centro para terminar con la improvisación y el “enganche” de “calieses” analfabetos militarizados. El DNI no puede ser un órgano de chismes de patio, de extorsión y chantaje político, comercial o empresarial; hablo de una entidad seria encargada de velar por la seguridad nacional tanto dentro como fuera del territorio.
La población parece no saberlo o no quiere saber la magnitud del problema que representa hoy día Haití para la seguridad nacional. No hay mejor muro que un buen DNI, con un personal profesionalizado, bien equipado, bien pagado y especializado.
Todos los Estados, grandes o pequeños, sobre todo los que viven en conflictos con otros países ya sea por razones económicas, políticas o fronterizas, tienen buenos servicios de inteligencia, algunos tienen más de uno, como Estados Unidos que además de la CIA -con una historia de asesinatos, golpes de Estados, etc., muy conocido, tiene el FBI y el NSA. La CIA surgió después de la Segunda Guerra Mundial en 1948 cuando ese país se convirtió en una potencia que rivalizaba con la poderosa Unión de República Socialista Soviética que por igual tenía la KGB. Inglaterra creó sus dos servicios de inteligencia muy temprano, en 1909. La República Popular China no se queda atrás. Una potencia de esa magnitud no puede prescindir de un poderoso organismo de inteligencia, bajo el control del Partido Comunista, la organización política más grande y poderosa del mundo, con más de cien millones de miembros, que gobierna el país más poblado de la tierra con alrededor de mil 400 millones. Israel, el mismo día de su fundación, en 1948, fundó el tenebroso Mosad. Francia, Italia, Alemania, España. Europa tiene su equipo de inteligencia, al igual que Irak, Siria, Pakistán, etc. Cuba, el pequeño país caribeño socialista, ha sobrevivido al acaso sistemático de Estados Unidos durante más de seis décadas gracias a su muy sofisticado órgano de inteligencia y sus Fuerzas Armadas dirigidas por el Partido Comunista.
El espionaje es un tema apasionante que mezcla realidad y ficción sobre el que se han escrito cientos de libros, y realizado no menos películas como la saga del agente OO7, la de Misión Imposible y muchas más.
El Estado dominicano “precisa disponer de unos servicios de inteligencia eficaces, especializados y modernos, capaces de afrontar los nuevos retos del actual escenario nacional e internacional”, como dice el proyecto de ley.
El problema con la vecina Haití se complica cada día. Las “gangas” (bandas de malhechores, corruptos, asesinos, narcotraficantes, evasores, lavadores, secuestradores) dominan el territorio, imponen el terror y el horror, ante una población indefensa, sin educación ni organización política o ciudadana. Haití es hoy territorio de nadie. No hay gobierno, no hay Estado. La Policía no es suficiente. Las Fuerzas Armadas apenas se sienten. El Estado no tiene instituciones. Las Fuerzas Armadas dominicanas no pueden colocar un militar cada metro para cuidar la frontera. Los muros no resuelven el problema, como no lo han hecho en otros países donde se han levantado. Saber lo que pasa en Haití todos los días es tarea preventiva de un organismo especializado como debe ser el nuevo DNI, que vale la pena decir, no puede tener funciones partidarias ni políticas, que no está concebido para reprimir a los dominicanos.