“El teletrabajo ayudó a amortiguar los impactos negativos de la crisis en los mercados de trabajo, contribuyendo a la preservación de millones de empleos. Tras la recuperación seguramente seguirá siendo una opción y generando nuevas oportunidades”: Vinícius Pinheiro.
LIMA – El trabajo a distancia desde los hogares irrumpió en los mercados laborales de América Latina y el Caribe como una manera de enfrentar consecuencias de la pandemia covid-19 para unos 23 millones de trabajadores, indicó este martes 6 un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El teletrabajo “ayudó a amortiguar los impactos negativos de la crisis en los mercados de trabajo, contribuyendo a la preservación de millones de empleos”, observó en esta capital el director regional de la OIT, Vinícius Pinheiro.
“Tras la recuperación seguramente seguirá siendo una opción y generando nuevas oportunidades”, agregó el responsable.
La OIT estimó que en el peor momento de la crisis, en el segundo trimestre de 2020, unos 23 millones de personas transitaron hacia el teletrabajo en la región, “en el contexto de una caída devastadora de la actividad económica, con pérdida de empleo, caída de los ingresos y cierre de empresas”, según el reporte.
En los países de la región donde existen datos disponibles, entre 20 y 30 por ciento de los asalariados que estuvieron efectivamente trabajando lo hicieron desde sus domicilios durante la vigencia de las medidas de confinamiento.
Antes de la pandemia, esa cifra era inferior a tres por ciento.
La crisis “causó una aceleración de tendencias en los mercados laborales, lo cual deja la sensación de que, junto a la situación dramática de la pérdida de empleo, el futuro del trabajo se estuviera manifestando antes de lo esperado”, observó Pinheiro.
El informe señala que aunque es muy temprano para predecir el alcance efectivo del teletrabajo, será necesario que los países y las sociedades estén preparados para asumir que esta modalidad llegó para quedarse.
Podrá ser “como una solución conveniente para algunas personas y empresas”, o también mediante “la proliferación de formas híbridas que combinen laborar en el establecimiento con trabajo desde el hogar”.
Recuerda la OIT que ya antes de la pandemia existía el trabajo desde el domicilio, pero abarcaba principalmente a trabajadores por cuenta propia, o en situaciones especiales se combinaba con trabajo en el establecimiento.
“Pero en el contexto de cuarentena pasó, en muchos casos, a ser la modalidad exclusiva de trabajo”, asentó.
Roxana Maurizio, especialista en economía laboral de la OIT, advirtió que “sin embargo, no todos los trabajadores pudieron hacer uso de esta modalidad”.
“Fueron principalmente las personas asalariadas formales, con alto nivel educativo, relaciones de empleo estables, en ocupaciones profesionales, gerenciales y administrativas, y por supuesto con acceso a las tecnologías necesarias, quienes registraron los mayores aumentos del teletrabajo”, explicó Maurizio.
Mucho menor acceso al teletrabajo tuvieron “los trabajadores informales, cuentapropistas, jóvenes, de menores calificaciones y de bajos ingresos laborales, quienes experimentaron las mayores pérdidas de empleo y de horas trabajadas, especialmente en la primera mitad de 2020”, recogió el informe.
Maurizio destacó que en una región caracterizada por estructuras laborales con baja intensidad en el uso de tecnologías de información y comunicación, “era esperable que la difusión del trabajo a domicilio y, en particular del teletrabajo, no fuera homogénea entre los diferentes grupos de trabajadores”.
Agregó que antes de esta crisis el teletrabajo era considerado una alternativa para lograr mejor conciliación entre la vida familiar y la laboral, pero durante el cierre provocado por la pandemia la situación fue compleja, pues además cerraron las escuelas y se incrementaron las demandas de cuidado.
“Esto afectó en forma especial a las mujeres, dado que las responsabilidades familiares siguen recayendo mayormente sobre ellas”, precisó Maurizio.
El informe destacó aspectos relevantes que deben ser abordados para enfrentar los desafíos del teletrabajo, comenzando por el principio de voluntariedad y acuerdo entre las partes, la organización y el tiempo de trabajo, y la seguridad y la salud.
También el equipamiento y elementos de trabajo, la protección del derecho de privacidad de los trabajadores, la dimensión de género y el teletrabajo, y el papel de los actores sociales concernidos.
Articulo publicado orginalmente en Ipsnoticias.net
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