El asesinato del presidente amenaza con exacerbar una crisis de la que ya venían alertando las ONG
PUERTO PRíNCIPE, Haití, 8 Jul. (EUROPA PRESS) – El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, ha sumido al empobrecido país caribeño en un nuevo escenario de incertidumbre que afecta no solo al terreno político, sino también al humanitario, habida cuenta de que la situación ya era cuanto menos delicada antes del magnicidio, con seis de cada diez personas en situación de pobreza.
"La población de Haití se enfrentará a una incertidumbre aún mayor tras el asesinato del presidente", reconocen fuentes de la ONG Médicos Sin Fronteras desde Haití. "Aún no está claro cómo evolucionará la situación", añaden, asumiendo que el frágil equilibrio no está garantizado en ninguno de los varios frentes que están abiertos.
La ONU y las ONG que trabajan sobre el terreno llevan meses alertando de un empeoramiento de la situación humanitaria, atribuible en un primer momento a la inestabilidad política y social y luego a la escalada de violencia que se ha cebado especialmente con Puerto Príncipe y que la semana pasada dejó 15 fallecidos en un tiroteo.
Como apuntan desde MSF, "la inestabilidad ya se ha cobrado la vida de ciudadanos haitianos en los últimos meses, con un aumento de la violencia, una nueva ola de contagios de COVID-19 y una crisis económica constante". La pandemia suma ya casi 19.000 casos y más de 450 fallecidos, aunque los problemas de rastreo previsiblemente hacen que estos datos sean solo una muestra del alcance total.
El director de Acción contra el Hambre en Haití, Roseval Supreme, comparte unas "profundas preocupaciones" de cara a un periodo que atisba "preocupante". También él cita "los efectos directos e indirectos" de la pandemia, dentro de una amplia lista de "problemas" que incluyen "la inflación, el desempleo, los disturbios civiles, la sequía persistente".
LA VIOLENCIA COMO TELON DE FONDO
mplica el reparto de la ayuda y ha dejado con poca o ninguna asistencia a miles de personas, a pesar de que para este año estimaba en su Plan de Respuesta Humanitario que 4,4 millones de personas, el 40 por ciento de la población, necesitaría ayuda de emergencia.
La violencia de bandas en Puerto Príncipe, donde operan casi un centenar de grupos, ha forzado a unas 18.100 personas a abandonar sus hogares, 14.700 de ellas en el último mes. Estos desplazados se reparten entre enclaves improvisados y familias de acogida.
MSF se vio obligada a cerrar temporalmente un hospital en Puerto Príncipe a raíz de un ataque y las fuentes de la ONG consultadas reconocen que es difícil mantener la atención sanitaria. "Una de nuestras principales preocupaciones es que el personal y los pacientes puedan acceder a instalaciones médicas en este momento de mayor incertidumbre e inestabilidad", esgrime la organización, con tres décadas de experiencia en el país caribeño.
Amnistía Internacional expresa su temor por una posible escalada de violencia en los próximos días y promete seguir "de cerca" las posibles protestas, ante el temor de que se produzcan nuevos abusos. Así, pide a las autoridades que respeten en todo momento los Derechos Humanos, recordando las violaciones de los últimos años y la inacción del Gobierno.
La directora de Amnistía para América, Erika Guevara-Rosas, pide una investigación "inmediata e imparcial" no solo del asesinato del presidente, sino también de la "impunidad crónica" imperante bajo su mandato. A su juicio, "esta es una llamada de atención para la comunidad internacional y para las autoridades haitianas que han (…) ignorado los mensajes de alerta emitidos por las personas que defienden los Derechos Humanos que han pavimentado el camino para una crisis tan grave".
COLAPSO ECONÓMICO
El responsable de Acción contra el Hambre ha señalado que "Haití no es diferente" a otros contextos en los que trabaja la ONG mitigando por una parte la inseguridad alimentaria y, por otra, apoyando "la paz y la estabilidad política". "Hacemos un llamamiento a la comunidad mundial para que aumente la ayuda humanitaria para socorrer a las comunidades más vulnerables, ha dicho.
No en vano, de los 235,6 millones de dólares requeridos para este año por las agencias y organizaciones internacionales, apenas se han recaudado 12,6 millones, según datos actualizados por la ONU. Todo ello en un país que depende en gran medida de dicha ayuda, habida cuenta de que la falta de capacidad de unas instituciones que quedan ahora más en entredicho tras el asesinato de Moise.
Haití, donde viven alrededor de 11 millones de personas, tiene un Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de 1,149,5 dólares (unos 971 euros), y el Índice de Desarrollo Humano le situaba en el escalón 170 de 189. Sigue siendo el país más pobre del hemisferio occidental y uno de los más pobres del mundo, así como uno de los más desiguales: el 20 por ciento más rico acapara el 64 por ciento de la riqueza según datos del Banco Mundial.
La situación tampoco muestra visos de mejorar, ya que al 1,7 por ciento de contracción del PIB en 2019 se sumó un retroceso del 3,8 por ciento en 2020, y el nivel de pobreza sigue la tendencia contraria, al alza, hasta el punto de afectar ya a casi el 60 por ciento de la población.
Las zonas rurales, donde viven dos terceras partes de estos pobres, son a su vez las más expuestas a desastres naturales que previsiblemente aumentarán en frecuencia e intensidad como consecuencia del cambio climático. Haití ha sufrido en los últimos años varios grandes desastres como el huracán 'Matthew', que en 2016 provocó daños equivalentes al 32 por ciento del PIB, aunque la peor tragedia sigue siendo el terremoto de 2020, que se llevó por delante unas 250.000 vidas y el 120 por ciento del PIB, según el Banco Mundial.