El impacto adverso de la tensión suele ser mayor en países con instituciones débiles y margen de maniobra de la política económica limitado.
Técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticinan dificultades en la recuperación de los países por la nueva ola de tensiones sociales que se esta generando en el mundo.
Estas tensiones serán mayores en los países cuyas economías de mercados emergentes y en desarrollo, aunque precisan que sobre estos países estudiaron los posibles impactos a largo plazo.
El informe establece que las causas de estas tensiones varían entre la frustración por la gestión de la crisis por parte de los gobiernos, el aumento de la desigualdad y la corrupción.
“Las secuelas económicas de la pandemia están provocando un aumento de las protestas, cuyas consecuencias económicas podrían ser duraderas” indican Metodij Hadzi-Vaskov, Samuel Pienknagura y Luca Ricci en su escrito colgado en https://blog-dialogoafondo.imf.org/.
Concluyen en que las protestas pueden ser detonantes de reformas políticas y cambios sociales y refieren el último Índice de Paz Global, el que registra que el número de disturbios, huelgas generales y manifestaciones antigubernamentales en todo el mundo ha aumentado en un alarmante 244% en la última década.
“Los confinamientos y el miedo a los contagios forzaron una pausa temporal. Pero prácticamente en todas las regiones del mundo han reaparecido los manifestantes” exponen.
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