Cuando el 30 de mayo de 1961 Trujillo es ajusticiado y su régimen de terror se desmorona, todo apuntaba a que el merengue también correría la misma suerte del tirano.
La nación dominicana está de muy triste ante la pérdida irreparable de quien, sin lugar a dudas, es el merenguero más impactante y trascendente de todos los tiempos: Jhonny Ventura. El Caballo Mayor fue un artista excepcional, un merenguero hasta la tambora, un ser humano fuera de serie y un hombre sumamente solidario y con grandes sentimientos patrióticos.
Como artista merenguero no tiene comparación. Es muy acertado lo que decía uno de sus temas más populares, de que Jhonny “es el merengue”. Sus 105 producciones discográficas, sus decenas de miles de reconocimientos, sus aportes a la música dominicana y su impulso a muchas figuras, lo colocan en un sitial muy especial del arte dominicano. Es uno de los pocos artistas del mundo que tiene en su historia haber producido y lanzado cinco discos en un mismo año. Y más impactante y sorprendente aún: Entre los años de 1972 y 1979, en tan solo seis años, el caballo Ventura lanzó al mercado 21 discos. Ese es un récord que será muy difícil de superar.
Sin embargo, desde mi humilde punto de vista, por encima de su gran trayectoria como cantante, director de orquesta y artista, uno de los mayores aportes de Jhonny al merengue y la música dominicana en sentido general, se ubican en una orientación más patriótica que musical. Considero que Jhonny fue el principal responsable de que el merengue, en tanto ritmo nacional y más popular de la patria dominicana, no sucumbiera y fuera enterrado junto con el cadáver del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Y eso tiene una explicación histórica muy precisa.
El merengue, como ritmo y como danza bailable, logró convertirse en la música nacional del pueblo dominicano de la mano del dictador Trujillo. Desde su nacimiento a mediados del siglo XIX, hasta la llegada al poder del tirano, el merengue era un ritmo totalmente excluidos de la sociedad, sólo era consumido y bailado en los sectores más humildes. Incluso, era considerado un sinónimo de baja ralea y de marginalidad. Pero al llegar al poder, Trujillo asumió el merengue como uno de los elementos de soporte ideológico de su represivo régimen, lo vistió de gala, buscó los mejores músicos y les hizo grandes bandas, llevó el merengue a los salones más exigentes de la sociedad y lo convirtió en la Música Nacional Dominicana. Con eso, hizo que el merengue fuera identificado con la tiranía.
Cuando el 30 de mayo de 1961 Trujillo es ajusticiado y su régimen de terror se desmorona, todo apuntaba a que el merengue también correría la misma suerte del tirano. Pero, justo en ese momento en que empezaba a construirse una época democrática en la nación, apareció un joven merenguero llamado Jhonny Ventura que supo quitarle el tufo y la imagen trujillista al merengue, y lograr su preservación. Jhonny le hizo cambios muy importantes: Creó el combo de pocos músicos, lo cual sustituía la grandes orquestas, colocó de pies a todos los músicos y puso a los integrantes del frente a realizar coreografías combinadas y atractivas, los vistió de colores llamativos, eliminó los smoking y trajes negros que usaban durante la tiranía, aceleró el ritmo para ponerle acorde a los tiempos, y él mismo se convirtió en una atracción como cantante y bailarín al frente del Combo Show de Jhonny Ventura.
Con esa decisión, que alcanza niveles patrióticos, Jhonny logró que el merengue pudiera superar la etapa trujillista, y continuará como el ritmo y la música más popular de los dominicanos. Pero el aporte patriótico del Caballo Mayor tuvo otro momento estelar, posterior a la segunda intervención militar estadounidense de 1965. Luego que concluyó la guerra de abril y se firmó el Acta Institucional que puso fin al conflicto bélico, en el país se inició el proceso de la llamada “penetración cultural de Estados Unidos”, la cual conllevaba una incursión en nuestra nación, y muy especialmente en la juventud de la época, de las costumbres y modas de ese país del norte que nos había invadido militarmente en dos ocasiones en menos de un siglo.
En ese momento, mediados de la década del 60, la música predominante en Estados Unidos, el Rock and Roll, estaba dominando todos los mercados y penetraba en todas las naciones bajo la égida del coloso del norte. Ante eso se inició en el país dominicano una dura lucha en los barrios, a través de los llamados clubes populares y las organizaciones de izquierda, para enfrentar esa llamada “penetración cultural norteamericana”.
Jhonny asumió de forma valiente y militante esa lucha. Puso el merengue a competir de manera efectiva en contra del penetrante Rock and Roll, hizo temas muy populares para limitar esa presencia, dotó al merengue de la alegría, el dinamismo y los colores de la modernidad, y creó un estilo de bailar que impactaba a los jóvenes más que la “danza de los gringos”. Al mismo tiempo, de manera personal fue un actor social militante en favor de todas las causas justas del pueblo, enfrentó la represión del régimen balaguerista de los 12 años, apoyó las jornadas de lucha en favor de las libertades públicas y la democracia, y su arte y su vida siempre tuvieron al servicio de las mejores intereses del pueblo dominicano.
Jhonny Ventura no fue solo un gran merenguero que nos puso a todos a bailar y a divertirnos con su música, sino que fue un gran patriota que usó el merengue para consolidar la soberanía, la libertad y el sentir de la dominicanidad. Su legado y su ejemplo permanecerán por siempre.
Euri Cabral
Economista y Comunicador