No es casual que muchos de los países más grandes y desarrollados del mundo sean, al mismo tiempo, los más endeudados.
Los préstamos no son buenos, ni malos, depende del uso que se les dé, si contribuyen o no al desarrollo, si se utilizan para obras de bien social o para robarse una buena parte como ocurría en el pasado reciente.
todos los empresarios, no importa el área a la que se dediquen, en algún momento se han visto obligados a recurrir a los mercados de capitales, internos o externos, para salir de una crisis o para fortalecer sus empresas. Si les preguntamos a los empresarios más importantes del país corroboran lo que digo.
No es casual que muchos de los países más grandes y desarrollados del mundo sean, al mismo tiempo, los más endeudados. Veamos algunos ejemplos:
-Japón, una potencia científica y tecnológica, con un desarrollo extraordinario, es el país más endeudado del mundo, según un ranquin especializado, con casi 240% de su Producto Interno Bruto (PIB). -Grecia, 181 del PIB, Líbano 143, del PIB, Italia, 132 del PIB, Jamaica, 115 del PIB, Singapur 112 del PIB, Estados Unidos, 107.2 del PIB, Portugal, 126 del PIB, España 99.3 del PIB. Hay países pobres y ricos muy endeudados. Egipto, 103 del PIB un país antiguo sumido en la pobreza y el subdesarrollo, lo cual demuestra que el endeudamiento puede ser bueno, pero también puede ser malo. El “riesgo país” no necesariamente depende del endeudamiento.
La deuda latinoamericana en el año 2019 era de un 69% del PIB. Con la pandemia del coronavirus subió a un 79%, es decir, 10 puntos. Significa que toda la región se endeudó para enfrentarla, algunos con bastante éxito, como el nuestro que está entre los primeros lugares del mundo, aunque la oposición juegue a la política en una campaña proselitista prematura, y aunque “el pollo esté caro”, porque escasea el cerdo y porque aún la crisis no termina.
Quiere decir, mis queridos lectores, que el gobierno dominicano, al igual que los demás, se vio obligado a recurrir al mercado de capitales internacionales para obtener el dinero que le permitiera comprar vacunas, medicamentos, equipos, aplicar planes sociales de contingencia, etc., para impedir que los ciudadanos se contagiaran y murieran. En otras palabras: el presidente Luís Abinader y el equipo laborioso que lo acompaña en el “Gabinete de Salud” pusieron en primer plano la salud de la población, no la economía, no el clientelismo, ni el paternalismo.
No tengo el dato, pero el Estado debió invertir en la crisis 500 o 600 millones de dólares sólo en vacunas. (Mal contados) Calculo 22 millones de dosis compradas entre 18 y 20 dólares la unidad, sin añadir medicamentos, equipos, etc. ¿De dónde diablos iba el presidente Abinader buscar tanto dinero? Pudo habérselo quitado a los funcionarios de los pasados gobiernos del PLD que se robaban alrededor del 4% del PIB (unos 200 mil millones) todos los años sin que el brazo de la justicia los alcanzara, precisamente porque esa justicia estuvo protegiéndolos, cosa que no ocurre ahora con una Procuradora General como Mirian Germán que no tiene que rendirle cuentas al presidente Abinader.
El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara Hatton demostró que el PLD miente -nada extraño- cuando afirma que el gobierno de Luís Abinader ha aumentado la deuda en 14 mil millones de dólares en tan solo un año. Dice Miki Ceara que entre agosto del 2020 y julio del 2021 la misma pasó de 65.9 del PIB al 67.8, un aumento total de 7,603. Hay que aclarar que el gobierno dominicano se endeudó menos que la mayoría de las nacionales latinoamericanas, pues no llegó al 10% del PIB. ¡Y con mayor éxito!
El economista afirma que “durante el gobierno de Danilo Medina, al 2019 la deuda pública consolidada del Estado Dominicano era de US$44.9 mil millones y a finales de agosto del 2020 era de US$51.9 mil millones. Había aumentado en US$7,017, pasando de representar 50.5% a 65.9% del PIB”. Con sus mentiras y especulaciones, el PLD pretende infundir miedo entre los inversionistas nacionales e internacionales. Es un atentado contra la estabilidad y la paz social que reina en el país.
El PLD no tiene calidad moral para hablar de endeudamiento, ni de nada, en este país, pues durante 20 años hizo de la corrupción un instrumento de permanencia en el poder para su propio beneficio; el PLD no solo endeudó el país, ¡también se lo robó! Abinader encontró un país en ruinas. Recuperarlo, en solo un año, ha sido un logro inimaginable.