La isla caribeña cierra otra semana de duro rebrote de COVID-19
LA HABANA, 22 ago (Xinhua) — Cuba concluyó otra semana de enfrentamiento a un duro rebrote de la COVID-19, que en los últimos siete días dejó 521 muertos y 65.631 nuevos enfermos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Desde hace unas semanas, el nuevo coronavirus se ha disparado en la isla, donde todas las provincias presentan una contagiosidad superior a 15 por ciento, excepto las occidentales La Habana y Matanzas, así como el municipio Especial de la Isla de la Juventud.
Esa es la razón por la que 65.466 de los contagiados diagnosticados esta semana correspondan a la transmisión interna, cuyo epicentro está en la provincia de Cienfuegos, en el centro-sur de la isla, con una tasa de incidencia de 5.346,5 por cada 100.000 habitantes, la más elevada del país.
Las autoridades regulatorias cubanas aprobaron este viernes el uso de emergencia de las vacunas Soberana-02 y Soberana Plus, con lo que Cuba suma tres fármacos propios contra la COVID-19, los primeros desarrollados en América Latina.
El Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos médicos (CECMED) otorgó la autorización a esos inyectables elaborados por científicos del Instituto Finlay de Vacunas (IFV) de La Habana.
El CECMED también anunció este viernes la aprobación de una formulación que incluye a Soberana-02 y Soberana Plus, pero sin tiomersal para poder ser usada por personas alérgicas.
A inicios de julio, esa institución regulatoria había aprobado el uso de emergencia de Abdala, otra vacuna cubana contra la COVID-19, pero elaborada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana.
El Gobierno trata de acelerar un proceso de vacunación con los fármacos cubanos Abdala, Soberana-02 y Soberana Plus, tres de las cinco desarrolladas en la isla.
De acuerdo con las últimas cifras oficiales, hasta el momento se ha inmunizado al 27,6 por ciento de la población, con la aplicación de tres dosis a 3.093.593 de los 11,2 millones de cubanos.
"Para salir de esta situación, una vez más llamamos a cortar la transmisión y solo la podemos cortar si existe realmente una comprensión a nivel social y disminuimos la movilidad al máximo posible", dijo el presidente Miguel Díaz-Canel en una reunión del grupo gubernamental que analiza la marcha de la pandemia en la isla.
Díaz-Canel se refirió al aislamiento social y el distanciamiento físico como variables que harán que disminuya el número de casos, lo que permitirá, dijo, una operación con más holgura de las necesidades que tenemos hoy de infraestructura, personal médico, y disponibilidad de oxígeno y de medicamentos.
El mandatario demandó trabajar con mayor intencionalidad y al detalle en el tema de las altas hospitalarias, porque dar todas aquellas que sean posibles será garantía para aprovechar mejor "las capacidades de que disponemos para la atención a todos los pacientes".
"Ahora es muy importante ubicar a los pacientes en un grupo de lugares para que pueda ser más eficiente y racional el uso de las disponibilidades de oxígeno en el país", apuntó.
Díaz-Canel abogó por desarrollar un concepto de ahorro, de eficiencia en el trabajo, y reconoció el esfuerzo que despliega el personal técnico y trabajadores de las plantas de oxígeno y de todo el sistema que el Ministerio de Industrias tiene para la generación y distribución del gas.
La isla sufre la presencia de la variante delta del SARS-CoV-2, que está presente en todo el país y ha sustituido a la Beta, anteriormente predominante, de acuerdo con la doctora María Guadalupe Guzmán, jefa del Centro de Investigaciones, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri (IPK).
"Delta ya llegó a cada provincia del país y en aquellos territorios donde los casos aumentan exponencialmente, con más de mil diarios, es porque dicha variante influye en estos momentos", explicó la científica.
Cuba acumula 4.544 decesos y 583.299 contagios desde que el nuevo coronavirus apareció en la isla, en marzo del pasado año. Fin