El profesor universitario Julio Encarnación explicó que todavía en este sector persisten rasgos étnicos que delatan la africania
Por Andrés Deveaux
Villa Faro, Santo Domingo Este, RD.- El sector de Mendoza, constituyó un pequeño asiento de la presencia africana en la Hispaniola, como lo fueron Los Mina, Villa Mella y San Cristóbal.
Así lo afirmó el antropólogo, gestor y profesor universitario Julio Encarnación, quien participó como expositor en la Primera Jornada Cultural Villafarense.
El Director de la Unidad de Promoción Cultural de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), explicó que todavía en este sector persisten rasgos étnicos que delatan la africana, a través de prácticas culturales que estampan ese sello característico.
Al abordar de manera magistral el tema, Los Aportes De Los Negros Africanos en la Conformación de la identidad Étnica de Santo Domingo Este, dentro de la Primera Jornada Cultural Villafarense, auspiciada por el Club y la Casa de la Cultura de Villa Faro, Encarnación destacó el aporte africano a este emblemático sector.
En lo cultural, reveló, tenemos los palos o atabales y Salve, en San José De Mendoza, rituales que se realizan cuando muere una persona y le hacen el novenario o el Cabo de Año, que se realiza sin interrupción durante siete años. Así como el balsié, ritmo que se toca con un tambor acotado, güira y pandereta, en San José De Mandinga.
En el aspecto culinario, explicó, hay una herencia en la preparación de los famosos botes de Guáyiga con coco y las famosas rosquillas, hecha con el almidón de este tubérculo silvestre.
Encarnación, quien mostró destrezas al abordar el tema dijo que la sociedad matriarcal fue un componente de la sociedad africana extrapolado a Mendoza y Mandinga, porque la mayoría de los hombres no trabajaban y los hogares en mayoría, se mantenían con el trabajo de la mujeres como marchantas, venduteras, ventas de hojas y flores o como vendedoras de mondongo, longaniza y tocinos..
Así mismo destacó que fue a finales de los años setenta cuando los Mendoceros empezaron a integrarse al proceso productivo, ya que el matriarcado dejó profundas huellas, que con el tiempo han sido superadas, en un proceso lento, pero sistemático.