Consumidor habitual de lecturas y artículos de fondo que eleven mis escasos conocimientos, me arriesgo a decir que el penúltimo trabajo de José Luis Taveras(JLT) es uno de los mejores aportes al país desde el ajusticiamiento del tirano Trujillo.
Publicado en Diario Libre el pasado día 16 de este mes, el abogado, ensayista, escritor y aguilucho nos describe como aspirantes a ‘ciudadanos del desorden’, en su magistral descripción de lo que significa el progreso o el desarrollo de un país.
JLT revierte de modo claro y directo las barbaridades que se han dado-y se dan- para que algunos partidos y políticos, empresarios e industriales y sectores de poder, engañen a este pobre pueblo digno de mejor suerte.
Trozo a trozo, Taveras nos alecciona sobre lo que es el progreso y lo que es el desarrollo, con unos ‘sabios’, ‘inteligentes’ y activos personajes y grupos anotándose los ‘éxitos’ mientras la gran mayoría sufre el malvado desorden.
Describe que más vehículos en calles, avenidas, carreteras y autopistas no significa desarrollo, aunque algunos tontos o aprovechados así lo entiendan.
Que crean que más de esto y lo otro, sin planes calificados para un desarrollo integral, signifiqueprogreso y no todo lo contrario, completo y costoso desorden.
Apunta que “creo que, instintivamente, la propia sociedad se ha ido moviendo en esa coordenada. En los últimos quince años las atenciones públicas más sensibles no son de obras materiales. El pueblo demanda una institucionalidad más eficaz, transparente y funcional, y es ahí donde la clase política agotó reservas. Perdió capacidad de respuestas y fuerza de reinvención”.
Así las cosas, advierto no ver a ningún gobierno “mostrarse justo y enérgico… o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional”, como dijera el patricio Juan Pablo Duarte.
Para los que no han leído esa rica y verdadera descripción de la actual sociedad dominicana, es muy posible que desconozcan cuál será nuestro ingrato futuro.
HAITI Y LOS HAITIANOS
Tanto en nuestro país como en otros, los ciudadanos haitianos (con papeles y sin ellos) siguen siendo noticia de primer orden. Desde hace poco tiempo, les ha tocado a Brasil, México, Perú, Chile y Estados Unidos conocer ‘in situ’ lo que es una migración indeseable, como la califican muchos.
Los haitianos, por aquí y por allá, andan con sus ‘santos’ y ‘espíritus’ encima, buscando espacios donde vivir y sobrevivir sin penurias, con escuelas, hospitales y suficientes alimentos. Sin embargo, en parte alguna los quieren; ni capitalistas ni socialistas, ni blancos ni negros, ni ricos ni pobres.
Los países que ‘acabaron’ con las riquezas de Haití (y los dominicanos nunca podremos ser incluidos entre esos), son los llamados a revertir su ‘mala suerte’.
Ojalá el presidente Abinader hable alto, claro y profundo en la ONU acerca de la triste realidad haitiana y la obligación de muchas potencias en mejorar su causa.
18 de septiembre de 2021.