Luís Abinader llega al poder con un sistema de comunicación corrompido por el PLD, partido que se corrompió a sí mismo y corrompió a todo el entorno social.
Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana que encabezaron Leonel Fernández y Danilo Medina no mataban físicamente periodistas, los mataban moralmente, les quitaban, a fuerza de dinero y de posiciones privilegiadas en el servicio exterior o en cualquier institución pública, su mejor y más eficaz arma: la crítica.
Informar apegado a la verdad, criticar lo que deba criticarse no importa a quien perjudique o beneficie, es deber de todos los comunicadores sociales, principalmente periodistas. Hago siempre la diferencia entre un comunicador, que puede ser un abogado, medico, ingeniero, político, etc., y un periodista, formado profesionalmente en una escuela o universidad, apegado a valores éticos y morales durante su entrenamiento de cuatro años. No es lo mismo un periodista que un comunicador.
La proliferación de emisoras de radio y canales de televisión “cualquerizó” la comunicación de masas. Cualquier individuo logra insertarse en un medio sin tener la preparación requerida. Basta con lograr quien le patrocine el espacio. A los dueños no les importa la procedencia del dinero. Hay que llenar los espacios, tener una programación de 24 horas. La mediocridad, la falta de criterio, de formación cultural e intelectual, es lo que ha permitido la vulgarización de la radio, la televisión. Debemos agregar lo que sucede en las “redes sociales”, donde hay de todo, sin ningún control o reglamentación. No hay respeto por nadie ni por nada. Vivimos en un estercolero mediático donde se vulnera constantemente el derecho al buen nombre y la privacidad de los ciudadanos.
Los gobiernos anteriores prostituyeron los medios de comunicación, a los comunicadores y periodistas. Los envilecieron, los enajenaron, los envenenaron corrompiéndolos; a una gran parte los convirtieron en bocinas que le servían de eco al aparato gubernamental. Un ex ministro del presidente Fernández me confesó que distribuía alrededor de 30 millones de pesos mensuales entre “periodistas y comunicadores”. Pero eso no es nada -me contestó alguien que trabajó con un ex ministro de Danilo que distribuía unos 50 millones en tiempos normales, y 70 en campaña. Miles de millones de pesos se gastaban todos los años en bocinas, pitos, cornetas y megáfonos, que callaban o potenciaban lo que les ordenaban desde Palacio a través de “la línea del día”. (El término bocina lo acuñé yo. Una bocina para mí es el que repite como papagayo lo que, por dinero, no por convicción, le ordenan. No es bocina el que piensa con cabeza propia, al que dice lo que cree, esté o no de acuerdo con él)
Luís Abinader llega al poder con un sistema de comunicación corrompido por el PLD, partido que se corrompió a sí mismo y corrompió a todo el entorno social. No en balde la corrupción se llevaba más de cien mil millones de pesos todos los años. la ración del boa era grande. Los mercenarios de la comunicación, francotiradores mediáticos estuvieron bien armados y bien pagados. Mantenerlos hoy, imitando al PLD, es inmoral.
Terminar con el modelo corrupto, embrutecedor y alienante instaurado por el PLD, no le será fácil al presidente Abinader. El dinero sigue siendo la fuerza que mueve medios de comunicación, comunicadores y periodistas, incluyendo determinados “líderes” de opinión y algunos “influencer”, salvo honrosas excepciones, que siempre las hay. El PLD tiene aun muchos medios. Tiene dinero para continuar pagándolos. El PRM no tiene ninguno, que yo sepa. Algunos “amigos” de la prensa, con los que se reúnen frecuentemente, no son “amigos”; también lo fueron de Leonel y de Danilo. Esos no son amigos de nadie, solo del rating y del dinero que les genera. Continuar apadrinándolos no es buen negocio. Muchos periodistas y comunicadores del PRM se quejan amargamente de no recibir el respaldo económico de su gobierno, como lo reciben los “enemigos”. Ignoran que en política no hay amigos ni enemigos eternos. Las coyunturas o las circunstancias, las determinan.
No olvidemos que los gobiernos del PLD, Leonel-Danilo, con sus respectivos lacayos, hicieron de la corrupción un instrumento político para mantenerse en el poder indefinidamente.
El PRM debe adquirir sus propios medios, impresos, electrónicos (radio, televisión, etc.) para competir y luchar de igual a igual con los sectores que les son adversos, sean políticos, económicos y sociales. Utilizando como arma fundamental la transparencia y la verdad. (El que da pan a perro ajeno pierde el perro y pierde el pan. Esa verdad el PRD nunca la entendió. El PRM parece que tampoco. La política es una guerra descarnada, violenta y cruel donde solo importan los intereses y los resultados. Esa guerra se libra en dos campos: En la tierra y en el aire. Por lo tanto se precisa de una estrategia de comunicación global, integral, bien diseñada, a corto y largo plazo, dirigida por estrategas, no por neófitos mediocres sin experiencia y sin coraje.