La confrontación estalló cuando el gobierno etíope decidió el 30 de septiembre declarar "personas non gratas (PNG)" a siete funcionarios de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la mayoría de los cuales prestaban asistencia humanitaria, a los que dio 72 horas para abandonar el país del cuerno de África.
Thalif Deen
NACIONES UNIDAS – El secretario general de la ONU, António Guterres, está librando una batalla diplomática sin precedentes con uno de los Estados miembros del organismo mundial: Etiopía, un país con problemas políticos que necesita desesperadamente ayuda humanitaria internacional.
La guerra de palabras, en una institución en la que el secretario general se considera tradicionalmente subordinado a los 193 Estados miembros, es tan poco habitual según los estándares de la ONU, lo que obligó el día 6 a Guterres a ejercer su "derecho de réplica" en el Consejo de Seguridad, el órgano más poderoso del organismo.
La confrontación estalló cuando el gobierno etíope decidió el 30 de septiembre declarar "personas non gratas (PNG)" a siete funcionarios de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la mayoría de los cuales prestaban asistencia humanitaria, a los que dio 72 horas para abandonar el país del cuerno de África.
En una sesión informativa sobre el ejercicio de su derecho de réplica "que nunca habíamos visto en el Consejo de Seguridad", se le planteó la siguiente pregunta: "¿Es esto una expresión del nivel de su descontento, en este momento, con el embajador de Etiopía?"
"Es mi deber defender el honor de las Naciones Unidas", respondió Guterres.
Antes, en la sesión del Consejo de Seguridad, consideró que el gobierno de Adís Abeba "no tiene derecho a expulsar a estos miembros de la ONU", entre los que se encuentran los jefes de misión en ese país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Oficina de la ONU para la Coordinación de la Ayuda Humanitaria (Ocha).
El secretario general puntualizó que la expulsión del personal de la ONU es "particularmente preocupante" porque en el país hay"una inmensa crisis humanitaria", que las agencias del organismo ayudaban a paliar.
En la diplomacia internacional, la utilización de PNG se basa en el principio de reciprocidad: "ustedes expulsan a nuestros diplomáticos y nosotros expulsamos a los suyos", como se puso de manifiesto en la época de la Guerra Fría entre la ONU y la entonces Unión Soviética.
Especialistas han recordado que la expulsión masiva de diplomáticos se convirtió en una característica de la Guerra Fría, cuando los diplomáticos de la Unión Soviética y sus aliados eran a menudo sospechosos de ser agentes de inteligencia y se les ordenaba que se marcharan, normalmente tras un escándalo de espionaje.
Inevitablemente, los rusos y sus aliados tomaban represalias y expulsaban a los diplomáticos occidentales. La mayor expulsión se produjo en 1971, cuando el gobierno conservador británico de la época expulsó a 90 de los 550 miembros de la embajada de la Unión Soviética en Londres e impidió el regreso de otros 15 diplomáticos.
Pero la ONU no tiene reciprocidad diplomática, ni Guterres tiene el poder o la autoridad para expulsar a los diplomáticos etíopes ni de la ONU ni de la ciudad de Nueva York.
El gobierno de Adís Abeba argumenta que los siete funcionarios de la ONU fueron expulsados del país porque "interfirieron en los asuntos internos de Etiopía".
Pero hasta el viernes 8, Etiopía no había respondido a la solicitud del secretario general de pruebas concretas de la expulsión.
Guterres también esgrime que el concepto de persona non grata se aplica a las relaciones entre naciones soberanas, no a las relaciones entre la ONU y sus Estados miembros.
El representante de Etiopia ante el organismo, Taye Atske Selassie Amde, dijo que su país no tenía ninguna obligación legal de justificar o explicar sus decisiones, y enumeró las acusaciones de "mala conducta" de los funcionarios de la ONU.
Al parecer, la disputa se desencadenó por el hecho de que la ONU también estaba prestando asistencia humanitaria a las fuerzas rebeldes en un país en el que casi siete millones de personas necesitan esa ayuda.
El gobierno de Adís Abeba se enfrenta con los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigray, en esa región del norte del país, lo que ha asolado dramáticamente la zona.
Cuando proporciona alimentos y medicinas que se necesitan con urgencia, la ONU dice que su distribución no se guía por la política, sino por factores humanos, insisten en el organismo.
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