En esta o en cualquier otra sociedad, son muchos aunque diferentes los problemas. Pero son.
Desde hace tiempo, mucho tiempo, son muchas las personas que se convierten en pasajeros inesperados por alguna pasarela.
Algunas buscando ‘sonido’, otras ‘fama’, las más dinero, amor, poder y sabrá Dios cuáles otras.
Damas y caballeros, negros y blancos, altos y bajos, tienen derecho a ello, a exhibirse, a vencer las miserias de sus pasados, las humillaciones sufridas, los golpes de malvados.
En esta o en cualquier otra sociedad, son muchos aunque diferentes los problemas. Pero son.
Así vemos cómo van pasando los tiempos de algunos artistas, de peloteros, de políticos, de curas y obispos, de empresarios que solo amaron el dinero, la opulencia, la insensatez.
Algunos llegan a cierta edad en que sus cuerpos, rostros y sonrisas, se trastocan, cambian.
Parece entonces que no pensaron despedirse nunca, que no amaban de verdad ‘el reino de los cielos’, que despreciaban a sus semejantes, aunque de ellos recibieran aplausos y elogios.
VERSOS QUE PARTEN DE LA REALIDAD
Si tienes tiempo para consultar con tu médico; con el arquitecto o ingeniero constructor; con el maestro propio o de tus hijos; con el vecino o el amigo, ¿por qué no hacerlo también con tu cerebro, con tu corazón, con tu alma?
Siempre habrá tiempo para un brindis, para enamorarte, para agradecer a otros su intervención
en determinadas y apremiantes situaciones. ¿Por qué no para observarte por dentro?
Blancos y negros deberían vivir en armonía en todo el planeta. ¡Llegar así hasta el cielo!
En medio de esta pandemia, sería bueno llamar a los viejos y nuevos amigos; a familiares amados y lejanos; a los que un día hicieron ‘algo’ por nosotros o nos llevaron en sus sueños.
Duele ver la partida de un ser querido, honesto, como la de un hombre público honrado.
Todos hemos amado y hemos sido amados. Todos. Por igual todos hemos sido despreciados, obviados u olvidados. Todos. Esto es parte de la estrecha pasarela de los seres humanos.
31 de octubre de 2021.