Las épocas de anexiones y conquistas de territorios, como sucedía en otras épocas, forman parte de la historia.
Dejémonos de tonterías y malos presagios. Desde Haití, no habrá invasión armada hacia la República Dominicana, ni tampoco desde el Este hacia la tierra de Toussaint Louverture y Dessalines.
Es totalmente falso todo lo divulgado sobre una supuesta amenaza de invasión haitiana para reunificar la isla. Una fantasía generada por mentes perversas que desearían fuera real, para sacar provecho de un conflicto bélico para el que no hay la más mínima posibilidad de que se produzca.
Aún siendo un país subdesarrollado, con una debilitada economía por culpa de gobiernos corruptos y una pandemia colectiva que merma casi todos los recursos gubernamentales, República Dominicana ha mantenido sus brazos abiertos a sus vecinos del lado oeste de la isla, sin importar creencia religiosa, idioma y cultura.
Las épocas de anexiones y conquistas de territorios, como sucedía en otras épocas, forman parte de la historia.
Esas intervenciones y conquistas tuvieron como protagonistas a monarquías aposentadas en Francia, España, Inglaterra, Alemania, Portugal, primero entre sí, y luego contra territoriosconquistados allende los mares.
La frontera que separa Haití y República Dominicana tiene una larga historia de por medio, que se inicia hace más de 400 años, con las devastaciones ordenadas por el gobernador de la isla, Antonio Osorio, en 1605, el cual obligó a las poblaciones de Bayajá y Yaguana, para entonces ubicadas en la parte occidental, a emigrar y asentarse en lo que es hoy Bayaguana.
A partir de entonces, distintos tratados de límites fronterizos fueron suscritos entre España y Francia. Merecen citarse el Tratado de Aranjuez, del 3 de junio de 1777, que fijaba oficialmente los límites fronterizos entre los territorios ocupados por Francia, al oeste, y por España, al este de la isla.
En febrero de 1822, Jean-Pierre Boyer, invadió a Santo Domingo y unificó la isla, con la intención de hacerla “una e indivisible”. La ocupación haitiana se extendió por 22 largos años.
Desde 1838 las conspiraciones contra el dominio haitiano en la isla se mantuvo hasta el 1844, año en que los dominicanos, bajo los ideales patrióticos de Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella lograron la independencia, dando inicio a la nueva República Dominicana, expulsando a los haitianos hacia la zona occidental de la isla.
La guerra racial entre negros y mulatos permanecía en los haitianos con tal violencia que entre 1843 y 1849, cinco presidentes fueron destituidos de sus cargos mediante revueltas armadas. Boyer tuvo que huir al exilio en 1843.
En febrero de 1915, Vilbrum Guillaume Sam, político y militar, sustituyó mediante golpe de estado al presidente Joseph D. Theodore.
El gobierno de Guillaume Sam fue tan represivo contra sus oponentes que ordenó la ejecución de 167 presos políticos, hecho que desató la violencia en todo Haití. Fue derrocado y se asiló a la embajada de Francia, de donde fue sacado por la multitud enfurecida, golpeado y asesinado el 28 de julio 1915.
La pobreza e inestabilidad política era crítica, las constantes insurrecciones armadas provocaron la primera invasión militar estadounidense en 1915,ordenada por el presidente Woodrow Wilson para evitar una supuesta intervención del imperio alemán en la isla.
La ocupación militar norteamericana permaneció en Haití por 19 años, hasta agosto de 1934, administrando las finanzas, aduanas y la banca comercial privada. Disolvieron el ejército y crearon una nueva policía haitiana que se convirtió luego en la Guardia Nacional.
Los irreconciliables grupos de negros africanos y mulatos haitianos no aprovecharon la estabilidad económica y política que durante casi 40 años de administración de varios gobiernos civiles se sucedieron a partir de la retirada de los intervencionistas norteamericanos.
Luego de la salida de los norteamericanos, la lucha por el poder político entre civiles y militares se volvió a recrudecer. Un régimen dictatorial,criminal y despótico encabezado por FrançoisDuvalier y su hijo Jean-Claude, se mantuvieron el poder por 29 años, desde 1957 hasta 1986.
Los hechos más recientes que han alarmado a la comunidad internacional fueron el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise el pasado 7 de julio, y el secuestro de 17 misioneros estadounidenses por parte de grupos armados, en hecho ocurrido el pasado 17 de octubre.
Como vemos, la historia socio política de los haitianos desde su proclamada independencia en 1804, ha estado impregnada de hechos violentos, lo que contribuye al deterioro de sus instituciones.
La minoritaria clase burguesa dominante ha preferido con sus luchas de intereses internas que prevalezca la inestabilidad política y los crímenes de estado, dando lugar a sangrientas dictaduras, la violencia de pandillas armadas y secuestros, dando a Haití la categoría de estar situado entre los países más inestables y peligrosos del mundo.
Desde su independencia en 1844, República Dominicana ha padecido también intervenciones militares, gobiernos dictatoriales y golpes de estado. Pero ha sabido superar estos inconvenientes y salir adelante, consolidando su democracia y su estatus como estado soberano.
La posición del presidente dominicano Luis Abinader, en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, de solicitar a la comunidad internacional que asuma con carácter de urgencia la crisis de Haití, es la más correcta.
Para nadie es un secreto que República Dominicana, como bien dijo Abinader, ha mostrado y seguirá mostrando solidaridad y colaboración con el pueblo haitiano, pero que no puede asumir resolver los múltiples problemas que lo hacen ingobernable.
Los gobiernos europeos como Francia, Inglaterra, Canadá y Estados Unidos, son los más llamados a ayudar a resolver la grave crisis política, social y económica que padecen los haitianos.