La organización incluye a la presencia de una cantidad importante de mujeres embarazadas y grupos familiares con niños menores de doce años.
EUROPA PRESS –
La organización World Vision ha advertido de que entre el 30 y el 40 por ciento de los migrantes haitianos son niños menores que encima se enfrentan al hambre, los abusos y enfermedades durante su huída de un país que ve como avanza el declive de la situación económica, la pandemia hace estragos y la inseguridad domina las calles.
De igual modo, la organización también ha apuntado a la presencia de una cantidad importante de mujeres embarazadas y grupos familiares con niños menores de doce años entre los colectivos de migrantes haitianos.
Es por estas razones que muchos de los haitianos que habían emigrado a naciones sudamericanas –especialmente Brasil y Chile– ahora han iniciado de nuevo una peregrinación cruzando la región del Darién –frontera entre Panamá y Colombia– rumbo a Estados Unidos.
"Las condiciones de vida de miles de familias haitianas que migraron a países de Sudamérica en busca de mejores oportunidades ha empeorado con la pandemia. Muchos han perdido sus empleos con los que apenas lograban subsistir", ha explicado el líder de World Vision en la región, Joao Diniz, quien ha apuntado que, en terreno haitiano, "la pobreza afecta al 60 por ciento de la población y obliga a miles de personas a emigrar".
Así pues, el número de niños haitianos que ha cruzado el territorio selvático del Darién se ha triplicado en los últimos cinco años, según apunta UNICEF, alcanzando en 2021 una cifra cercana a los 19.000 menores.
A este respecto, Diniz ha puesto de manifiesto que "no solo están expuestos a las condiciones más duras propias de la selva" –en alusión a enfermedades como el paludismo o la malaria–, sino que también corren el riesgo de ser atacados por animales o caer a "merced de grupos criminales que dominan estos territorios".
Es por esto que, la ONG ha iniciado su plan de respuesta con el objetivo dar auxilio a 4.000 menores y familias que emprenden el trayecto en Necoclí, en el departamento colombiano de Antioquia.
Para llevar a cabo este proyecto, la ONG se ha puesto en contacto con organizaciones civiles, autoridades locales y grupos religiosos y ha aportado suministros de higiene, refugio, dinero en efectivo y ha establecido "espacios amigables para los niños para garantizar la atención psicosocial", según ha apuntado el director de World Vision en Colombia, Peter Gape.
Sin embargo, el paso de los migrantes por el municipio colombiano de Neclocí, en la frontera con Panamá, no pasa desapercibido para los propietarios locales, que aprovechan la ocasión para alquilar espacios a estas personas a un precio más alto del que lo cobran normalmente, según denuncia World Vision.
"Lo mismo ocurre con la comida y el transporte hasta el lugar donde comienza la brecha del Darién. Los precios que pagan los migrantes son más altos (…) Muchos de ellos se alojan en tiendas de campaña improvisadas en la playa, sin acceso a agua. Algunos servicios son sencillamente inasequibles para muchos", ha lamentado el coordinador del proyecto de asistencia humanitaria de la organización en Colombia, Royer Serpa.
"Nuestro deber es garantizar que sean tratados con dignidad y que los niños sean efectivamente protegidos. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional, a las empresas y a todas las personas para que nos apoyen y así poder seguir ayudando", ha concluido Diniz.