Decir que el arte dominicano está de luto puede resultar trillado, pero no, Jorge Taveras era un artista por los poros. Me lacera su muerte.
La muerte del maestro Jorge Taveras me duele como si fuera mía. La noticia me partió en dos, me dejó si aliento. Me vi obligado a detener la marcha del vehículo y llorar desconsoladamente como hacia mucho tiempo no lloraba. La noticia me dejó un vacío en mitad del pecho que pensé lo peor.
El dolor se acumuló en el vientre, corrió hacia los pulmones limitando la respiración. Me sofoqué de mala manera. Y recordé un verso de Miguel Hernández a Ramón Sijé: “Se me ha muerto como del rayo” Jorge Taveras, a quien tanto amaba.
Cuánto me ha dolido la muerte de ese hombre bueno, sano, al que jamás escuché difamar, injuriar o lastimar a otro ser humano. Jorge era una estrella de persona, honesto, sereno, con una media sonrisa que inspiraba seguridad y confianza, buen amigo y hermano.
No sé si usted conocido Jorge Taveras, yo sí. ¡Y muy bien! Con el “primo”, como nos decíamos, compartí momentos inolvidables tanto en su casa cuando estuvo casado con Lourdes, la madre de sus hijos, que me dicen está delicada de salud, como con Geovanna García, la mujer que con amor y solidaridad infinita lo acompañó hasta el final de sus días. (¿Cómo olvidar los chocolates con pan y aguacate todos los domingos junto a José Manuel López Balaguer? ¡Uf!)
Compartí con el primo en programas de televisión junto a Freddy Beras Goico y Yaqui Núñez del Risco. Igualmente en los escenarios donde fungía como director de orquesta acompañando a los principales intérpretes dominicanos de su tiempo: Niní Cáffaro, Fernando Casado, Lope Balaguer, Cecilia García, Maridalia Hernandez, José Antonio Rodríguez, Víctor Víctor, -Vitico-, Sonia Silvestre, Luchy Vicioso, Rina Ramírez, Expedy Pou, Francis Santana, entre muchos otros. Todos gozaban de su acompañamiento musical. Jorge era un musico extraordinario, tal vez el mejor director de orquesta que el país haya conocido en muchos años. el maestro era una garantía de éxito. Tocaba el piano con certeza; no pisaba nunca una tecla por otra.
Decir que el arte dominicano está de luto puede resultar trillado, pero no, Jorge Taveras era un artista por los poros. Me lacera su muerte, me mata, me enlútese, me duelo como si fuera mi propia muerte. Desde estas líneas le envío mis mas sentidas condolencias a los muchachos (sus hijos, nietos, a Geovanna, a sus hermanos y sobrinos, y, por supuesto, a todos los artistas que sé lo amaban sinceramente. No se ha ido un musico-pianista, se ha ido un ser humano de condiciones excepcionales. ¡Adiós primo querido, hasta siempre!