Algunos que hablan y escriben en referencia a nuestros vecinos afirman que “nuestros hermanos haitianos” son tales o cuales.
Pero, en verdad, ¿Son los haitianos nuestros hermanos? No.
Ni los norteamericanos, chinos, rusos, alemanes, africanos, italianos, franceses, españoles, cubanos ni haitianos son nuestros hermanos, en el estricto sentido de la palabra.
Por ocupar parte del territorio de La Española, los haitianos son nuestros vecinos cercanos y nuestros segundos socios comerciales, luego de Estados Unidos de América (USA).
Más, nadie puede negar que los haitianos son diferentes a los dominicanos en casi todo: idiomas (o jergas), religiones, costumbres, gustos y preferencias.
En lo que podríamos parecernos es en el color de la piel, pues casi un 85 por ciento de la población dominicana ya es negra, y los haitianos lo son casi el ciento por ciento.
¿Pero hemos tenido diferencias por asunto del color? No y no.
Las diferencias han sido, sobre todo, porque Haití invadió el territorio dominicano de 1822 a 1844; intentó volver a hacerlo en años subsiguientes y luego lo ha hecho de manera pacífica hasta el día de ayer.
Diferencias sí en los idiomas, en las creencias religiosas y en las costumbres diarias de los seres humanos. No vale la pena ahora mencionarlas.
Nunca los dominicanos hemos atacado, invadido o ayudado a otros países para ‘joder’ a Haití o a los haitianos. Todo lo contrario, pues hemos sido solidarios más allá de lo prudente.
Las crisis políticas haitianas y sus reservas naturales provocaron que sus élites y algunas potencias acabaran con sus riquezas.
Así las cosas, Haití devino de ser un país próspero en un territorio sin agua, luz, siembras, salud y educación. Inviable.
Y como es natural, los ciudadanos haitianos emigraron y emigran en busca de mejor vida, de mejor futuro, pero en vez de hacerlo hacia Norteamérica (USA y Canadá), Francia o Rusia, lo hacen hacia un país pobre y endeudado como el nuestro.
Algunos dominicanos afirman que los haitianos hacen lo mismo que los dominicanos: emigran por un mejor futuro. No tanto.
Los dominicanos emigran, es verdad, porque dictadores, políticos, funcionarios ladrones y poderosos no se conduelen de sus hermanos. ¿Pero a dónde van mayormente los criollos?
Pues van a Estados Unidos, España, Italia y otros países potencias, donde se fajan a trabajar duro, asimilan sus costumbres y no violan sus leyes y disposiciones legales. No destrozan foresta ni orinan y evacuan dondequiera.
Los dominicanos no se van a Dominica, Barbados o Belice. No.
Se van -y quieren seguir haciéndolo- a países poderosos, donde sus hijos puedan educarse, y ellos mismos disfrutar de ‘las tres calientes’ cada día de cada año, con el sueño de regresar algún día a la patria de Duarte, Sánchez y Mella.
Los haitianos tienen derecho a la vida, a la superación y al progreso, pero es hacia USA, Canadá, Francia y otros países donde deben poner sus miras y pies. No hacia RD.
Dudo mucho que más de cien dominicanos tengan ciudadanía haitiana. Pero aquí tenemos casi dos millones de indocumentados e ilegales, iletrados, con o sin empleos, como si República Dominicana fuera una potencia, tuviera un alto nivel sanitario y no estuviera endeudada hasta los colmillos.
Los haitianos deben y tienen que resolver sus problemas sociales, políticos y económicos sin la asistencia de RD.
Aunque esto le duela a algunos farsantes que pasan por ‘izquierdistas’ o ‘socialistas’, como si desconocieran que en Cuba, Venezuela, Nicaragua y México tampoco desean aceptar haitianos.
7 de diciembre de 2021.