El año que finaliza deja interrogantes que podrían incidir en los desafíos de la democracia a partir de las elecciones presidenciales a efectuarse en 2022 en Colombia y Brasil, dos de las economías latinoamericanas más importantes e influyentes. México y Argentina tendrán comicios legislativos y concejales en los meses venideros.
Ahora se agrega, la disposición del gobierno de Estados Unidos de abrir un diálogo sobre la crisis de Haití. A ese respecto, manifiesta que: “Estados Unidos busca unir a la comunidad internacional para trabajar en asociación con el pueblo haitiano en un enfoque unificado para ayudar a Haití a restaurar sus instituciones democráticas”, detalla el Departamento de Estado en un comunicado.
El subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, escribió en su cuenta de Twitter que: “Unir a la comunidad internacional en asociación con el pueblo haitiano es fundamental para lograr un enfoque unificado que ayude a restaurar las instituciones democráticas de Haití “
Los mayores desafíos de la crisis haitiana son la seguridad, políticos y económicos.
El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, en reiteradas ocasiones, incluido su discurso ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en septiembre pasado, ha demandado de la comunidad internacional una acción urgente para afrontar la gravedad de la situación de los haitianos.
La reciente Cumbre Virtual para la Democracia convocada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enfatizó en la necesidad de replantear políticas que auspicien la renovación del sistema democrático y sus instituciones.
Enfocó la corrupción, respeto a los derechos humanos y el autoritarismo en la región y en el mundo, como retos que deberá afrontar la democracia en las naciones de Occidente.
"La democracia no se produce por accidente…En Estados Unidos, lo sabemos mejor que nadie, renovar nuestra democracia y fortalecer nuestras instituciones requiere un esfuerzo constante", pero hay "presión externa de personas autocráticas que pretenden exportar su influencia y ampliar sus políticas y prácticas represivas", expresó Biden en la apertura del evento.
Ocho países de América Latina quedaron excluidos de la reunión: Bolivia, Cuba, Guatemala, Haití, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
¿Qué podría ocurrir en el futuro inmediato entre esos países y la potencia del Norte? De pronto, la administración de Biden envía señales de que seguirá ignorándose un posible reencuentro al menos por ahora.
La respuesta de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), fue su XX Cumbre en La Habana, en la que participaron presencialmente los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; Nicaragua, Daniel Ortega; Bolivia, Luis Arce, y Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Aunque el objetivo del encuentro era buscar alternativas conjuntas y aplicación de estrategias de esos países para fortalecer su integración económica y retos en la etapa post pandemia, evidentemente, el grupo aprovechó para criticar a Washington "por su política injerencista en la región”.
Con ello, los representantes de la ALBA, mecanismo integracionista creado hace 17 años por los fallecidos líderes Fidel Castro y Hugo Chávez, transmitían el mensaje a la administración de Joe Biden, de que están unidos en torno a una “visión progresista”.
Todo indica que las posibilidades de acercamiento diplomático entre Estados Unidos y los miembros de esa estructura política latinoamericana seguirá postergada.
El sistema democrático es la bandera de identidad de la sociedad capitalista o más bien su esencia y simbología política principal, a través del cual, son aplicadas las políticas económicas, sociales, culturales e institucionales que lo sustentan.
Ha tenido como su buque insignia a Estados Unidos de Norteamérica, la mayor potencia mundial, y es el punto de referencia primario en el éxito o fracaso de este modelo que ha gravitado preponderantemente desde los últimos años del siglo VI antes de Cristo.
Esta palabra es de origen griego y significa etimológicamente gobierno del “pueblo” o “popular”.
La democracia atraviesa actualmente una coyuntura determinante en cuanto a su revitalización, que la ponen en riesgo y que pueden marcar indefectiblemente su propia supervivencia.
Existe un cúmulo de deudas sociales por responder y sobresale también, la pobreza, la exclusión y la corrupción, reflejándose incluso en sociedades industrializadas donde la inequidad está presente.
El presidente estadounidense Joe Biden, al dejar iniciada la Cumbre Virtual para la Democracia desde la Casa Blanca, advirtió que la lucha contra la corrupción y la promoción del respeto de los derechos humanos son dos de sus principales desafíos.
El gobierno de Estados Unidos está convencido de que la corrupción administrativa en el Estado, es un factor preponderante impactante en los altos niveles de pobreza en Latinoamérica, y por eso, presiona para que se adopten controles y medidas institucionales que permitan “frenar” el saqueo de los bienes públicos en la región.
Uno de los países que mayor esfuerzo realiza en la lucha contra la corrupción es República Dominicana, desde la asunción al poder del presidente Luis Abinader. Ello, reconocido inclusive, por organismos internacionales y funcionarios norteamericanos.
Durante su participación virtual en el encuentro convocado por Biden, el presidente Luis Abinader abordó entre otros temas, las medidas institucionales y de controles que aplica su gobierno para adecentar el manejo de las entidades públicas.
Las elecciones presidenciales en la República Federativa de Brasil, fijada para noviembre del 2022, es el escenario para que la mayor economía de América Latina retome el afianzamiento y encauzamiento de su democracia.
Jair Bolsonaro, actual presidente (2019-2022) intenta retener el poder ante un adversario político de la dimensión del ex presidente Luis Inácio Lula Da Silva (2003-2010), a quien las encuestas dan como favorito en la intención del voto popular.
Bolsonaro, ex militar del ejército brasileño ha ejercido un mandato presidencial cargado de controversias y sus opositores lo acusan de incentivar el odio entre la sociedad de Brasil. Un artículo de opinión en el diario español El País, firmado por el columnista Juan Arias, lo describe de “aprendiz del fascismo, sin cultura, imprevisible, mal hablado y hasta soez”.
El ex presidente Donald Trump tuvo empatía con él y lo recibió en la Casa Blanca, en marzo del 2019.
En cambio, el actual presidente estadounidense Joe Biden ha mantenido distancia con el controversial mandatario suramericano, aunque fue de los participantes de la reciente Cumbre para la Democracia promovida por Washington.
Artículo de Manuel Díaz Aponte
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