La doctora Germán Brito ha sido jueza durante la mayor parte de su vida escalando diversos peldaños en el sistema de justicia.
Por primera vez en muchos años el ministerio público está jugando el rol que la Constitución le asigna; por primera vez en muchos años hay tolerancia cero con el robo de los dineros del pueblo; por primera vez en muchos años tenemos un presidente de la República coherente, que ha convertido su promesa de campaña, de combatir la corrupción y someter a la justicia a los políticos corruptos no importa si pertenecen a la oposición o a propio partido; por primera vez en muchos años ese presidente nombra como jefe del ministerio público a una persona, Mirian Germán Brito, que no es de su entorno familiar, partidario o de una de sus empresas u oficina, como en el pasado reciente.
La doctora Germán Brito ha sido jueza durante la mayor parte de su vida escalando diversos peldaños en el sistema de justicia asumiendo su papel de garante de los derechos de los procesados sin importarle las consecuencias. Todos los abogados del país reconocen en ella su honestidad dignificando la toga y el birrete, sin miedo ni temor a los poderes fácticos. No pertenece ni ha pertenecido nunca a ningún partido político. Fue jueza garantista, y como Procuradora General de la República, también. Es decir, garantiza que la ley sea cumplida. Su consagración, capacidad profesional y honestidad nunca, en casi 50 años, nadie ha puesto en duda. Ella es una garantía de honestidad, trabajo y transparencia. Mirian Germán no tiene problemas con el PLD, el PLD tiene problemas con Mirian Germán, justamente por su postura como jueza, ahora como jefa del ministerio público, porque sabe que ella no transige, no negocia, no acepta soborno, ni chantaje.
El ministerio público, desde mi punto de vista, no es independiente porque una gran parte de los fiscales pertenecen al PLD que en 16 años los formó y los colocó en los puestos que aun tienen, al igual que muchos jueces, pero Mirian Germán si es independiente. ¡Y ella es la Procuradora! Jamás permitirá que sus colegas, pares o subalternos actúen contrario a la ley. Por lo tanto, es un disparate acusarla de judicializar la política para condenar o hacerle la vida imposible al ex presidente Danilo Medina. El odio y la venganza no conducen las acciones de la magistrada Procuradora General de la República, solo la ley, insisto.
El Comité Político del PLD, convertido en la trinchera del deshonor y la vergüenza, defiende lo indefendible cuando amenaza con acciones que desestabilicen al gobierno legítimo del presidente Luís Abinader, que dicho sea de paso, no interviene en los procesos judiciales que se llevan a cabo contra políticos corruptos de esa organización. Si alguien cree en la independencia del ministerio público, es precisamente el presidente Abinader, incapaz de llamar o reunirse con la magistrada Germán para darle instrucciones en un sentido o en otro. Además, ella no lo permitiría, mejor renuncia y se va tranquila para su casa a cuidar a su hijo Orlando.
Dicen que el ladrón juzga a los demás por su condición. Parece cierto. En los gobiernos del PLD fiscales y procuradores estaban adocenados. Eran marionetas dirigidos desde el partido. Arlequines con trajes de fiscales, jueces de casi todas las cortes, incluyendo las “altas”, etc. Por esa razón cientos de denuncias de corrupción no fueron investigadas, por eso nadie terminó en la cárcel. La impunidad fue la norma. El entramado de corrupción era público. Todos sabíamos que los funcionarios estaban robando a manos llenas con la complicidad de la “justicia morada”. Ahora no. las cosas cambiaron con la llegada de Luís Abinader al poder y el nombramiento de Mirian Germán.
La lucha contra la corrupción no ha terminado, apenas comienza. Terminará cuando todos los políticos corruptos, no importa al partido que pertenezcan ni la posición que hayan ocupado en el Estado sean enjuiciados, encarcelados y sus bienes incautados. No olviden que el miedo en este país terminó descabezado en el baúl de un carro en el año 1961.