El observatorio astronómico ha acumulado una rica historia desde el inicio de su construcción y promete ver casi el principio del universo
MADRID, 25 Dic. (EUROPA PRESS) -El telescopio espacial Webb ha sido lanzado con éxito este 25 de diciembre desde el puerto espacial europeo de Kourou, en Guayana Francesa, a bordo de un cohete Ariane 5.
Una misión conjunta de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense, Webb despegó a las 12.20 UTC, tras siete días de sucesivos retrasos por incidencias en los preparativos y el mal tiempo.
Nueve minutos después del lanzamiento se produjo la separación de la etapa principal del cohete. Antes de alcanzar media hora de vuelo está previsto que se desprenda la etapa superior del Ariane 5, liberando al observatorio para el despliegue de paneles solares y antenas para enviar las primeras señales al control de tierra.
Se trata del mayor observatorio fuera de la Tierra jamás construido, con una masa de lanzamiento de 6,2 toneladas. El despliegue de su espejo y su protector solar no se completará hasta trece días después del lanzamiento, y su inserción orbital final llegará en 29 días.
VER LAS PRIMERAS GALAXIAS
De Webb se espera que resuelva misterios en nuestro sistema solar, vea más en profundidad mundos distantes alrededor de otras estrellas y explore las misteriosas estructuras y orígenes de nuestro universo y nuestro lugar en él. Observará la luz infrarroja con una sensibilidad sin precedentes, lo que le permitirá mirar atrás en el tiempo unos 13.500 millones de años para ver las primeras galaxias tras el Big Bang.
Entre sus principales características técnicas hay que destacar el espejo primario —compuesto por 18 segmentos hexagonales que combinados crean un espejo con un diámetro de 6,5 metros, frente a los 2,4 metros del Hubble–, el parasol y cuatro instrumentos científicos entre cámarás y espectrógrafos.
El telescopio se desplegará en el espacio cerca del punto lagrangiano Tierra-Sol L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Su destino es ese porque, equilibrado entre las fuerzas gravitacionales del Sol y la Tierra mantendrá la misma orientación con respecto a ambas, y la calibración y blindaje son más sencillos.
Webb estará protegido por un gran parasol hecho de cinco hojas de Kapton revestido de aluminio y silicona que mantendrá al espejo y sus cuatro instrumentos científicos principales a temperaturas cercanas al cero absoluto.
A diferencia del Hubble, que observa en los espectros ultravioleta cercano, visible e infrarrojo cercano, Webb observará en la luz visible de longitud de onda larga (naranja a rojo) a través del rango del infrarrojo medio. Esto le otorga cien veces más sensibilidad.
Esto permitirá una amplia gama de investigaciones a través de muchos subcampos de la astronomía, que observe y estudie las primeras estrellas, de la época de reionización, formación de las primeras galaxias, tome fotografías de nubes moleculares, grupos de formación estelar, así como objetos con alto desplazamiento hacia el rojo demasiado viejos y distantes para que pudieran ser observados por el Hubble y otros telescopios anteriores.
25 AÑOS DE DESARROLLO
En desarrollo desde 1996, inicialmente fue denominado como Next Generation Space Telescope o NGST, hasta que en 2002 fue denominado James E. Webb, en honor al administrador de la NASA entre 1961 y 1968. El proyecto, cuya finalidad es dar relevo a los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, ha tenido cinco años de retraso en el lanzamiento y su coste final ronda los 10.000 millones de dólares.
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