“El conocimiento es un antídoto para el miedo.” Gerd Gigerenze
El año 2020 fue el de la resistencia y el año 2022 no sabemos qué nos deparará, pero se vislumbra como el año para seguir reconstruyéndonos y de muchas esperanzas. EL 2022, pues, será sin duda un año de altas expectativas para todos. Acaba el segundo año de pandemia. La situación actual es muy complicada, la invasión rápida y violenta del ómicron está condicionando, y mucho, este final de año.
Nos encontramos en fatiga pandémica, La gente está muy cansada de todo esto que nos hace más intolerantes, irritados y exigentes. No nos equivoquemos: el coronavirus no hace sino lo que está programado” para hacer, es decir, infectarnos y transmitirse lo más rápido que pueda parecía que nos habíamos acercado a la realidad anterior a la pandemia y volvemos a los contagios, la sensación de indefensión ha crecido y, con ella, llegan nuevas incertidumbres que parecen incontrolables y que amenazan el futuro económico de más personas.
No solo es el COVID lo que muta. También mutan las sensaciones, las emociones, las preocupaciones y los estados de ánimo que genera su existencia, mientras la pandemia se sigue prolongando en el tiempo: del miedo al agotamiento, del agotamiento a la frustración, de la frustración al hartazgo y del hartazgo por no saber hasta cuándo estaremos así
La población se había ilusionado con la vuelta a una supuesta normalidad feliz y ahora padecerá un periodo de desilusión depresiva y angustiada. El desarrollo psicológico de los niños y adolescentes se verá alterado por más tiempo, traduciéndose en más trastornos de la conducta y del autocontrol. Los ancianos perpetuarán su miedo y con ello su declive depresivo. Y los ya insuficientes recursos sociosanitarios que existían para la atención a los pacientes con trastornos mentales se verán colapsados, aumentando aún más la frustración y el malestar de la población
No sin preocupación observamos que en diferentes regiones del planeta, los países fuertes cometen injusticias contra los débiles, vivimos un ambiente regido por el temor, la discordia y cuando llega hasta nosotros el testimonio de que los gobernantes se aferran en prolongar el panorama de opresión, coartando la libertad que necesitan los seres humanos en su desesperada búsqueda por mejorar sus circunstancias en todos los órdenes, llegamos a la firme comprensión del valor moral que significan las doctrinas de los grandes pensadores, cuando advierten la inaplazable necesidad de que no se limiten los esfuerzos de los pueblos empeñados en aliviar su dignidad humana, la que solo se conseguirá mediante la aceptación consciente y generosa de un compromiso.
Todos tenemos miedos, inseguridades y un millón de razones por las que no podemos hacer algo. Pero todos tenemos nuestra propia historia única, nuestro único camino. Debemos cuidarnos a nosotros mismos y recordar que nuestra voz importa.
El mundo cambia constantemente, lo que, sinceramente, da miedo. Debemos enfrentar y prestar atención al mundo para ver qué está pasando. La vida no siempre es amable con nosotros. Si no tenemos cuidado, podemos perdernos en la negatividad y las dificultades. Pero hay luz al final del túnel, y esa luz eres tú. El mundo puede ser un lugar mejor. Podemos hacerlo mejor.
En este nuevo reinicio 2022, nos está colocando el foco en la salud mental de la gente de manera directa y comprometida, necesitaremos afrontar todos, y en serio, el auténtico reto frente a la salud mental: aceptar y normalizar las patologías que la engloban. Lo que se traducirá algún día en el fin de la discriminación social y en el aporte de los recursos que su tratamiento necesita.
Nos corresponde mirar hacia adelante sin tomando nuevos bríos para este año ya que vivimos bajo el acecho de la pandemia, tenemos la fuerza que mantenemos para seguir de pie.
La primera transformación ha de ser social. La sociedad en general no acepta bien la enfermedad mental ni a las personas que los padecen. Los empresarios prefieren no contratarlos, los compañeros de trabajo los miran con recelo, los vecinos los observan con temor y los estudiantes les hacen bullying.
Los medios de comunicación solo se acuerdan de ellos cuando un delincuente tiene una enfermedad mental, magnificando algo que es muy infrecuente entre los pacientes. Por ello, las personas esconden sus depresiones y sus ansiedades. La sociedad acepta otras enfermedades, como las cardiacas o las neurológicas, y entienden sus minusvalías. Pero a la enfermedad mental se le profesa una combinación de miedo y de rechazo, una fobia que evita lo que quizás uno también lleve dentro. Una fobia llena de mitos y de desinformación.
La transformación política debe asignar considerablemente más recursos a la atención sanitaria y social de la salud mental.
Promover la información a la población sobre la existencia de las enfermedades mentales y sobre el sinsentido de su discriminación social y laboral las personas que sufren trastornos mentales de los que padecen otros problemas de orden social, como el estrés laboral o la violencia de género, aunque con frecuencia coexisten ambas condiciones.
El acceso a la nueva salud mental en el año 2022, en plena época pandémica, tiene dos vías. La primera es convertirnos en una sociedad que asume la enfermedad mental propia y la de los demás y que afronta las incertidumbres y la angustia mediante la comunicación con sus semejantes y la consulta a los profesionales.
Asumir que no somos tan poderosos, que un virus puede poner nuestra vida en caos, nos hará reconocer nuestra vulnerabilidad que nos permitirá buscar ayuda en las personas y en los profesionales psicólogos/psiquiatras sin miedo al estigma social.
La segunda vía es el aumento de los recursos sanitarios y sociales que se dedican a las enfermedades mentales. Pero ninguna de las vías será posible si no se consigue el reto fundamental: reconocer plenamente la existencia de las enfermedades mentales, sin miedo y sin mentiras ideológicas.
Después de un año difícil, quiero tomarme unos segundos para respirar profundamente y agradéceles a cada uno de ustedes su confianza, gratitud por leernos y abrirnos las puertas de sus corazones, y de su hogar
Mi agradecimiento nuevamente a cada uno de nuestros lectores y lectoras mil gracias a todas y todos ustedes. ¡Dios les bendiga!
¡Feliz, bendecido y próspero Año 2022, que sea lleno de salud y grandes parabienes para ustedes y sus seres queridos!
Fraternalmente
Araceli Aguilar Salgado
“Tenemos el vigor, la pasión y la convicción para afrontar los retos de este nuevo año 2022 que sea el inicio de la anhelada recuperación productiva y traiga mejores oportunidades para todos los seres humanos”
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Presidenta del Congreso Hispanoamericano de Prensa, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, Mé