Hubo un líder político dominicano que, a diferencia de quienes lo precedieron, hizo que su partido asumiera la democracia interna como principal signo de su existencia, con la disensión como algo esencial. Gracias a eso, su partido ha sido el de más amplía membresía en nuestra historia. Ese líder siempre concibió esa democracia interna como principal estímulo a la democracia externa, basada en el juego de las diferencias. Ese líder, nunca absolutista, fue José Francisco Peña Gómez, y su partido fue el PRD, del que procede el PRM (en el que su alta dirigencia, por lo que estamos viendo, al parecer piensa que Peña Gómez fue un loco viejo).