La población que se joda, que siga sin agua, luz eléctrica, salud a tiempo, educación de calidad, transporte seguro y trabajo fijo.
A la interrogante de por qué los políticos son tan tremendistas, allantosos, exhibicionistas, pedigüeños, alarmistas, farsantes, mentirosos e incumplidores es difícil encontrarle respuesta lógica y aceptable.
En nuestro país y en cualquier otro del planeta.
Con ‘tipos’ preparados y ‘elementos’ ignorantes en su génesis, la actividad política degenera en alto grado.
Aquí y más allá; en países ‘desarrollados’, ‘subdesarrollados’ y hasta en los que aspiran serlo, sin importar en cuál categoría social se les ubique.
Los más ‘preparados’ saben que de llegar al poder no podrán cumplir ni el diez por ciento de lo prometido.
Y los más ambiciosos y desconsiderados también lo saben, pero no les importa un comino. La población que se joda, que siga sin agua, luz eléctrica, salud a tiempo, educación de calidad, transporte seguro y trabajo fijo.
¿Pero cuál es el encanto de los políticos para que siendo mentirosos y corruptos tengan seguidores? La palabra.
Son ‘fabricantes’ de sueños irrealizables; portadores de ‘regalos’ hechos de aire; prometedores de falsa gloria.
Por eso, los que creen en políticos, aquí y por allá, seguirán malviviendo y esperando llegar al poder para robar, robar y robar hasta que el pueblo aguante.