Si finalmente este conflicto logra trillar los caminos del diálogo sostenido y la salida diplomática habrá triunfado la racionalidad e inteligencia humana.
Porque los tambores de guerra silenciosos abren las puertas al optimismo y a la paz mundial, y permiten al mismo tiempo, que surja la esperanza de un mundo conducido por la ruta del progreso.
En los últimos días, Wall Street, por ejemplo, se vio sacudida con pérdidas notables ante el temor de un ataque de las fuerzas militares rusas contra el territorio ucraniano. Al despejarse el panorama evidentemente esa situación cambiará.
¿Comenzarán a bajar los precios del petróleo en los mercados internacionales?, es la principal inquietud entre la población de República Dominicana y de todas las naciones cuyos gobiernos deben invertir sumas millonarias para afrontar los vaivenes de un complicado mercado que no controlan.
Los precios del denominado oro negro gravitan poderosamente en los esquemas productivos globales y desestabilizan las economías emergentes y subdesarrolladas, ante las medidas paliativas que deben adoptarse.
Tienen un impacto directo en el ritmo de inversión pública de los gobiernos de naciones de economías pequeñas, impactan en los precios de la adquisición de materias primas importadas, alimentos y generan conflictos en sectores de servicios como transporte y hasta en el seno familiar con los aumentos del gas licuado para fines industrial, comercial y doméstico.
Los precios internacionales del petróleo se mantuvieron en baja durante todo 2020 y parte de 2021, pero en los últimos meses han ido en escaladas alcistas sintiéndose en las estaciones de gasolina de Estados Unidos y de América Latina.
La semana pasada el petróleo superó por primera vez en casi ocho años el precio de US$80 por barril, provocando alarmas entre gobiernos y actores económicos.
Así, la cotización del West Texas Intermediate (WTI), el crudo de referencia en Estados Unidos, cerró el lunes a US$80,52, confirmando una tendencia al alza registrada desde hace meses.
Según Mark Finley, investigador especializado en energía y petróleo del Centro de Estudios de Energía del Instituto Baker de la Universidad de Rice, entrevistado por BBC Mundo, la pandemia ha motivado en parte los aumentos.
Cita que los países miembros de la OPEP aplican una nueva estrategia de reestructuración de los precios para corresponder con las empresas productoras e indica que: “Ese es el principal factor. Por el lado de la demanda, estamos viendo una reactivación de la economía y de la movilidad tras el impacto de la covid-19, por lo que luego de haber vivido el año pasado la mayor caída registrada en la demanda de petróleo, este año probablemente registramos el mayor incremento que hayamos visto”.
Para la economía dominicana como de otros países subdesarrollados los aumentos en los precios del petróleo se constituyen en un dolor de cabeza.
A ese respecto, el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara Hatton, manifestó que ante la inflación en el precio del petróleo el Gobierno ha invertido en subsidiarlo.
El Gobierno el año pasado subsidió el aumento del precio de la gasolina en 15 mil millones de pesos. Ya en estos momentos lleva en lo que va de año alrededor de 1,700 millones de pesos. Eso no es suficiente por supuesto, hay que mejorar la producción agropecuaria, que la gente le llegue más rápidamente”.
Los millonarios recursos orientados al subsidio de los hidrocarburos reducen sensiblemente la capacidad de inversión gubernamental en obras de infraestructuras, al igual que en aquellos programas sociales y de protección a los sectores pobres.
De ahí, la importancia de que la comunidad mundial y especialmente las principales potencias armamentistas, se aboquen a solucionar sus diferencias por intermedio del diálogo y entendimiento diplomático.
Que se imponga siempre la comunicación efectiva y respeto entre el liderazgo mundial para así evitar mayores traumas, desesperación y pobreza a la humanidad que desea vivir en paz y con dignidad.
Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, de Rusia, Vladimir Putin y de China, Xi Jinping, deberían aprovechar esta coyuntura para reencausar sus relaciones bilaterales y focalizar puntos coincidentes con miras a construir un mundo más estable y de bienestar.
Nada conseguimos con las amenazas, tirantez, bravuconería y actitud desafiante. Después que el propio Putin admitió que nadie saldría ganador ante un conflicto armado entre su país y Ucrania lo mejor que debería construirse es el muro de la paz.
Demasiados recursos económicos invertidos en estructuras de misiles y armas de destrucción masiva que bien pueden ser incorporados a infraestructuras de desarrollo alrededor del planeta.
Para el filósofo humanista, filólogo y teólogo cristiano neerlandés, Erasmo de Rotterdam (1466-1536), “La guerra es bella para quien no participa en ella”.
Su visión del mundo en que vivió lo consagró como uno de los más grandes eruditos del Renacimiento nórdico.
Artículo de Manuel Díaz Aponte
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