Sin ambages lo acusaron de concebir un plan de regularización desde su particular punto de vista. Asimismo, alegaron que el plan presentado por Quico estaba destinado a premiar la ilegalidad.
Por Enrique Alberto Cabrera Vásquez
La rabia de Fenabanca contra Quico Tabar es agria, muy agria. Tanto que ni los esfuerzos por mantener sus motivos dentro del discurso diplomático le ayudaron a ocultarla.
Sin ambages lo acusaron de concebir un plan de regularización desde su particular punto de vista. Asimismo, alegaron que el plan presentado por Quico estaba destinado a premiar la ilegalidad.
Todos estos argumentos en contra de Quico pueden interpretarse como infundados, y de hecho los son; pero el trasfondo emocional que lo motiva es real: una rabia furibunda contra Quico Tabar.
¿Pero por qué? ¿Qué cosa tan mala pudo hacer Quico como para desencadenar una rabia tan grande en FENABANCA?
Tal vez el público en general no lo sepa; pero Quico Tabar cometió un acto muy ofensivo para FENABANCA: el acto de “desfundamentación” pública de su representatividad, una especie de invalidación súbita de su autoproclamada autoridad en el sector.
En efecto, el pasado 15 del presente mes el Administrador General de Lotería Nacional se atrevió a convocar directamente a todos los empresarios del sector de juegos de lotería con la finalidad de tratar los asuntos de la regulación del sector.
Para FENABANCA ese llamado fue un hecho ofensivo, el más grande cometido en su contra en sus largos años de vida, pues hasta ese “fatídico” día ningún funcionario público que haya tenido responsabilidades en los asuntos de lotería “se había atrevido a descartar a FENABANCA como único y exclusivo interlocutor autorizado frente al Estado”.
¿Pero por qué este simple llamado directo a los propietarios de bancas y puntos de ventas de lotería logró enfurecer tanto a FENABANCA? Porque con aquel simple llamado Quico Tabar, sin proponérselo, evidenció la falsa representatividad de FENABANCA en el sector de juegos de lotería.
En efecto, por años esta fantasmal organización se autoproclamó como la representante exclusiva de los banqueros. Y ciertamente que lo fue por un buen periodo de tiempo. Sin embargo, desde las transformaciones regulatorias promovidas con las leyes 139-11 y 253-12 FENABANCA perdió todo interés para la mayoría de los propietarios de bancas de lotería.
A partir de esa época ninguno de los empresarios significativos del sector le encontró sentido a FENABANCA, por eso sus reuniones y asambleas son encuentros vacíos, con no más de siete o diez personas. Ellos mismo lo comentan en las tertulias que realizan: “nosotros no representamos a nadie, ningún empresario de lotería significativo viene a nuestras reuniones”.
Y efectivamente, los verdaderos empresarios de juegos de lotería se dedicaron a desarrollar sus negocios a espalda de FENABANCA y con mucho éxito. Porque para qué apoyar a una organización que no tiene sentido para el desarrollo de los negocios de lotería.
A pesar de todo esto, los siete o diez dirigentes de FENABANCA, ninguno de los cuales tiene empresas de bancas de lotería importantes, si es que las tienen, se la arreglaron para hacerle creer a las autoridades y al público en general que ellos representaban al sector de juegos de lotería.
Para mantener esta percepción, ellos, habilidosamente recurrieron a denuncias truculentas e infundadas, a pago de publicaciones y a enfrentamientos constantes con las autoridades. Algunos medios les abrieron espacios creyendo que en verdad FENABANCA representaba al más importante sector de juegos de azar del país.
Pero con la aparición del señor Quico Tabar en el escenario, todo eso cambió. Primero, desafió el hecho de que la lotería estuviera obligada a realizar sorteos a FENABANCA y ahora desvela su falta de representatividad en el sector de juegos de lotería.
En el encuentro del jueves pasado esa falta de representatividad, sabida por todo el mundo, se mostró con mayor fuerza y presteza. Mientras los dirigentes de FENABANCA chispeaban en contra del Administrador General de la Lotería y su plan de regulación, la casi totalidad de los empresarios presentes asentían y aplaudían los planes del Administrador
Ahora entendemos la gran rabia de los dirigentes de FENABANCA contra Quico, por qué desean quemarlo vivo; pues con apenas dos o tres decisiones, este Administrador de la Lotería demostró que FENABANCA no es más que un gran cascaron vacío sin representatividad alguna dentro de los empresarios del sector de juegos de lotería.
¡En hora buena Don Quico! Su Plan de Regulación de Bancas no fallará. Eche pa’lante, que la sociedad lo apoya.