El continente se divide entre la condena y la apuesta específica por la mediación
MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) –
Diecisiete países africanos se abstuvieron el miércoles de votar en la Asamblea General de la ONU el borrador de condena a la invasión rusa de Ucrania y uno, Eritrea, se opuso directamente al texto, el único junto a la propia Rusia, en lo que se trata de una consecuencia, a juicio de los expertos internacionales, de la expansión de la influencia rusa en el continente africano bajo el presidente Vladimir Putin desde que en 2006 se convirtiera en el primer líder ruso en visitar el África subsahariana.
No obstante, y a diferencia de lo ocurrido con Crimea en 2014, la invasión está poniendo realmente a prueba la habitual neutralidad de los países africanos en relación a la presión internacional abanderada por Estados Unidos contra Rusia en el foro de la ONU sobre el largo conflicto en Ucrania. Un informe de 2021 sobre las perspectivas de la cooperación África-Rusia, publicado por la Escuela Superior de Economía de Moscú, señalaba que los países africanos han tendido a ser neutrales en lo que respecta a las acciones de Rusia en el pasado.
Este informe destacaba, por ejemplo, que "ninguno de los países africanos introdujo sanciones contra Rusia después de 2014. En la votación en la ONU sobre temas relacionados con Ucrania, la mayoría de los países del continente expresaron una posición neutral", según el informe, recogido por la cadena BBC.
Putin ha dedicado parte de su política internacional a restablecer las conexiones económicas y militares con los países africanos, en particular los de la región del Cuerno de África, tras los llamados "años perdidos" de la era de su predecesor, Boris Yeltsin. En 2015, el presidente ruso mencionó explícitamente a África dentro de las líneas maestras de la nueva política de seguridad internacional del país, y cuatro años después organizó una cumbre ruso-africana en la ciudad de Sochi, que contó con la participación de 43 jefes de Estado y de Gobierno africanos. Una segunda cumbre está prevista para otoño, presumiblemente en Adís Abeba, la capital de Etiopía.
Malí, que el miércoles se abstuvo de votar, alberga ahora a operativos rusos que están auxiliando a la actual junta golpista militar que gobierna el país en la lucha contra el yihadismo. Según las autoridades malienses, se trata de entrenadores militares dentro del programa de cooperación entre ambos países, mientras que Estados Unidos denuncia que son mercenarios del grupo ruso Wagner. Sea como fuere, a finales del mes pasado, la población de la capital de Malí, Bamako, salió a las calles con banderas rusas para celebrar su presencia al tiempo que aplaudía la salida de las tropas francesas.
En 2020, los países africanos importaron productos agrícolas de Rusia por valor de 4.000 millones de dólares; un 90 por ciento trigo. Egipto, que representó casi la mitad de las importaciones, seguido de Sudán (que se abstuvo en la votación del miércoles), Nigeria, Tanzania, Argelia (abstención), Kenia y Sudáfrica (abstención). "Rusia lleva desde 2014″, según explica a 'Foreign Policy' la investigadora de la Universidad de Quebec, Tatiana Smirnova, "diversificando considerablemente sus asociaciones económicas con los países africanos".
A ello hay que añadir otra cuestión esencial: Rusia protagoniza casi la mitad de todas las importaciones de armas en África, según la agencia de exportación de armas de Rusia y las organizaciones que supervisan las transferencias de armas, en lo que se trata de una representación de que Rusia exhibe intereses puntuales, en buena medida militaristas y caso por caso, lejos de la política más general de préstamos exhibida por China, por poner un ejemplo.
UNA INFLUENCIA IRREGULAR
De ahí el hecho de que países como Kenia se pronunciaran radicalmente en contra de la invasión de Ucrania y de las ambiciones expansionistas de Putin en el continente — como demostró el apasionado discurso de su embajador, Martin Kimani, quien llegó a remitirse al pasado colonialista de África –, lo que demuestra que las relaciones de Rusia en África están ligadas en gran medida a las élites gobernantes, necesitadas de poder militar, en países donde existe una enorme diferencia entre sus autoridades y el "pueblo llano".
"Es un número relativamente pequeño de países, pero todos tienen una característica que es que son bastante inestables y orientados a los recursos, o tienen líderes militares en la cima", estima el exasesor del Banco Mundial Harry Broadman a la cadena CNBC.
Pero, en términos generales, con Sudáfrica a la cabeza, los países africanos apuestan más por la mediación que por la condena, y han recibido con frialdad las sanciones internacionales contra Moscú, en particular en el ámbito de metales preciosos como el platino, que pueden conducir al encarecimiento de la demanda en pleno y difícil proceso de recuperación durante la pandemia de coronavirus, como explicó el martes la Comisión Financiera y Fiscal (FFC) del país, en un informe recogido por el portal sudafricano 'Business Tech'.
Ante esta tesitura, la Unión Africana está encontrando dificultades para enviar un mensaje nítido a favor o en contra de la invasión. No obstante, si que se declaró "perturbada" ante ciertas informaciones de que las fuerzas ucranianas estaban impidiendo la salida a los ciudadanos africanos afincados en Ucrania — donde hay unos 20.000 estudiantes del continente –.
Con todo, la influencia militar de Rusia es capaz de volcar la balanza en ciertos casos, véase Uganda (que también se abstuvo en la votación), donde altas esferas del Ejército han apoyado la invasión, empezando nada menos que Muhoozi Kainerugaba, comandante de las Fuerzas de Tierra e hijo del presidente, Yoweri Museveni. "La mayoría de la humanidad (que no son blancos) apoya la posición de Rusia en Ucrania", hizo saber el general.