Preocupa a los consumidores dominicanos, la ausencia de calidad en ciertos productos debido a que las malas prácticas comerciales permiten la oferta de bienes cuya originalidad es dudosa.
El próximo 15 de marzo se celebrará el día internacional del consumidor, la agenda de Consumers Internacional (CI) de este año, está centrada en el consumidor digital bancario y sus derechos que, se ven lesionados, de diversos modos, por ejemplo, mediante cargas arancelarias o sobre costos que no siempre se justifican, ni son informados o, bien, que tienen cierta carga de adhesión que impiden al usuario tener control o bien negociarlo.
A esta carga, se añade también, el coste del plástico pues existe una práctica deplorable de hacer cambio del mismo no a solicitud del usuario, sino que la banca le otorga una vida útil idéntica a la de la denominada obsolescencia programada.
En cambio, la agenda local de los consumidores, apunta a esa irregularidad que preocupa a Consumers International, pero no a la Superintendencia de Bancos (SB), ni a Proconsumidor; el consumidor nacional se queja de los precios, los cuales están a la libre e indican que hay especulación, pues el mismo artículo, en diferentes comercios de una misma zona, acusa precios muy diferentes y con tendencia alcista. Se queja de que la salud, ni es un derecho, ni es un servicio sino una mercancía con la que se especula al grado de que cualquier enfermedad, deja a la familia en estado de indigencia debido a los costes que se ve obligada a sufragar para obtener una solución.
Preocupa a los consumidores dominicanos, la ausencia de calidad en ciertos productos debido a que las malas prácticas comerciales permiten la oferta de bienes cuya originalidad es dudosa, pero sus precios son altos. Esto se debe a que, aunque el gobierno trabaja en las regulaciones que permitan verificar la calidad, la cantidad, el peso y el volumen de los productos y las mercancías, por intermedio de laboratorios que puedan determinar su conformidad se requiere de acciones y sanciones legales prescriptas en la Ley 166-12; obvio, el problema mayor consiste en que, según la ley de calidad, corresponde a Proconsumidor, vigilar el mercado a los fines de que se pueda establecer la conformidad de los bienes y de los servicios a los estándares propios del comercio regulado, como a la reglamentación nacional e internacional de los mismos. Esto ha sido siempre patético en el tema de los combustibles fósiles.
Ahora tenemos, de otra parte, que el conflicto entre Rusia y Ukrania ha varado a miles de consumidores de sendas naciones y, resulta que tampoco en este asunto se observa una actitud responsable de Proconsumidor, órgano que, al parecer, desconoce sus funciones y nada hace para canalizar las inquietudes de esos consumidores resultante de la situación de guerra en que se encuentran sus países respectivos. Esto implica que habrá de crearse un fondo contingente para resolver estos problemas, pero las garantía y la gestión debe dirigirla Proconsumidor. Es lo que no hace. Por tanto, ahora no solo el consumidor nacional es objeto de dejadez, sino que también, extranjeros atraídos por las bellezas naturales de nuestro país y sorprendidos con una situación de guerra, no tienen una solución práctica. Tocando al órgano de los consumidores asistirlos, pues, así como se dice que el turismo es la primera actividad económica de la nación que prevé divisas. En la misma proporción, los consumidores que vienen a gastar su dinero aquí requieren ser protegidos.
Otras naciones de Latinoamerica donde el turismo no es primera actividad económica, cuentan con fondos contingentes, por ejemplo, para poblaciones vulnerables en casos fortuitos de donde se infiere que, es tiempo ya de que la Republica Dominicana haga lo propio y Proconsumidor debería llevar la voz cantante en ello ante el ministerio de turismo y el ministerio de relaciones exteriores. Mas, nada se hace.
No se debe olvidar que, desde hace mucho tiempo, el Estado Dominicano, por intermedio de turismo, diseñó y pago campañas publicitarias encaminadas a atraer a esos consumidores; por tanto, toca ahora darles garantías en un momento crucial de su historia.
Los mismos fondos de la publicidad podrían ahora ser volcados hacía estos consumidores necesitados, a la vez, esa sería la mejor publicidad para nuestros productos. De modo que, exhortamos a Proconsumidor a encaminar sus buenos oficios ante el Ministerio de Turismo y a la Cancillería, a fin de conseguir un estatus digno para los turistas varados de Rusia y Ukrania.
Hoy son estos los lesionados, mañana podrían darse otras situaciones que ameriten lo mismo, por tanto, un modo de crecer en materia de seguridad turística es respetando la dignidad de los que hoy son consumidores vulnerables e incluso indeseables para el capitalismo salvaje que, en ocasiones, se aposenta en nosotros mismos. DLH-5-3-2022