El Partido de la Liberación Dominicana y la mal llamada Fuerza del Pueblo son la misma cosa, no importa que exhiban banderas distintas.
El expresidente Leonel Fernández no quiere, no le interesa, no le conviene, un Ministerio Público absolutamente independiente. El ex presidente Danilo Medina, tampoco. A Miguel Vargas y compartes, menos.
Ningún político que se haya trepado en el árbol del Estado para despojarlo de sus frutos, sus ramas y sus hojas, quiere un sistema de justicia que castigue la corrupción terminando de una vez y por todas con la impunidad. Todos los huyen como el Diablo a la Cruz.
El Partido de la Liberación Dominicana y la mal llamada Fuerza del Pueblo son la misma cosa, no importa que exhiban banderas distintas; su pensamiento y su comportamiento, siguen siendo los mismos. Las contradicciones coyunturales que los separaron nunca fueron, ni lo son, antagónicas. Las ambiciones desbordadas, tanto del grupo de Danilo Medina, como del grupo de Leonel Fernández, fueron el detonante que los separó. Danilo y sus lacayos querían continuar en el poder a toda costa, pero el Leonel y sus lacayos estaban opuestos rabiosamente, sumándose, para impedirlo, al reclamo popular en contra de otra reforma constitucional que legitimara la reelección. Si Danilo cede, unifica al partido y permite que Leonel fuera el candidato presidencial del PLD probablemente la historia sería otra.
El saqueo del país no se hubiera detenido. Con Leonel de presidente por cuarta vez, la corrupción rampante continuaría su agitado curso. Por suerte para el pueblo, ambos bandos se apertrecharon en sus posiciones contradictorias. Leonel se fue con su gente y formó un partido donde nadie se opondría nunca a sus aspiraciones presidenciales. Ambos, Danilo y Leonel parecen estar lejos, pero posiblemente nunca habían estado más cerca. Los intereses los separaron, ahora los intereses pueden unirlos. Parecen siameses. Tienen corazones separados, pero están unidos por otros órganos vítales: cabeza, tronco y extremidades. En la lucha contra el presidente Luís Abinader seguirán coincidiendo, incluso uniéndose eventualmente. No tienen de otra.
LA PUGNA
El PLD y la Fuerza del Pueblo se oponen a la existencia de un Ministerio Público Independiente, como se oponen a una ley de extinción de dominio porque entienden que sería como afilar cuchillos para sus propias gargantas por la complicidad con la corrupción, el lavado de activo y el narcotráfico que tantos daños causaron. En otras circunstancias ambos estarían purgando condena.
¿Quiénes fueron los jefes del Ministerio Público y de las altas cortes durante los tres gobiernos de Leonel? Abel Rodríguez del Orbe, Radhamés Jiménez Peña, César Pina Toribio, Francisco Domínguez Brito. Amigos, socios de oficina de abogados y dirigentes del PLD. Como presidente de la Suprema Corte de Justicia designó a Mariano Germán, su canchanchán de vieja data. El control de la justicia que mantuvo Leonel fue superior al de Joaquín Balaguer. El funcionario más popular de su primer mandato lo fue Guillermo Moreno, a quien canceló pagando un precio político, precisamente por actuar desde la fiscalía del distrito nacional apegado a la Constitución y las leyes. (Demasiado independiente para los propósitos del mandatario y su pandilla) Danilo, por su parte, nombró a Jean Alan Rodríguez para que manejara el Ministerio Público a su antojo y hoy paga las consecuencias desde la cárcel. (Lástima que el ex mandatario no lo esté acompañando). Danilo, al igual que Leonel, tuvo el control casi absoluto del sistema judicial. No es casual que en ambos gobiernos la corrupción alcanzara los más altos niveles que registra la historia del país. El PLD montó un entramado de corrupción que ni “La Cosa Nostra” siciliana superó. La impunidad primó en todo momento. Cientos de denuncias de corrupción fueron ignoradas olímpicamente. Nadie terminó en la cárcel pese a las evidencias. Esos señores, que pretenden volver al poder alguna vez, no quieren un Ministerio Público independiente para en un futuro, que aspiran no sea muy lejano, repetir sus hazañas. (¡Zafa!)
Esos ex presidentes modificaron la Constitución en 2010 y 2015. Lejos de aprobar una Carta Magna pétrea, con fuertes candados (como los que exigía Leonel) para evitar desmanes de políticos inescrupulosos como ellos mismos; lejos de crear un Ministerio Público independiente, lo ataron más al poder Ejecutivo. Colocaron al Procurador o Procuradora en el Consejo Nacional de la Magistratura, órgano que también convirtieron en un comité de base del PLD. Ahora, cuando por primera vez un presidente quiere despojarse de los poderes que le da precisamente la Constitución, para hacerla más libre, más progresista, garante de los derechos ciudadanos, se oponen. Se levantan rabiosos del Consejo Económico y Social, que ellos mismos crearon, faltándole al respeto a todos los presentes, incluyendo empresarios, comerciales, lideres religiosos, etc.
LA CARTA DE ANTOLIANO
El consultor jurídico del poder Ejecutivo, Antoliano Peralta Romero le remitió una carta al monseñor de la diócesis de la provincia Peravia, el economista, no abogado, Víctor Masalles, que extrañamente tiene una coincidencia política impresionante con la oposición, sobre todo con el PLD, donde le explica el contenido de la propuesta del presidente Abinader: “son tres los objetivos principales: robustecer el sistema de controles de los poderes del Estado y los órganos constitucionales; eficientizar los procesos propios del Estado y la Administración Pública; consolidar el ejercicio democrático, a través de mejoras puntuales al régimen electoral y el procedimiento legislativo”.
“Para los fines anteriores, sugerimos -dice Antoliano- fortalecer el texto vigente en el sentir siguiente: (1) se modificaría el proceso de formación de leyes, para hacerlo más participativo y cercano a la gente; (2) respecto al Ministerio Público, se modificarían las atribuciones y modo de escogencia de un máximo titular, para hacerlo verdaderamente independiente; (3) se modificaría la composición del Consejo Nacional de la Magistratura para retirar del mismo al Procurador General de la República y se reforzarían algunas de las atribuciones; (4) se fortalecerían las herramientas para despolitizar las altas Cortes y Órganos Constitucionales; (5) se fortalecería el sistema de control de los fondos públicos”. (¡Más claro, ni el agua!) ¿Por qué rehuir al debate? ¿Por qué levantarse abruptamente de una reunión convocada para analizar las propuestas del presidente Abinader? ¿A qué le teme Leonel, Danilo, Miguel Vargas y compartes?
Leonel Fernández sabe, como supongo que también lo sabe Danilo Medina, que la Constitución no se puede modificar sin una ley previa sobre los aspectos que serian introducidos o modificados. Y que aprobada esa ley, es imposible agregarle o sumarle nuevos elementos. Saben, por igual, que el presidente Abinader no habla de reelección, ni de modificar el 50 más uno. El mandatario ha sido bastante claro y preciso. Antoliano Peralta en su carta a monseñor Masalles y en declaraciones a la prensa lo ha explicado muchas veces. El PLD, la FP y sus aliados, incluyendo a Monseñor Masalles, no tienen argumentos sólidos para oponerse a la necesaria reforma constitucional. (¡Es Gadejo!)