Balaguer la consentía y prefirió limitarla “a la puerta de su despacho”.
¿Qué pasa por la mente de un presidente cuando le informan que colaboradores estarían inmersos en actos de corrupción?
Bosch, quien culpó fundamentalmente a la corrupción de su derrocamiento, dijo que no importaría familiaridad ni amistad ante sospecha de inconductas, se vio compelido a someter a la justicia a un funcionario amigo poco tiempo después de su ascenso al poder.
Balaguer la consentía y prefirió limitarla “a la puerta de su despacho”, convirtiéndola en un vergonzante pero eficiente instrumento político de gestión gubernamental.
Los perredeistas la condenaron en los discursos, pero el gobierno de Antonio Guzmán (hombre fuera de toda sospecha) se vio afectado y ya sea por vergüenza de a quiénes habría alcanzado el peculado o amenazas solapadas de compañeros de partido que le sucederían en el gobierno, decidió quitarse la vida de un pistoletazo.
El peledeismo asumió discursivamente el purismo de Bosch, pero gobernó con el librito balaguerista y el estropicio fue descomunal: también sacados del poder por la corrupción, pero por enchumbe.
Al PRM y a Luis Abinader lo instala en el poder el hartazgo nacional por el mal uso de los fondos públicos, por lo que el mandatario ha asumido la bandera de la transparencia y de la corrección en la gestión del patrimonio nacional.
Empero, denuncias, sospechas, investigaciones, rumores han provocado suspensiones y cancelaciones de funcionarios oficiales y la insistencia del mandatario de que no aceptará inconductas.
“Y, sin embargo, se mueve”, citan muchos al olfatear y hasta constatar irregularidades en dependencias oficiales.
¿Qué informaciones llegan al Presidente? ¿Habría ordenado investigaciones? ¿En cuántos lugares estarían en curso? ¿En cuáles casos pudieron confirmarse las filtraciones? ¿Cuáles solo incompetencias o chismes? ¿Se “resolverían” algunos casos con los esperados decretos de mitad de mandato?
Cuentan que hay mandatarios que han sufrido mucho por estas situaciones por los niveles de cercanía y afectos de involucrados, mientras algunos lo han tomado como “oportunidades” para chantajear y lograr incondicionalidades.
Contraloría, que estuvo o está ocupada, en levantamientos en gestiones de administraciones pasadas tiene un reto importante.
La Dirección de Contrataciones Públicas, muy activa hace meses, exhibe un ruidoso silencio, que preocupa a muchos. ¿Estaría “guapito” Carlos Pimentel o se apresta a fuertes “lanzamientos”?
La Cámara de Cuentas se mantiene activa en la realización y difusión de auditorías, fundamentalmente de las especiales solicitadas por el ministerio público que investiga casos de corrupción del gobierno anterior. Ha entregado cinco, de once solicitadas, enfocados en información económica-financiera.
“Hay cosas que encontramos que no se decían antes”, llamó la atención el presidente Janel Ramírez en entrevista a El Caribe y CDN, al distanciarse de los “maquilladores” anteriores y revelar el envío del informe de la ejecución presupuestaria del 2021.
¿Irregularidades, inconsistencias o ámbitos de peritaje ignorados en el pasado? Esperemos.
Desde diversos sectores se levantan reclamos de cambios de funcionarios que desde el primer día mostraron incompetencia y que se reiteran en los errores.
Aunque algunas críticas lucen muy sesgadas por situaciones particularísimas, otras ameritan la ponderación de Abinader.
Los “peajes” y reclamos de porcentajes han reaparecido en algunas instituciones públicas y los gritos suben de tono cada día. Mezcla de incompetencia y corrupción.
La irrupción de la campaña electoral podría agravar la situación, ya que los señalados o “sorprendidos con la mano en la masa” (dinero) podrían acudir al inmoral alegato de que reúnen fondos para financiar el proceso.
Abinader no podrá suplir personalmente las fallas aunque siga con una veintena de actividades los fines de semanas.
“Antes, los funcionarios estaban dispuestos a coger un tiro por el presidente; ahora hay funcionarios que hacen que el presidente coja un tiro por ellos”. F. Jovine en tuiter.