La convención de delegados debe ser aprovechada para corregir entuertos, que son muchos, para crear una corriente política e ideológica.
Existen tres modalidades para realizar la convención del Partido Revolucionario Moderno establecidas democráticamente en el estatuto aprobado recientemente, entre ellas la asamblea de delegados; por lo tanto, no se puede considerar ilegal. Pudo haberse escogido el voto universal, que tampoco habría volado la norma. Pero, por alguna razón que desconozco, dado que no soy miembro ni dirigente de esa organización, su dirección decidió que fuera por delegados. ¡Y así se hará!
Le pregunté a un alto dirigente del PRM por qué de delegados y no mediante el voto universal y secreto, a lo que me respondió: porque cualquiera de las dos modalidades habría dado el mismo resultado: José Ignacio Paliza, presidente y Carolina Mejía, secretaria general, porque esa fue la decisión que adoptó el liderazgo nacional en consulta con los principales dirigentes. Y porque era más fácil, menos costosa y traumática. Además -acotó- los lideres están para dirigir, para tomar decisiones que no siempre serán del agrado de todos los miembros.
Noticia relacionada: Tontón se lanza en busca de la presidencia del PRM en Nueva York
De algo estoy convencido: actualmente no hay ninguna posibilidad de una división en el PRM. Intentar una fragmentación en estos momentos sería desacertado, un error infantil. No significa, por supuesto, que no se produzca en otro momento. Ahora bien, ese mismo liderazgo, encabezado por el presidente Luís Abinader, lejos de vanagloriarse del éxito, dado el hecho que la correlación de fuerzas le favorece, tiene que actuar con prudencia, tolerancia y pluralidad. Para imponer una decisión no hay que pisotear ni patear a nadie, ni ignorar los puntos de vista de la minoría. Las minorías siempre son relativas en política. El poder -lo digo siempre- es como un columpio: Sube, pero baja. Nunca se queda en un punto. Es como un péndulo. Además, la historia política enseña que los amigos de hoy son los enemigos de mañana. Y viceversa. No hay enemigos pequeños.
El PRM aun está en construcción, aun le falta estructurarse, disciplinarse y adoptar una línea programática que le de sentido y lo diferencie de los demás partidos. Las diferencias entre los principales partidos del país, PLD, FP y PRM son mínimas. Los tres se parecen. Ninguna ideología los distingue y separa. Las contradicciones entre todos los partidos del sistema no son antagónicas. Representan los mismos intereses estratégicos. A las mismas clases sociales, que no son los obreros, campesinos, amas de casas, etc., aunque todos los citan y dicen defender.
La convención de delegados debe ser aprovechada para corregir entuertos, que son muchos, para crear una corriente política e ideológica o programática que lo diferencie del resto, darse una dirección cohesionada, con espíritu de cuerpo, que procure su crecimiento y fortaleza para encarar los desafíos del porvenir, que son cada vez más. es la única manera de mantenerse en el poder o de continuar siendo una fuerza política poderosa.
(Un partido político no es una agencia de empleos ni un tour operador para turistas. Ahora bien, Abinader tiene que acogerse a la tesis de Hipólito Mejía: “gobernaré para todos sin olvidarme de los míos”)
El PRM tiene que trazarse como meta convertirse en una organización política para el porvenir, no solo para el presente, teniendo como meta el desarrollo económico y social de la República Dominicana, combatiendo la corrupción, con un ministerio público sin ataduras políticas y económicas que imponga el imperio de la ley. Un partido para impulsar el crecimiento humano del pueblo, lo cual no será posible sin un sistema educativo y de salud modernos invirtiendo los recursos que sean necesarios. Un partido revolucionario y moderno de verdad, que genere confianza y fe en la población con un liderazgo constantemente renovado, cediendo el paso, dejando que las nuevas generaciones sean quienes conduzcan los destinos de la nación. (Es mi humilde opinión)