ROMA – Al cabo de un año de persistentes aumentos, los precios mundiales de los alimentos descendieron 0,8 % en abril, lo que ofrece un respiro a los países importadores con bajos ingresos, informó este viernes 6 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La leve disminución “es un gran alivio, en particular para los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, aunque los precios aún se mantienen cerca de los recientes valores máximos alcanzados”, dijo el economista jefe de la FAO, Máximo Torero.
Ese clima alcista “refleja la persistente escasez de suministros en los mercados y supone un desafío para la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables en todo el mundo”, agregó Torero.
Los precios de la carne, que registró un nuevo máximo histórico, el azúcar y los productos lácteos siguen subiendo, y también se elevaron los del arroz y el trigo.
Sin embargo, el índice global de los precios de los alimentos de la FAO promedió 158,5 puntos, 0,8 % menos que el récord histórico de 159,3 en marzo.
El índice de la FAO rastrea los cambios mensuales en los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios comúnmente comercializados, y ha tenido como base de 100 puntos las cuotas medias de exportación del período 2014-2016. El promedio actual es 29,8 % más alto que el de hace un año.
Los precios treparon en marzo tras la invasión de fuerzas de Rusia a Ucrania, países que son grandes exportadores de cereales, aceites comestibles, fertilizantes y combustibles, y en el leve descenso de abril influyó la expectativa de mayor producción de algunos rubros en otras regiones, en los próximos meses.
La caída más brusca de precios la experimentaron los aceites vegetales con un descenso de 5,7%. La disminución se debió a que el racionamiento de la demanda hizo bajar los precios de los aceites de palma, girasol y soja.
“La ligera disminución es un gran alivio, en particular para los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, aunque los precios aún se mantienen cerca de los recientes valores máximos alcanzados, lo que refleja la persistente escasez de suministros en los mercados y supone un desafío para la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables en todo el mundo”: Máximo Torero Cullen.
La baja se contuvo por la incertidumbre sobre las disponibilidades de exportación de Indonesia, el principal exportador mundial de aceite de palma, que contuvo un mayor descenso de los precios internacionales.
Siguiendo la estela de los aceites vegetales, el índice de precios de los cereales cayó 0,7 puntos en abril, impulsado por un descenso de tres por ciento en los precios mundiales del maíz, y a pesar de alza de 0,2 % del trigo y 2,3 % del arroz.
En el caso del trigo, el alza siguió al bloqueo de los puertos ucranianos y a la preocupación por la situación de los cultivos en Estados Unidos, pero se moderó por envíos superiores a lo previsto desde India y Rusia
El precio del arroz subió por la fuerte demanda desde China y Oriente Próximo, y el del azúcar creció 3,3 % debido a que aumentó el precio del etanol y hubo preocupación por el lento inicio de la cosecha en Brasil, el mayor exportador.
La carne alcanzó un nuevo máximo histórico, al crecer 2,2 %. El aumento se debió al alza de los precios de las carnes de cerdo, de bovino y de aves de corral, los que se vieron afectados por las interrupciones de las exportaciones desde Ucrania y nuevos brotes de gripe aviar en el hemisferio norte.
El costo de los productos lácteos también creció 0,9 % por la continua escasez de oferta mundial, ya que la producción de leche en Europa occidental y Oceanía continuó por debajo de sus niveles de temporada.
El alza mayor estuvo en el precio de la mantequilla, debido a un aumento repentino de la demanda por la actual escasez de aceite de girasol y margarina.
La FAO estima que la producción mundial de cereales se situará en 2799 millones de toneladas, un crecimiento de 0,8 % respecto a la cosecha de la temporada 2019/2020, mientras que su uso aumentará 0,9 %, pasando a ser de 2785 millones de toneladas.
El nuevo cálculo sobre las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas de 2022 se sitúa ahora en 856 millones de toneladas, 2,8 % por encima de sus niveles de partida, como consecuencia de una acumulación de existencias en parte a causa de la suspensión de las exportaciones de Ucrania.
La previsión para la producción mundial de trigo crecerá hasta los 782 millones de toneladas, que incluye una reducción de 20 % de la cosecha de este cereal en Ucrania y un descenso de la producción a causa de la sequía en Marruecos.
Por su parte, Brasil recogería una cosecha récord de 116 millones de toneladas de maíz, pero las condiciones atmosféricas afectarían su producción en Argentina y Sudáfrica y también en Estados Unidos, donde disminuiría cuatro por ciento la superficie sembrada por los altos costos de los fertilizantes y otros insumos.