Sospecho que alguien está conspirando contra el presidente Luís Abinader. Dirán que es una conjetura -y lo es- pero no necesariamente falsa.
No sé, pero no creo que la inseguridad ciudadana que provocan los asaltos, atracos y robos que se han desatado en las últimas dos o tres semanas sean casuales. ¿Qué es lo que no se ve? Alguien está detrás de todo cuanto está pasando. No sé qué saben los organismos de seguridad del Estado que la población no sé. Me resulta muy extraño tanta violencia, como de la nada.
Sospecho que alguien está conspirando contra el presidente Luís Abinader. Dirán que es una conjetura -y lo es- pero no necesariamente falsa. Es posible – ¡claro que es posible! que quienes han planificado acciones violentas tengan como propósito minar la buena imagen del presidente y del gobierno.
En el país había una relativa calma; el raterismo apenas se sentía en los barrios. La tasa de homicidio había bajado notablemente, al igual que los robos, atracos y otros delitos. De repente aparece una ola de crímenes y delitos que espantan a la ciudadanía y obligan al gobierno a lanzar a las calles patrullas mixtas, cosas que ocurre en casos excepcionales.
No puede ser casual. Alguien tiene que estar detrás. Me pregunto si la inseguridad ciudadana es percepción o realidad; incluso si se trata de ambas cosas para crear temor y desasosiego en la población para hacer difícil la gobernabilidad y la paz social.
El presidente Abinader ha estado haciendo lo que nunca antes en medio de una crisis tan profunda como la que padece el país y el mundo, invirtiendo en la gente para evitar que la inflación se trague sus ingresos. Ha subsidiado los combustibles, los fertilizantes, los productores agropecuarios, aumentado los salarios incluyendo militares y policías. Los programas sociales han aumentado elevando el número de beneficiados. Los planes de austeridad del gobierno impidiendo gastos superfluos han dado sus frutos. Se acabó la francachela del pasado.
El otro elemento, que puede ser objeto de análisis y explicar la ola de violencia de estos días es el cambio de paradigma que el presidente Abinader quiere hacer en la Policía Nacional, que ha encontrado resistencia tanto dentro como fuera de la institución. No todos dentro de la Policía quieren otra Policía. En la Policía hay grupos que durante años han operado secuestrando, robando, asaltando y matando, cuando hay que matar. Por primera vez en muchos años un presidente intenta “meterle mano” a la Policía. Los presidentes del PLD le temían tanto a la Policía como a las Fuerzas Armadas; por eso permitieron las bandas. Leonel Fernández temía que los guardias y los policías los “tumbaran”. Y Danilo Medina también. Durante los gobiernos del PLD la corrupción no estuvo fuera de los cuarteles. El jefe de seguridad de Danilo es una pequeña muestra…
No olvidemos lo que ha sucedido con el narcotráfico: En menos de dos años de gobierno del PRM y Luís Abinader, a quien el PLD y sus bocinas acusaban de ser candidato del narco, ha decomisado o incautado más drogas que en los 20 años del PLD. El narcotráfico
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ha sido golpeado como nunca antes. Los narcotraficantes han perdido miles de millones de dólares, algo que no sucedió en los gobiernos del PLD.
Y finalmente está la lucha contra la corrupción que mantiene el gobierno de Abinader. Si bien es cierto que aún no caen los grandes corruptos, no menos ciertos es que dentro del PLD y de la Fuerza del Pueblo hay pánico. Mucha gente durmiendo con ropa para cuando llegue el Ministerio Público tocando sus puertas con una orden judicial.
Todos esos elementos: lucha contra el narcotráfico, contra la corrupción, los cambios dentro de la Policía Nacional, más el adecentamiento del Estado, pueden explicar la conspiración y la sedición para desestabilizar al gobierno del PRM. ¿sí o no?