En América Latina y el Caribe los flujos aumentaron 56 %, a 134 000 millones de dólares en 2021, con un crecimiento de 74 % en Sudamérica
GINEBRA – La inversión extranjera directa (IED) se recuperó el año pasado en todo el mundo para alcanzar los niveles previos a la pandemia covid-19, llegando a 1,6 billones (millones de millones) de dólares, pero la tendencia no se mantendrá en 2022, expuso un informe presentado este jueves 9 por la Unctad.
El análisis de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) prevé que “no se podrá sostener el crecimiento de 2021, y los flujos globales de IED en 2022 seguirán probablemente una trayectoria descendente y, en el mejor de los casos, permanecerán sin cambios”.
Según la Unctad, la IED aumentó 64 % en 2021 con respecto al año anterior gracias a una serie de fusiones y adquisiciones, y al crecimiento rápido del financiamiento de proyectos internacionales.
Las cifras desagregadas muestran que la recuperación benefició en alguna medida a todas las regiones, aunque cerca de 75 % de los flujos de inversión se concentraron en las economías desarrolladas, donde aumentaron 134 %, con las empresas multinacionales registrando ganancias récord.
Los flujos hacia las economías en desarrollo subieron 30 %, a 837 000 millones de dólares, el nivel más alto jamás registrado, en gran parte debido a la fortaleza en Asia, una recuperación en América Latina y el Caribe, y un repunte en África.
En América Latina y el Caribe los flujos aumentaron 56 %, a 134 000 millones de dólares en 2021, con un crecimiento de 74 % en Sudamérica, sostenido por una mayor demanda de materias primas y minerales que se usan en tecnologías limpias y que pueden ayudar a la transición hacia una economía baja en carbón.
Los flujos de IED hacia la región se habían desplomado en 45 % durante 2020, la caída más pronunciada registrada en las regiones en desarrollo ese año.
El repunte en 2021 fue impulsado por un número récord de 317 proyectos totalmente nuevos anunciados en tecnologías de la información y las comunicaciones en toda la región, un aumento de 61 % en comparación con 2020.
“El crecimiento también fue fuerte en las industrias objetivo tradicionales, como la fabricación de automóviles, la electricidad, los servicios financieros y de seguros, así como las industrias extractivas”, dijo James Zhan, director de la división de inversiones y empresas de la Unctad.
América del Sur vio crecer la IED a 88 000 millones de dólares (50 000 millones en Brasil, la mayor economía regional), a medida que la inversión comenzó a regresar a los sectores de la minería y la energía.
En Brasil uno de los proyectos greenfield (desarrollados en áreas sobre las que no existen construcciones) fue el lanzamiento de la iniciativa de Bravo Motor, con sede en Estados Unidos, para fabricar en el país sudamericano vehículos eléctricos, baterías y otros componentes, a un costo de 4400 millones de dólares.
Los flujos de IED a Chile aumentaron 32 %, a 13 000 millones de dólares, sostenidos por varias adquisiciones importantes y un interés renovado en proyectos mineros.
Un importante proyecto es la construcción de una planta de amoníaco, valorada en 3000 millones de dólares, por parte de inversores austríacos y daneses y la cual tendrá su propio parque eólico terrestre, electrolizadores e instalación portuaria.
Colombia vio crecer la inversión extranjera en 26 %, a 9000 millones de dólares, impulsada por las entradas en el sector manufacturero y en los servicios de transporte, logística y comunicaciones. Mientras tanto, los flujos a Argentina y Perú se recuperaron a niveles previos a la pandemia.
México experimentó un aumento de la IED de 13 %, a 32 000 millones de dólares, lo que le convierte en el segundo mayor receptor de la región después de Brasil.
El mayor salto se dio en las tecnologías de la información y la comunicación. El gigante chino Huawei, por ejemplo, anunció que abrirá en México un centro de datos en la nube con una inversión de 4500 millones de dólares.
Los flujos de IED a Costa Rica casi se duplicaron, a 3200 millones de dólares, con nuevas inversiones en zonas económicas especiales, y en Guatemala se alcanzó un nivel récord de 3500 millones de dólares.
En el Caribe la IED aumentó 39 %, a 3800 millones de dólares, debido principalmente a los 3100 millones captados por República Dominicana.
Pero de acuerdo con el análisis de la Unctad, la guerra en Ucrania ha cambiado radicalmente el clima de inversión, al impulsar la inflación de los alimentos y combustibles y restringir el financiamiento.
Además, la pandemia sigue impactando las economías, las tasas de interés continúan al alza y se teme una recesión, lo que genera un sentimiento negativo en los mercados financieros.
Rebeca Grynspan, la costarricense secretaria general de la Unctad, expuso la necesidad de que se invierta en capacidad productiva, en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, y en la mitigación y adaptación al cambio climático.
Subrayó la falta de inversión en sectores relevantes para los ODS, sobre todo en alimentación, agricultura, salud y educación, donde los flujos siguen a la baja.
“Las tendencias actuales de inversión en estas áreas no son positivas, y aunque los países enfrentan problemas inmediatos muy alarmantes derivados de la crisis del costo de vida, es importante que podamos invertir para el largo plazo”, concluyó Grynspan.
Publicado originalmente en Ipsnoticias.net
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