No hay dudas de que la geopolítica de América Latina ha dado un giro de manera acelerada y ese fenómeno, al parecer, es irreversible con el ascenso al poder de figuras políticas que profesan la ideología izquierdista.
La escogencia en las urnas de candidatos de esa corriente política es un mensaje claro de que los ciudadanos latinoamericanos abogan por los nuevos cambios en la sociedad, que están hastiados de vivir en situaciones paupérrimas y gobernados por políticos de dudosa honestidad, mediocres e incapaces de garantizarles una convivencia digna.
La fórmula es simple: sustituir lo viejo por algo nuevo; lo malo por lo bueno; lo injusto por lo justo; los políticos corruptos, por gentes honestas con real vocación de servicio. Los tradicionales dinosaurios de la política ya no son atractivos para los latinoamericanos, sino que requieren de nuevos rostros que les garanticen cambios sustanciales. En términos generales, hay un amplio rechazo a los usurpadores del erario.
Es decir, la meta es elegir a personas que ofrezcan soluciones a los problemas políticos, económicos y sociales, de manera que se pueda vivir con más sosiego, que se reduzca la desigualdad social, que la población de menores ingresos financieros tenga acceso a los programas o servicios importantes, como salud, educación, alimentación, transporte, seguridad y justicia.
Es la razón del ascenso al poder de líderes de la izquierda, que emergen a la palestra pública con otras estrategias aprovechando el desgaste del liderazgo político de derecha y centro.
Es así como emergen a ese escenario presidentes de izquierda, como el colombiano Gustavo Petro, el candidato del Pacto Histórico electo con más de 11 millones de votos; Gabriel Boric en Chile y Xiomara Castro en Honduras.
Boric, que pertenece a Convergencia Social, un partido político de izquierda vinculado al Frente Amplio, celebró su triunfo en la segunda vuelta electoral, el domingo 19 de diciembre de 2021.
Tras esa victoria, en sus redes sociales Boric compartió un breve mensaje en el que enuncia la agenda del gobierno que pretende desarrollar con un estilo muy distinto al de su predecesor Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique: “Somos unidad. Somos esperanza. Somos más cuando estamos juntos. Seguimos!”.
De paso, cabe resaltar que luego del retorno a la democracia en Chile, Sebastián Piñera fue el primer presidente derechista en gobernar el país sudamericano y el segundo, en el mismo proceso eleccionario, en ocupar dos veces ese puesto, aunque en esta oportunidad su mandato se vio seriamente salpicado por las protestas sociales y el escándalo de los Pandora Papers (o Papeles de Pandora).
Lo de Honduras fue una sorpresa. La izquierdista Xiomara Castro, esposa del ex gobernante Manuel Celaya, derrocado por un golpe de Estado en 2009, consiguió más de un millón 700 mil votos en las urnas, siendo la primera mujer en llegar a la presidencia de su país.
La nueva gobernante, electa el 20 de diciembre de 2021, asumió sus funciones en enero del 2022 en sustitución de Juan Orlando Hernández, cuya administración estuvo marcada por supuestos actos de corrupción y vinculaciones con el narcotráfico.
Fue extraditado recientemente hacia Estados Unidos acusado de propiciar la impunidad para el trasiego de droga.
Actualmente, y es un punto relevante, el mapa de América Latina está en ascenso en cuanto a la ideología izquierdista de sus gobernantes. Veamos la siguiente clasificación:
Argentina: Alberto Fernández (izquierda); Bolivia, Luis Alberto Arce (izquierda). Su rotunda victoria electoral del pasado 18 de octubre de 2020 confirma el apoyo del pueblo boliviano a la Revolución Democrática y Cultural, conquistada desde el Gobierno de Evo Morales; Cuba, Miguel Díaz-Canel (izquierda); México, Andrés Manuel López Obrador (izquierda); Nicaragua, Daniel Ortega (izquierda); Panamá: Laurentino Cortizo (centro-izquierda); Perú, Pedro Castillo (izquierda); Venezuela: Nicolás Maduro (izquierda).
Para citar algunos, los años anteriores surgieron dirigentes de ideología izquierdista o socialista cuyas gestiones fueron cuestionadas y bombardeadas en forma implacable por los críticos reaccionarios anticomunistas. Sin embargo, son considerados líderes históricos que en sus momentos asumieron posturas responsables, firmes y decididas en busca de mejores condiciones de vida para la población más empobrecida.
Entre esos personajes están Fidel Castro (Cuba), Hugo Chávez (Venezuela), ambos ya fallecidos; Ignacio Lula da Silva (Brasil), Cristina Fernández de Kirchner (centro-izquierda), en argentina. Esta última militó en la Juventud Peronista y combatió en su momento al gobierno ultra derechista de María Estela Martínez de Perón (Isabelita), esposa de Juan Domingo Perón.
También, Evo Morales que en las elecciones de 2005 obtuvo casi el 54% de los votos en urnas y asumió el poder el 22 de enero de 2006 para convertirse en el primer presidente de origen indígena. Es el tercer mandatario boliviano en la historia de la República elegido por mayoría absoluta de votos, después de Hernán Siles Zuazo en 1956 y de Víctor Paz Estenssoro, en 1960. Morales se mantuvo 14 años en el poder y es uno de los líderes más reconocidos de la izquierda latinoamericana.
Además, Rafael Vicente Correa Delgado, economista ecuatoriano que gobernó por diez años, cuatro meses y nueve días, desde el 15 de enero de 2007 hasta el 24 de mayo de 2017, siendo el mandatario ecuatoriano que más tiempo ha permanecido en el poder de forma continua. Su régimen proclamó como sus objetivos la implementación del socialismo del siglo XXI y del desarrollo sustentable y sostenible de la sociedad ecuatoriana desde el socialismo y un estilo de vida humanista, lo cual se ha denominado como buen vivir.
En la medida que los políticos de derecha y centro continúen demostrando incompetencia para solucionar los problemas vitales de la sociedad, la ideología izquierdista se convierte en la opción de cambio en la discriminada y explotada Latinoamérica.
La interrogante es la siguiente: ¿Cuál será el próximo presidente de izquierda que asumirá el mando en América Latina y el Caribe, los próximos años, luego de la elección del peruano Pedro Castillo y el colombiano Gustavo Petro?
Es un fenómeno social emergente que avanza en forma avasalladora, pero que debe conciliar acuerdos con los adversarios de la centro-derecha para gobernar sin obstáculos.